La experiencia contempla el descenso de cañones, exploración de aguas, nado, saltos y mucha adrenalina. Es una actividad en la que hay que utilizar distintas técnicas con la ayuda de cuerdas, arneses y el cuerpo. Si bien es una disciplina relativamente nueva, en Chile hay lugares idílicos para practicarlo. Aquí te presentamos los mejores lugares para disfrutar del canyoning.
Texto: Felipe Lemunguir S.
Hablar de canyoning es sinónimo de adrenalina, aventura y naturaleza. La actividad, que contempla el descenso de cañones, exploración de aguas, saltos y nado, ofrece una experiencia única y que muchos describen como purificadora.
Porque el canyoning contempla bajar una cascada gracias a la ayuda de cuerdas y el cuerpo, y de saltar a pozones de agua desde una altura considerable entre otras cosas, pero entremedio está toda la naturaleza. Desde la caminata para llegar hasta los barrancones, hasta el descenso en sí. Allí se puede disfrutar de los árboles, la vegetación y el paisaje.
En Chile es un deporte relativamente nuevo. «Llegó a Chile hace unos 25 años, a Futaleufú y Puerto Varas, con dos franceses que trajeron esto. Tiene base en la espeleología, En un principio la gente que hacía canyoning era más experta, luego la gente se fue dando cuenta que había que caminar por los cañones, que habían saltos y que no necesitabas tener una experticia para hacerlo», introduce Vanessa Oyarzo, de Condorfu, de Futaleufú, un lugar privilegiado para realizar la actividad.
LUGARES CLAVE PARA EL CANYONING
Y aunque la actividad no es tan masiva como otras, en Chile hay localidades perfectas para practicarla.
Una de ellas es en el Cajón del Maipo, en la región Metropolitana. En el sector del río Maipo se pueden encontrar diversas alternativas para practicar la disciplina, además de otras como el rafting, como por ejemplo en la Quebrada Las Cucas.
En la Sexta Región, en tanto, específicamente en la Reserva Natural Tipaume, se puede disfrutar de horas de trekking, espléndida vista, bosque nativo, tres cascadas de distinta dificultad y una agradable corriente de agua.
«Desde el inicio está lleno de hectáreas de olivos antiguos, para después pasar a un sendero de bosque esclerófilo. Una vez llegando al lugar de las cascadas nos encontramos con lugares inigualables, desde los musgos y helechos, cuyos procesos de vida demoran mucho en lograr lo que son. Es importante, por lo mismo, recalcar a los participantes lo conscientes que deben ser con el cuidado del lugar. Al final, entre quebradas y barrancos, nos encontramos con que nuestro único sonido es el agua fluir entre cascadas», detalla Pablo Silva, de On Tour Adventure.
Más al sur, en la zona de Curicó, en Potrero Grande, se puede disfrutar de cascadas de hasta 35 metros de altura, mucha vegetación, una particular vista y mucha adrenalina. Las tres cascadas que hay en el lugar son perfectas para disfrutar del rápel.
En la región del Ñuble hay otra zona característica. En los alrededores de Chillán es posible encontrar lugares con más o menos caudal o terrenos con más o menos vegetación. La variedad de cañones, incluso, permite disfrutar distintas rutas.
«Esta es una experiencia de vida, porque más allá de la adrenalina del momento, deja algo para siempre. Es más que una actividad de deporte aventura», acota Luis Sáez, guía profesional y director de De Aventura, ubicado en el Valle Las Trancas.
En la zona sur del país, se puede disfrutar del canyoning en Pucón y en Futaleufú. Dos enclaves idílicos para practicar la disciplina. «Se puede llegar a lugares remotos, lejos de la oficina. Se disfruta sortear los obstáculos, los saltos, esperar que baje el resto. Son momentos en que se alucina con la naturaleza, el paisaje, los helechos, las rocas gigantes. Es gratificante ver cómo la gente disfruta», dice Miguel Ruiz, de Canyoning Pucón.
Vanessa Oyarzo, por su parte, describe las maravillas de Futaleufú. «Cuando uno escucha Patagonia, lo asocia a limpieza, a naturaleza, donde las aguas son cristalinas y no hay contaminación. En Futaleufú somos un destino sustentable, con 100% de reciclaje domiciliario. Acá el canyoning está a tres cuadras de la plaza. Así de cerca», detalla.
¿QUÉ SE NECESITA?
«Depende de la forma. Para hacerlo de forma autónoma, necesitas todo el equipamiento (cuerdas, arneses, trajes, implementos de seguridad) y el conocimiento de las rutas. También experiencia, conocer las técnicas y saber cómo operar el material. Por lo mismo en Chile no se practica mucho así, como en Europa que es un hobbie, y sí más de forma turística», aclara Miguel Ruiz.
Por lo mismo, de no tener ni los implementos ni los conocimientos, la mejor forma de realizarlo es a través de agencias. «Lo ideal es ver la actividad luego de ver un video. Cuando las personas van a realizar esta actividad se les explica que hay que entregarse a la altura, que es un factor a considerar para muchos, porque nosotros trabajamos cascadas que tienen 60, 53 y 45 metros. Pero más que prepararse, es atreverse a estar en altura y al agua, porque el trabajo es simplificado por los guías», profundiza Luis Sáez.
Pablo Silva, en tanto, acota que «idealmente debes tener algún conocimiento en cuerdas, rápel y/o escalada. Eso ayudará en la dinámica de la actividad. Pero por lo general basta con tener ganas de pasarlo bien y de disfrutar, porque la aventura dura entre 7 y 8 horas, y que tomen un buen desayuno».
Vanessa Oyarzo, además, hace énfasis en que lo pueden practicar niños desde los 8 años, hasta personas de 80. «Todo depende del nivel del cañón, porque van de básicos, medios y avanzados. Ahi la diferencia es la altura entre cada cascada y el acceso para entrar y salir del cañón», indica.
Las claves para una experiencia segura
Como toda actividad de deporte aventura, el canyoning tiene riesgos. Sin embargo, con las instrucciones de los guías y la disposición de los participantes, estos pueden llevarse al mínimo. Porque en el rápel puede haber una mala pisada, o una mala postura, pero una caída es improbable pues las agencias se cercioran de asegurar las cuerdas para que eso no suceda.
«Primero hay que siempre hacerle caso a los guías y respetar las zonas delicadas del lugar. Mantenerse en las zonas seguras, nunca sacarse el casco o manipular los equipos sin nuestra supervisión», dice Pablo Silva, de On Tour Adventure.
Por ello, además, los especialistas concuerdan en un concepto: asegurarse de hacerlo con quienes tengan experiencia y estén certificados. «Revisar internet, ver las referencias, tratar de verificar los años de experiencia de la compañia. Las autoridades recomiendan buscarlas en Sernatur, pero además uno debe preguntar en las agencias locales y sacar sus conclusiones del lugar. Porque es fácil comprar equipos, cuerdas y vender un servicio del que no se tiene certezas», aclara Miguel Ruiz, de Canyoning Pucón (que actualmente no está ofreciendo los servicios).
«Junto con eso, asegurarse que están todas las medidas de seguridad, que los guías tengan sus acreditaciones, que ofrezcan claramente las medidas de seguridad, de acceso, de comunicación. Poder ver en qué estado están las cuerdas, los equipos, etc. Y, además, ver la afinidad del guía, que dé la seguridad necesaria», complementa Vanessa Oyarzo de Condorfu.