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Ascensión al cerro Chopicalqui en Perú

Con 6554 msnm, este cerro fue el que eligió un grupo del Club Wechupun para enfrentar este recién pasado invierno. Aquí contamos sobre este desafío de altura que vivieron en Perú, en un grupo de 8 montañistas y trekkeros.

Texto: Héctor Hormazábal, Club Andino Wechupún

Todo empezó la primera semana de junio cuando nos reunimos en casa del tío Lucho a celebrar su cumpleaños. Todos ya sabíamos que el motivo principal de la discusión iba a ser la expedición a Perú, idea que había nacido en el verano cuando estábamos en el Marmolejo. En una primera instancia se suponía que el Huascarán sería nuestro objetivo, sin embargo, tío Lucho, propuso el Chopicalqui, ya que en temporadas anteriores había ido dos veces junto al club y a la fecha aún no lograban cumbre. Sumado a eso, tres de los integrantes de esta expedición, Henry, Rodrigo y el tío, ya habían intentado hace tres años, por lo que conocían la zona y la logística necesaria. Así fue como empezamos a evaluar rápidamente la mejor fecha, el cerro, las lucas y en menos de dos horas habíamos decidido que nos iríamos, la última semana de junio –o sea dentro de muy poco tiempo- a intentar el Chopicalqui, cumbre de 6554 msnm.

Nevado Chopicalqui

A la semana siguiente, todos pedimos permiso en nuestros respectivos trabajos y acto seguido compramos los pasajes. Así fue como transcurrieron las semanas y llego el día de partir. Nuestro avión despego a las 04:00 del día domingo 23 de Junio y a las 08:00 ya estábamos en Lima. En el aeropuerto nos estaban esperando para llevarnos al terminal de buses y así fue como luego de unas compras partimos rumbo a Huaraz.

A Llanganuco

Llegamos a las 19:00 y nos dirigimos inmediatamente al hotel. Ahí fue cuando nos encontramos con nuestro buen amigo Percy Ángeles, oriundo de la zona, quien ya nos había organizado toda la logística. Cenamos con él y acto seguido nos fuimos a dormir. Al día siguiente, luego de juntarnos con Percy a desayunar, dividimos para hacer las tareas previas antes de irnos al cerro. Comprar pan, verduras, alimentos, combustible, ir a la casa de guías a preguntar por el estado del cerro, etc. ¡Nada podía quedar al azar ya que estaríamos 8 días en la montaña!

Cristina Orellana y Luis García camino a campo Morrena.

Partimos a las 13:00 hacia el cajón de Llanganuco , zona bastante concurrida por encontrarse cerros como el Pisco, Los Huandoy, Chacraraju, Yanapacha, Los Huascaranes, y el Chopicalqui, entre otros. Una vez cruzada la entrada al Parque Nacional Huascarán, comenzamos a subir paulatinamente, siempre en nuestra van, la cual nos dejó aproximadamente a los 4254 msnm en la curva del glaciar Kinzl, previo a una parada logística en Cebollapampa para contratar porteadores. Así fue como comenzamos la aproximación al campo base del Chopi, a eso de las 17:00; si bien el tramo no era de más de una hora, fue muy agotador ya que tuvimos que portear toda nuestra carga en dos viajes muy extenuantes. A las 19:00 ya estábamos todos reunidos en el campamento, nos instalamos, armamos carpas, cocinamos y quedamos en despertarnos al día siguiente a las 06:00.

Durante la escalada.

 

Trekking y Montaña

Efectivamente, al otro día, comenzamos a movernos a eso de las 6 o 7 de la mañana, ya que habíamos quedado con los porteadores de que nos recogerían a las 08:00 para trasladar nuestra carga hacia el campo morrena. Sin embargo, los porteadores no llegaron a las 8, ni a las 9 ni las 10; aparecieron a las 11:00, y para nuestra sorpresa, solo la mitad de los que habíamos contratado. No obstante, nos dijeron que no nos preocupáramos, que harían 2 porteos con toda la carga, que todo estaba bajo control. En este punto la Carola con la Vanessa se devolvieron hacia Cebollapampa, ya que su intención no era subir el cerro sino que realizar trekking en las inmediaciones del Pisco. Así que nosotros partimos hacia el campamento morrena a eso de las 11:30 y a las 16:00 ya estábamos todos arriba, con toda la carga. De ahí en más, lo típico, ir a buscar agua, armar campamento, cocinar, hidratarse y descansar.

