Entre el cobijo de los cerros y la inmensidad del cielo abierto, los campos verdes y el desierto que avanza, el sol cálido del día y el frío de la noche, en el corazón mismo del Valle del Elqui, Vicuña, una localidad que aún no pierde el encanto de un pueblo chico, recibe a los turistas con los brazos abiertos.