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Primera fecha Latitud Sur Expedition, Codegua 2017

Tito Nazar nos cuenta en primera persona como se vivió esta carrera de trail sobre los cerros de Codegua y sobre el aspecto social que tienen estas competencias.

Texto: Tito Nazar – Fotos: Francisco Ibarra, Belén Martínez

La primera fecha de Latitud Sur Expedition (LSE) fue en Codegua, a 20 kilómetros de la ciudad de Rancagua. Wikipedia dice que los indígenas llamaban al lugar «CO – DEUY – Y – HUE», que significa «lugar de aguas de ratas».
Cada carrera de trail running es como un plato que está condimentado por quien lo organiza. El autor es el que le agrega la salsa, y como un restorán captura cierto tipo de clientela.  Uno de los platos cautivantes de LSE es que sus fechas son ricas para aprender a correr y para ganar experiencia. Pero además si te vuelves un perro arrasador de senderos de montaña, el nivel es alto y siempre pelearás a muerte con algún terrícola que se despedaza en la semana para no dar tregua a ni un costo por un puesto en el podio.

Me inscribí para la distancia de 32 Kilómetros con 1.800 metros de desnivel positivo.
El circuito giró en torno a montañas algo secas, pero menos intervenidas que las que se ven usualmente en el sector de Santiago. Desde que se inició la carrera nos tocó pasar por unos cursos de aguas de regadío levemente fríos, cosa que agradecimos para aliviar los pies y músculos machacados.
Seguimos un buen rato por bosques con árboles que daban sombra lo que fue muy apreciado por los corredores que debimos soportar que el termómetro se elevara por sobre los 35 grados.
El marcaje fue excelente, y no hubo posibilidad de perderse. Pero la altimetría tenía algo sospechosamente desafiante: la mayor parte de la ganancia de altura sería en la primera mitad, ergo, la segunda parte sería prácticamente de bajada.
La noche anterior a la carrera hubo un pequeño cambio en la ruta. Parece que el dueño de un terreno ya no quería que lo asistentes pasaran por sus tierras. Eso llevó a la organización a cocinar para el menú un plan B que se iba a convertir en la némesis de los comensales.
La cúspide de la carrera era un promontorio donde desde lejos se veía una bandera de la organización flameando. Desde ahí quedaba el regreso a la línea de partida volviendo en varias secciones por donde mismo habíamos trepado y que incluía lugares sin ninguna protección del sol.
A algunos no les gustan los tracks donde se comparten pasadas con gente viniendo desde direcciones diferentes; tiene su incomodidad por temas de quién pasa primero en cada encuentro. Sin embargo tiene un toque agradable que es el aspecto social. Encontrarse con gente que uno no conoce y a pesar de ello echarse porras mutuamente ciertamente eleva la moral para hacerte rendir mejor. Mejor aún es el empujón cuando viene alguien conocido. Ahora hay factores impredecibles como que saludes a alguien y por mirar hacia atrás mientras te alejas tropiezas. Son detalles que mejoran o empeoran la experiencia de una carrera en el Trail Running.

El paisaje era precioso, por la cantidad de cursos de agua y por la vegetación de tonos verdes furiosos, agradables para la vista.
Faltando unos 4 km. para llegar a la meta me encontré con Verónica Lobos (Vero Wolfi para los amigos runners) que me pasó el dato de que después de una subida del terror, todo el resto era bajada. En mi inmenso apuro por llegar a la meta le dije “OK”, pero no había lógica en sus palabras pues en la altimetría de la carrera salía que todo el resto era solo bajada. LSE debió alterar una sección. Fue una pasada corta, pero intensa y nos dio el gusto de saborear algo distinto. Fue como saborear algo picante que le cambió el sabor a la carrera.
Sufrimos con la carrera pero quedamos con el gusto de haber probado algo distinto. La sufrimos con amigos, con la organización, con los acompañantes de los corredores, con los personajes locales de Codegua que fueron a vender sus comidas y artesanías, la sufrimos con los fotógrafos, con los marcadores de ruta, con la asistencia médica, la sufrimos todos con la sonrisa más grande en cientos de fotos capturadas en la meta, porque de eso se trata al final: de hacer eso que amamos, que es correr por los cerros, y lo disfrutamos más cuando podemos nutrirnos juntos con la comunidad “comensal runners”.

Gracias a LSE por haber preparado un plato gratamente divertido, equilibrado, justo en intensidad y alto en amigos, buena onda y alegría.
Definitivamente recomiendo la mano del Chef Pablo Garrido.