Tramo de escalada corto.

A eso de las 17:00 llegaron 2 grupos, el primero compuesto por un aspirante a guía peruano y un colombiano, y el segundo compuesto por tres eslovenos, quienes intentarían cumbre en la madrugada desde este mismo punto. Al día siguiente, al levantarnos, pudimos apreciar a gran distancia como los eslovenos sorteaban los últimos tramos de la ruta antes de llegar a la cumbre. Mientras, nosotros, nos preparábamos para irnos hacia arriba. Aquí fue cuando tío Lucho nos comunicó que se quedaría en el campamento junto a Alejandra ya que no estaba muy bien de salud. A las 12:00 ya nos encontrábamos caminando hacia el campamento alto. Subimos la última parte de la morrena y llegamos al hielo, nos equipamos, y comenzamos la progresión.

Campamento base.

La navegación, si bien de cuidado, se facilitaba debido a que algunos ya habían pasado por ahí y así fue como al cabo de tres horas nos encontramos con los eslovenos quienes venían de regreso de la cumbre; intercambiamos algunas palabras, les preguntamos por los tramos complejos, y de ahí seguimos subiendo. Llegamos al Campamento Alto a las 16:00, nos encontramos con el aspirante peruano y el colombiano, quienes habían salido 2 horas antes que nosotros, y acto seguido, montamos nuestras carpas.

Con ritmo

La posición geográfica de este campamento es soberbia, ya que se encuentra entre los Huascaranes y el Chopicalqui con una vista increíble a los Huandoy y el Chacraraju, por consiguiente tomamos gran cantidad de fotos antes de irnos a dormir. Una vez que nos hidratamos y comimos, decidimos que el horario de salida del día siguiente hacia la cumbre sería a las 01:00. Nos fuimos a nuestras respectivas carpas y cada uno trató de descansar a su manera, durmiendo, dormitando o simplemente acostado sin poder pegar un ojo.

Bajando el filo.

A las 23:30 de esa misma noche nos comenzamos a mover; la Cristi nos comunicó que se quedaría en el campamento, derretimos nieve y nos equipamos; si bien no salimos a las 1, a las 2 ya estábamos listos para nuestro intento a la cumbre.

Comenzamos, ni rápido ni lento, pero a un paso sostenido, tratando de buscar un ritmo entre los cuatro que íbamos  hacia arriba. Las paradas eran pocas y cortas para no perder temperatura, ya que el frío se hacía sentir bastante. Así fue como conectando tramos del filo, llegamos al primer paso delicado de la ruta, el cruce de la rimaya, la cual requería conectar el puente de nieve con un pequeño, pero muy expuesto, tramo vertical de escalada. Superado ese tramo, seguimos, siempre por mucha pendiente. A esas alturas la ruta tenía una inclinación promedio de 45°, en algunos tramos, y siempre estaba expuesta a caídas hasta la base del cerro. Y así fue como nos sorprendió la luz del día, justo antes de un breve tramo de escalada, el cual una vez realizado, daba la posibilidad de apreciar por vez primera la cumbre, a distancia. Después de eso, descansamos, y nos percatamos de que el peruano y el colombiano, quienes habían salido una hora antes que nosotros, ya venían de regreso. Cruzamos un par de palabras y nos dijeron que aproximadamente nos quedaban dos horas hacia la cumbre.

Camino a la cumbre.

La Cumbre

Y seguimos avanzando, bordeamos toda la cumbre por la izquierda en un largo y expuesto traverse que nos dejó bajo la cumbre, era el último paso vertical que nos faltaba por superar de la ruta. Armamos un anclaje, nos encordamos, y con  piolets en ambas manos nos lanzamos. Si bien no era una escalada larga ni compleja, tenía ciertos tramos verticales y aéreos, los cuales requerían de cierta concentración, y así fue como al cabo de unos largos minutos se fijó la cuerda en el punto más alto para que pudiera subir el resto. Nos reunimos y avanzamos los últimos pasos que nos quedaban. ¡La cumbre ya era nuestra!

