Entrevista a Pablo Valenzuela, Fotógrafo.

Pablo Valenzuela es un fotógrafo que se ha dedicado a retratar los paisajes de Chile en imágenes. Con una carrera de más de 20 años ha publicado variados libros de fotos evocando la naturaleza de nuestro país bajo mirada profunda y única y con estilo minimalista. En esta entrevista nos expresa su atracción por la geografía chilena, de su trayectoria y las razones detrás de su estilo fotográfico.

Pablo Valenzuela Vaillant

52 años/Fotógrafo /Santiago, Chile

¿Qué encuentras en los paisajes naturales de Chile que te atrae tanto?

La particular ubicación y forma del territorio de Chile hacen de éste un escenario muy inspirador para la fotografía de paisajes. Es un país con un patrimonio natural enorme, muy variado y de importantes contrastes. Por un lado tenemos amplias glaciares y bosques y por otro, grandes extensiones desérticas. Además está la presencia permanente de los Andes y el Pacífico, a muy corta distancia entre uno y el otro, lo cual genera las condiciones óptimas para tener un territorio accidentado y de gran variedad de climas.

A través de la fotografía de paisajes, he logrado establecer una relación muy especial con la naturaleza. Junto con ser una expresión artística en la cual comprometo todos mis sentidos, en mi existe un sólido vínculo con el paisaje retratado. Lo mío es una búsqueda incesante, sin límites, que persigue rescatar aquellos momentos únicos e irrepetibles.

¿Qué valoras de la fotografía minimalista? ¿Por qué en la mayoría de tus publicaciones prefieres ese “estilo”?

Me atraen mucho los paisajes minima­listas, de pocos elementos figurativos y cromáticos. En mi trabajo fotográfico, no busco las grandes vistas y paisajes. Por el contrario, persigo alejarme de la obvie-dad para acercarme a lo abstracto. Trato de alejarme de la imagen típica postal y turística. Busco abandonar la amplitud para concentrarme en lo mínimo. En las líneas y texturas. En las luces y sombras. Pero sin jamás alejarme de la realidad. Porque la realidad está ahí y es uno el que la interpreta. Sin intervenciones durante ni después de la toma.

Qué particularidad del norte y del sur por separado te atrae? ¿Hay algún lugar favorito en cada una de esas zonas para tus fotos?

Aunque en general me atrae una buena parte del territorio nacional, tengo una particular preferencia fotográfica por los extremos norte y sur, esto es, Altiplano y Patagonia. En ellos encuentro ese paisaje lineal, de escasos elementos figurativos. En la nueva serie que estoy trabajando -Habitar la inmensidad- ambos escenarios son muy inspiradores. Si tuviese que elegir algún lugar específico para esta serie, la zona de San Pedro de Atacama y el altiplano de Arica es perfecta. Lo mismo con el norte de Tierra del Fuego y los alrededores de Puerto Natales.

¿Cómo comenzaste con la fotografía y cómo fuiste tomando el camino actual: de fotografía de paisajes de Chile? ¿Fue siempre lo que más quisiste fotografiar? ¿Qué te llevó a ese camino?

Fue un proceso paulatino.. Siempre me atrajo viajar y subir cerros. Subiendo montañas me hice un buen caminante y, por cierto, un sensible observador. El contacto con la montaña despertó en mí un profundo amor y un vínculo muy fuerte con la naturaleza y a su vez, una necesidad de transmitir estas sensaciones. Por eso, una vez que me titulé de ingeniero, quise dedicarme a lo que más me apasiona, fotografiar Chile y contribuir a la valoración, cuidado y conservación de nuestro patrimonio. Con el tiempo he ido evolucionando hacia una fotografía más abstracta, donde también están incorporados el patrimonio cultural y la gente.

¿Qué aspecto de lo humano te gusta representar en tus fotografías, en las de paisajes sobre todo. Qué buscas expresar de lo humano en tus fotos?

Estoy muy motivado por el paisaje humano, con la misma mirada y estética de la que he hablado. Busco esa geometría en aquello, el plano cerrado, la fotografía limpia y cuidada., natural y sin posar.

Un tema que me atrae mucho es la forma de intervención humana en el paisaje, de cómo los chilenos habitamos un territorio desafiante.

Otro tema que me motiva mucho son las fiestas religiosas populares, los bailes, el movimiento, la expresión de los rostros. De hecho, este año iré por cuarta vez a la fiesta de Ayquina con el fin de hacer un libro y una exposición.

¿Qué destacas de Chile y sus paisajes? Alguna reflexión de la belleza escénica o las características de los paisajes de nuestro país.

Chile es una gran fuente de inspiración. Creo que a través de una mirada artística puedo contribuir a poner en valor el patrimonio cultural y natural de Chile. En nuestro país falta mucho por hacer y, por cierto, falta enamorarnos de lo nuestro. Par mí, una buena foto es aquella que logra transmitir algo, que conmueva. Una foto que dé cuenta de una realidad dada por el espacio y el instante, desde una perspectiva personal. Una foto que se logra con la mirada, no con los efectismos técnicos que no hacen otra cosa que quitar la magia de ese instante.

Luego de un año de la publicación de La Geometría del Instante, ¿qué feedback has tenido, qué sensaciones le generan a las personas siguen tu trabajo?

Creo que esto ha tenido muy buena recepción. La gente reconoce una composición y luz distinta, una búsqueda que persigue mostrar Chile desde otra perspectiva. En un comienzo la fotografía fue para mí el medio para dar a conocer y poner en valor el patrimonio natural de Chile. Lo que un inicio tuvo una mirada más documental con cierto sentido ambientalista, con los años fue evolucionando hacia una visión menos obvia, más abstracta, que es lo que me motiva hoy en día. Ahí nació el concepto estético de La Geometría del Instante. Si bien el sentido de generar amor por lo nuestro nunca lo he abandonado, he derivado hacia una mirada cada vez menos literal, más íntima.