Más de 70 pilotos se juntaron en el encuentro más grande de parapente de Chile. La 9º versión de Licanfly suma cada año más adherentes y es un clásico que nadie se quiere perder.
Texto: Mariana Campos. Fotos: Rodrigo Ponce.
Llegaron de Argentina, Brasil, Francia, Alemania, Estados Unidos y de varias ciudades chilenas. Pilotos solos y otros con sus familias, la cosa era ponerse a volar. La actividad organizada por el Club de Parapente Vuelo Sur de Temuco es un clásico del sur del país y durante ese fin de semana, decenas de velas multicolores sobrevolaron las inmediaciones del Lago Calafquén.
Saliendo de Licán Ray, camino a Coñaripe y a sólo un par de kilómetros, se encuentra el cerro Challupén. Este monte, que tiene una altura de 620 metros sobre el nivel del mar y una orientación oeste – suroeste, fue el lugar que se usó para el despegue de los pilotos. La vista desde aquí es increíble y el vuelo toma una ruta que abarca desde Playa Chica y pasa por la Península, la Playa Grande, las Islas, el Lago Panguipulli, la Laguna Pullinque, sumado a las montañas que rodean el cerro y al majestuoso volcán Villarrica.
El aterrizaje se encuentra aproximadamente tres kilómetros en línea recta hacia el suroeste, en el sector denominado “El Badén”, locación histórica por ser el lugar por donde descendió la lava proveniente de la erupción del volcán en 1971.
Sin duda que el entorno mágico de los paisajes y la comunión con la naturaleza rodeada de un bosque de araucarias milenarias, hicieron de este espectáculo un panorama imperdible y de primer nivel.