Travesía en glaciar.

Estuvimos no más de 10 minutos arriba, Rodrigo buscaba la insignia del club entre los bolsillos de su chaqueta, Cristián filmaba con su cámara el gran panorama, Henry alzaba una pequeña banderita chilena que traía consigo, y yo (Héctor) tomaba fotos como loco; estábamos eufóricos, la alegría nos consumía. Pero, teníamos que bajar, y nos lo teníamos que tomar con calma ya que eran las 11:00 y a esa hora la nieve ya había reblandecido bastante y sumado a eso estábamos bastante agotados. Y así fue como empezamos a montar rapeles, uno tras otro, siempre asegurando muy bien la estaca que enterrábamos. Si bien de subida solo nos aseguramos con cuerda en 3 tramos, de bajada, nos aseguramos el doble. Hicimos alrededor de 6 rapeles o más. Y así fue como comenzamos a descender, perdiendo altura paulatinamente, hasta que de un momento a otro el clima comenzó a cambiar. Primero una plumilla leve, luego se tapó y la visibilidad se redujo bastante, sin embargo, era lo suficiente para seguir avanzando, hasta que llegamos a nuestro campamento, felices y contentos pero muy agotados. Ahí estaba la Cristi, también contenta por nuestro regreso, ella había filmado un corto video en el momento en que Rodrigo se comunicaba con ella desde la cumbre vía radio. Fue muy emotivo recordar el momento.

De izq. a der: Rodrigo Quezada, Cristián González, Henry Arce, Héctor Hormazábal.

Disfrutar la Cordillera

Esa tarde hicimos muy poco, luego de comer algo;  básicamente tomar sopa y abrigarnos porque la temperatura había descendido bastante, todos nos acostamos a descansar ya que nos habíamos exigido demasiado aquella jornada y aún nos faltaba seguir descendiendo.

Al otro día, comenzamos a bajar a las 10:00, de a poco, con cuidado. Nos dábamos cuenta del vasto campo de grietas en el cual estábamos metidos, algunas muy cortas, otras gigantes. Salimos del hielo, bajamos el pedacito de morrena y llegamos al campamento, ahí nos reencontramos con el tío Lucho, quien nos felicitó a cada uno por lo logrado. El nos contaba que anteriormente el ya había venido 2 veces a intentar el cerro con otros chicos del club, pero que esta era la primera vez en la que se hacía cumbre. La tercera es la vencida dicen por ahí. El resto del día lo gastamos en comer, comer mucho y rico, hacer tonterías como sacarse fotos locas, hablar de lo humano y lo divino, de la vida, arreglar nuestras cosas y  el mundo. Al día siguiente  los porteadores llegaron a buscarnos a las 10:00 y bajamos directamente a Cebollapampa. Una vez todos reunidos nos reencontramos con las chiquillas, compramos unas ricas cervezas y de ahí en más, todo fue disfrutar de la vida en un entorno maravilloso como es Cordillera Blanca.

En el ascenso.

Trekking versus Montañismo

Como ya comentamos anteriormente, dos de los integrantes de esta expedición tenían decidido desde Santiago que sólo se dedicarían a realizar trekking por la zona. El área cuenta con variados circuitos de distintas intensidades, los cuales recorren paisajes naturales increíbles. Así es como el segundo día, mientras nosotros nos íbamos al campamento morrena, las chicas, regresaban hacia Cebollapampa, establecían su propio campamento y de ahí en más se dedicaron a recorrer.

Equipo Técnico Utilizado

-2 cuerdas dry

-3 parejas de piolets hieleros

-4 estacas

-equipo de campamento

-Botas Dobles

-Anillas largas

-3 carpas Alta Montaña

-3 anafres de bencina

Integrantes

Carolina Flores

Vanesa Tobar

Alejandra Tobar

Cristina Orellana

Luis García

Rodrigo Quezada

Henry Arce

Cristián González

Héctor Hormazábal