En la región de la Araucanía, al sur del famoso volcán Llaima en el Parque Nacional Conguillío y al norte del concurrido volcán y Parque Nacional Villarrica, hay un extenso y poco explorado terreno que pocos conocen, y que tiene un volcán con la historia volcánica más interesante de la zona. Es el volcán Quetrugudu o Sollipulli (complejo que no supera los 2282 msnm), que si ustedes lo mapean ahora mismo lo encontrarán al norte del Lago Caburgua y al sur de la ciudad de Melipeuco.
Texto: Sebastián Anguita
Desde Mayo comenzamos a organizar esta travesía en esquí de montaña (que varios amigos y familia la teníamos pendiente desde hace un par de años. Pregunté, junté y hicimos con un grupo extraordinario la expedición noreste suroeste al volcán Sollipulli.
Con Camilo Elton decidimos sacar la travesía adelante y seguir con la tradición “pondera” familiar, ya que hace varios años atrás el papá de Camilo (Sebastián Elton), Claudio Díaz, Juan Carlos Fuentes y varios más lo cruzaban. Y no lo hacían con los equipos y tecnologías que tenemos ahora.
Sebastián Elton tiene casa en el sector de Cochor, en el lado sur del volcán, y Raimundo “Sota” Anguita (mi padre) en el valle de Alpehue, en el lado norte. ¡Está diciendo! Hay que unir las casas.
La fecha elegida de la expedición fue el fin de semana del 18 de septiembre: hay buena nieve, buena temperatura, buen tiempo y todos pueden. La travesía estuvo pensada para hacerla en 3 días, aunque también era posible hacerla en 2. Yo tuve que guiar el lado norte y Camilo en el lado sur. Nadie conocía la travesía completa, fue netamente exploratoria.
Día 1: Salir del Bosque
Fuimos 15 los motivados a hacer la travesía. Partimos el viernes temprano desde Villarrica en dos transfer. Luego de dos horas de viaje llegamos a Melipeuco, para recoger a Franco Mellado y Josefina Elton, que llegaron en bus esa misma mañana desde Santiago para poder comprar las últimas cosas que faltaban. Luego de partir a la entrada de la Reserva Nacional Villarrica (1180 msnm), reparar el pinchazo de un transfer, preparar equipo, montar los esquíes a la mochila y sacar la infaltable foto inicial, comenzamos a caminar, al mediodía. A los 10 metros de empezar a caminar ya había nieve y durante una hora pasamos por un alucinante bosque de nothofagus y araucarias, arreglándolas para desenredarnos de las quilas. Al salir del bosque nos encontramos con una maravillosa vista al cono Chufquén y varias bajadas paradisíacas para esquiar. Tuvimos un rato para conversar, pusimos pieles y partimos a randonear.
A medida que subimos observamos una panorámica donde, de a poco, se asomaban los volcanes Llaima, Sierra Nevada, Lonquimay; al fondo el Callaqui y la Reserva Nacional China Muerta. En ese lugar estaba prohibido no sacar fotos
El objetivo del día era acampar en el glaciar del cráter, pero no alcanzamos a llegar, por que empezamos más tarde de lo que teníamos planeado. Pero ya cerca de llegar a la cumbre percibimos que la luz ya estaba comenzando a terminar su labor y que debíamos buscar otro lugar para pasar la primera noche. Vimos a la distancia una especie de terraza gigante, con buena vista y pendiente para montar el campamento (2120msnm). El Solli nos designó un hotel igual de “mil estrellas” que si hubiéramos dormido en el glaciar. Teníamos una vista increíble desde el Sierra Nevada hasta el lago Icalma. Yo creo que esa era la parte más helada del Sollipulli, porque hacía mucho frío y se mantenía excelente nieve para esquiar (nieve polvo o powder).
Día 2: Bajada al Cráter
En la mañana siguiente algunos nos salimos de las carpas a conversar con las manos en los bolsillos esperando recibir los rayos del sol, porque no íbamos a trabajar de ninguna manera con ese frío (-5°C). El sol llegó, el resto se levantó, ordenamos y salimos cerca de las 11:00, que también fue tarde según lo planeado. Continuamos subiendo hacia la cima para luego bajar al glaciar.
Me adelanté para buscar un lugar seguro para bajar al cráter mientras el resto se agrupaba. Nos comunicamos con radio y eso nos facilitó las cosas. Subí la cima este y me encontré con una vista impresionante al glaciar completo, repito, ¡impresionante!. Camilo encontró una muy buena bajada incluso con powder. Era una bajada de 30 segundos pero que la disfrutamos a concho ya que fue una de las esquiadas más largas.
