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La idea de la plancha ecológica surgió en 2007, cuando el brasileño Jairo Lumertz vivía en Hawai y creó su primera tabla de surf eco. Después de siete años en ese lugar, el surfista decidió regresar a Brasil y difundir la técnica que utiliza botellas PET para la fabricación de una tabla de surf. Años más tarde, Jairo se instaló en la playa de Santa Catarina Garopaba y – junto con su socia, Carolina Albuquerque Scorsin – comenzó a dar conferencias en las escuelas públicas municipales, enseñando a niños de 5-16 años a confeccionar su propia tabla de surf.
«Queremos permitir que el surf y educar a los niños sobre la importancia de la correcta eliminación de los residuos para el futuro de nuestras playas, medio ambiente y calidad de vida de las generaciones actuales y futuras, en este caso los niños», dice Jairo .
Jairo dice que no es recomendable usar la tabla con olas grandes ya que se podría romper y ser peligrosa para el que la está usando. La resistencia de esta tabla no es la misma de las tablas normales, sin embargo dice que es una interesante forma de promover el deporte entre las personas más pobres.