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SUP Expedición Magallanes

Una mezcla de dolor e impotencia,  es lo que sentí al ver las imágenes del devastador incendio que arrasó con miles de hectáreas en Torres del Paine. Apenas 2 semanas antes había podido vivir una de las experiencias más gratificante de mi vida en Magallanes, y especialmente allí mismo donde se inició el incendio, frente al glaciar Grey. Nuestra naturaleza cambia siempre y las experiencias que nos entrega un lugar son cada vez únicas e irrepetibles.

Texto: Arnaud Frennet

Fotos: Philip Muller

El objetivo

Al mirar atrás hoy me doy cuenta que la Expedición Mall Sport Magallanes me llevó a meterme en SUP en lugares muy simbólicos, con los cuales tengo ahora una relación personal y única. La expedición tenía como objetivo principal realizar la primera cruzada del Estrecho de Magallanes en Stand Up Paddle. Adicionalmente esperaba poder remar en otros lugares de la Patagonia, pero no teníamos mucha fe de que lograríamos remar al lado de un glaciar, y menos el Grey. De todas maneras había elegido llevar una tabla de SUP inflable por su comodidad para llegar a lugares insólitos… y resultó ser una muy buena decisión.

 

Las condiciones

La cruzada del Estrecho tenía que programarse en una estoa, es decir cuando las corrientes cambian de flujo a reflujo y se neutralizan por casi 30 minutos. Si bien la distancia es de apenas 5 kilómetros en la Primera Angostura, las engañosas corrientes entre los océanos Atlántico y Pacifico pueden alcanzar 10 nudos, creando remolinos y complicando seriamente la navegación. Son el principal peligro para cruzar el Estrecho en ese punto, su boca oriental, junto con los fuertísimos vientos que soplan prácticamente sin cesar. Disponíamos de 5 días – 11 estoas diurnas- para que, en una de ellas, los vientos se calmaran y me dejarán cruzar hacia Tierra del Fuego. Pero el día antes de tomar vuelo a Punta Arenas, estuvimos a punto de anular la expedición dado el mal pronóstico de viento: solo un día y dos estoas se veían con condiciones favorables de viento. Eran para las 06:00 y las 13:00 horas del día 10 de diciembre.

El riesgo era alto, más aun que la capitanía de puerto rechazó dar autorización para la primera estoa de la madrugada. Todo se iba a jugar a las 13:00, sin segunda opción…

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El premio inesperado

Condenados a esperar hasta el viernes, decidimos aprovechar para recorrer la zona e intentar meternos al agua en algunos de los paisajes más impactantes de la Patagonia. Es allí que vino lo mejor del viaje: a las 23:00 del día miércoles 7 nos conseguimos lo que ya teníamos descartado tras varios meses de intentos: la autorización de meternos en el lago Grey con el SUP. No había que pensarla mucho, era una oportunidad imperdible y decidimos correr a Torres del Paine, lo que nos alejaba de 6 horas de nuestro objetivo principal, la Primera Angostura.

Pero no fue en vano. Las condiciones que nos tocaron en el Grey fueron realmente excepcionales. Tras una rica sesión de SUP downwind entre los icebergs en la parte sur del lago, nos embarcamos al atardecer para recorrer la orilla del glaciar. Allí vivimos un verdadero sueño, todo parecía irreal, cielo 100% despajado con una luz preciosa, cero viento y aguas ¡literalmente glaseadas! Todo parecía tan perfecto y tranquilo que llegué a acercarme demasiado del glaciar… era como un imán y a medida que me acercaba sus azules iban variando de intensidad. De repente hubo un pequeño derrumbe detrás mío para recordarme del peligro latente del lugar. Philip Muller desde un bote, fotografiando, no se había dado cuenta y me gritaba algo.  Del temor que las vibraciones podían gatillar otros derrumbes no me atrevía en contestarle, y de a poco empecé a distanciarme.

Philip que hasta allí no se había metido al agua me llamó del bote, que guardada mucha distancia: “Déjame meterme, déjame meterme” No se podía resistir e intercambiamos posición por un momento, se metió al agua y yo a la cámara. Debe haber sido la sesión más impresionante de SUP de mi vida, y nos costó mucho salir del agua.

Esa noche, a pesar de largo camino y las cortas 4 horas de sueño que nos esperaban, nos fuimos muy felices rumbo a la Primera Angostura, con la sensación que la expedición ya era todo un éxito, no importando las condiciones del día siguiente.

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El mítico Estrecho

Esto fue hasta despertar, ya que de vuelta a Punta Delgada, había que actuar justo y rápido para lograr el objetivo y llevar la expedición a ser un éxito.

Efectivamente la estoa de las 06:00 había tenido una calma completa de vientos, y por falta de autorización la perdimos. Esto nos puso muy nerviosos, ya que al llegar a Punta Delgada, los vientos del este estaban subiendo. La capitanía de Puerto no me iba a dar la autorización con vientos superiores a 17 nudos… se veía mal.

A las 11:30 vi que si seguía esperando la estoa de la 1pm íbamos a perder la oportunidad, que estaba allí mismo, frente a nosotros. Los vientos ya rozaban los 10 nudos y hablé con los marinos para poder salir de inmediato con corriente de flujo. En caso de problema iba a poder aprovechar el reflujo para devolverme en la Primera Angostura y llegar a buen punto. Aceptaron y a las 12:05 finalmente me lanzaba al agua para cruzar hacia Tierra del Fuego.

La primera vez que planté el remo en el agua fue un gran alivio, nada más me podía detener, y 3 años de espera finalmente tenían recompensa. El viento y la corriente obligaban a remar casi toda la travesía del mismo lado, pero hubo poco tiempo para lamentos. Tras unos 10 minutos se juntaron varios delfines a acompañarme, y no me soltaron hasta llegar a la otra orilla. Conocido localmente como la colocolina por sus colores, el delfín de Commerson es un delfín chico y muy sociable,  que vive solamente en esta zona del planeta. A veces pensaba que los podía pegar remando por como se entrecruzaban, jugando abajo de mi tabla.

Tras 50 entretenidos minutos de remar en compañía de las toninas, llegué a Tierra del Fuego, justo antes de la estoa, y derivado de unos 500 metros respecto al punto inicialmente pensado. A los poco minutos el viento ya alcanzaba los 20 nudos; había sido mi momento y me sentía feliz de aprovecharlo. Los marinos llegaron muy rápido a recibirme, se veían muy felices y también aliviados de que mi proyecto hubiera resultado sin problema.

Mirando atrás me siento muy privilegiado de las experiencias que me permitía vivir la región de Magallanes . El mítico y temido Estrecho me había dado mi oportunidad, y el Grey se había dejado acercar mostrando su mejor cara, sin sospechar lo que le esperaba pocos días después.

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Agradecimientos

A la Armada de Chile, particularmente a las capitanías de Puerto de Punta Delgada y Puerto Natales por la buena voluntad, coordinación y preocupación.

Agradecimientos también a Philip Muller de www.standuplatino.com , y a MallSport, Naish, Nautisport, Stoked, Helly Hansen, y Dreamstyle, por el apoyo y la confianza.