Sacamos pieles, la esquiamos y a poner pieles de nuevo para cruzar el cráter. Era todo plano e inmenso, un mar de nieve. Avanzamos unos minutos para sacarnos la foto oficial del grupo; cuando nos estábamos instalando para la foto Camilo dice ¡hay que cantar el himno nacional! Así que apareció la típica cinta de bandera chilena de los dieciochos y cantamos a todo grito y corazón. Seguimos randoneando en el mar de ponder; Jaime Errázuriz y el Matías “matito” Pimentel anduvieron como atletas, el Jeremy y el Ignacio Elton, snowboarders, amarraron todas sus cosas a la tabla y la usaron como trineo de carga.
La segunda mitad de la expedición
Fueron casi 3 kilómetros de travesía por el glaciar. Llegamos a una pared fácil de subir para salir del cráter y comenzar la parte por el lado sur. Anclamos una cuerda para el apoyo y llegamos al otro lado con una nueva vista; ¡cambio de volcanes! Era momento de despedirse de los volcanes del norte y saludar a los del sur (Lanín, Quetrupillán, Villarrica y más atrás el complejo Mocho Choshuenco). Momento para alimentarse, sacar más fotos y partir a la segunda mitad de la expedición. Comenzó la jornada de Camilo, que nos tenía que llevar al cajón de las frutillas para luego bajar al refugio Cochor. Estábamos desplazados al este del refugio a sí que tuvimos que hacer “traverse” para acercarnos al cajón de Las Frutillas; avanzamos con una vista impresionante a los volcanes y con el Villarrica humeando, como siempre.
Las ansias comenzaron a llegar y vimos que podía ser posible llegar ese mismo día al refugio. A medida que avanzamos nos dimos cuenta que estábamos más al este de lo que pensábamos. Entre una pequeña separación del grupo y otra randoneada extra el sol, comenzaba a avisar con un pequeño cambio de luz que debíamos decidir si acampábamos o nos íbamos directo al refugio. La nieve comenzó a cambiar a color naranjo y ponerse más dura, lo que fue difícil para los snowboarders: había que caminar por una buena pendiente y de hecho hubo que subir a la Jose Elton con cuerda. Al llegar a un gran portezuelo estábamos entrando al valle del Coirón y vimos las huellas de Sebastián Elton y Federico Elton (el papá y el hermano menor de Camilo), que nos íbamos a encontrar.
Hace un rato nos habíamos dado cuenta que tomamos el camino equivocado. Cuando salimos del cráter debimos haber subido al filo montañoso del oeste del volcán, que nos iba a llevar directo al cajón de Las Frutillas. Pero nosotros bajamos, lo que hizo que nos demoráramos más de lo planeado.
Descendimos por el valle del Coirón hasta una terraza de roca. Este momento estuvo preocupante: debíamos llegar a las huellas pero no sabíamos qué había entremedio. Bajamos por el lado de la terraza y tuvimos que hacer un traverse con mucha pendiente y estar lo más arriba posible. El Luquitas Llanquinao, la Jose e Ignacio Elton -que andaban en snowboard- no pudieron cruzar. La pendiente era demasiado fuerte como para sacarse la tabla y caminar; el único remedio era que bajaran a un bosque de araucarias con una buena pendiente, pero si la lograban subir, podían llegar a las huellas. Al final armaron campamento en el bosque porque ya se estaba haciendo de noche.
Día 3: El final
A la mañana siguiente con Camilo y Franco los fuimos a buscar al bosque, desarmamos los campamentos y seguimos al tan esperado cajón de las frutillas. Esquiamos la última parte del cajón y entramos al bosque que era un poco más difícil que el del lado norte. Durante un poco más de una hora aguantamos la caminata entremedio de la nieve y quilas con todo el peso de los esquíes en la mochila.
¡Y al fin llegamos al refugio! ¡No era un mito! Era tanta la satisfacción y felicidad que Thomas Samsing (Sir Thomas), tenía algo guardado que solo lo iba a sacar en el momento correcto: era un skishot. Instaló 4 vasitos pintorescos traídos desde Chamonix Mont Blanc a lo largo de un esquí, llenando cada uno con Jägermeister. Luego de celebrar y conversar lo buena que salió la expedición nos fuimos en los transfer para terminar con el asado final en la casa de Camilo en Villarrica.
Agradecimientos:
-Sol y Nieve, Willy Hatcher, Chilebackcountry, Mauricio Carrasco, Sebastián Catalán, Verónica Neut, Miguel Matos, Sebastián Elton, Raimundo Anguita y a todos los que ayudaron directa o indirectamente a hacer posible esta expedición.
Randoneros:
Camilo Elton, Domingo Letelier, Federico Scheuch, Franco Mellado, Gregorio Vargas, Isidora Court, Ignacio Elton, Jaime Errázuriz, Jeremy Hatcher, Josefina Elton, Lucas Llanquinao, Matías Pimentel, Nikolas Kransiansky, Sebastian Anguita, Thomas Samsing