Eduardo Strauch es uno de los 16 supervivientes del accidente aéreo de 1972, en el cual un avión con cuarenta y cinco personas cayó en plena cordillera de los Andes. 40 años después, y ya habiendo vuelto más de 10 veces al sitio donde ocurrió esta tragedia, Eduardo decidió escribir un libro, en que cuenta la odisea de supervivencia y los más de 70 días que vivió junto a sus compañeros sobre un glaciar a casi cuatro mil metros, sin abrigo ni alimentos, sufriendo un frío extremo, afrontando avalanchas, sin otro recurso de subsistencia que los cadáveres de sus propios amigos. La historia de Eduardo, y lo que sucedió desde el lugar donde comenzó la odisea de quienes iban en el avión Fairchild Hiller FH-227, el glaciar de Las Lágrimas, son relatadas entre sus dilemas internos y otros hechos , en una historia llena de sentimiento.
El sitio oficial del accidente, que lleva más de 10 años online, es probablemente uno de los mejores lugares donde entender este accidente: con recortes de prensa, mapas, entrevistas y un seguimiento de los trabajos audiovisuales que este suceso han inspirado, basta revisar algunas de sus páginas para entender la fuerza con que este hecho marcó a quienes vivieron para contarla. «Trataron de resistir con las escasas reservas alimenticias que poseían, esperando ser rescatados, pero su esperanza cayó al enterarse por una radio, que se había abandonado la búsqueda.Finalmente hartos de las bajísimas temperaturas, los amenazadores aludes, angustiados por la continua muerte de sus compañeros y la lenta espera del rescate, dos muchachos deciden cruzar las inmensas montañas para así llegar a Chile. De esta manera es como el 22 de diciembre de 1972, después de haber estado durante 72 días aislados de todo, el mundo se entera que dieciséis vencieron a la muerte en la Cordillera de los Andes», cuenta la historia del sitio.
(El sitio del accidente en Google Maps)
En entrevista con Desnivel.com a propósito del lanzamiento de su libro, que en Chile está disponible a través de Andesgear, Strauch reconoce la complejidad del vínculo entre los supervivientes. «Es una relación muy fuerte, difícil de explicar pues es una hermandad muy fuerte, en la que tenemos desacuerdos como en cualquier grupo humano, y discutimos acaloradamente, y nos enojamos… pero esa relación y ese sentimiento que tenemos mutuamente no se puede destruir con nada.