Un día me llegó la idea de ascender el cerro Plomo en bicicleta. Esta idea, con el tiempo, se convierte en un sueño de realizar e inicio así el entrenamiento para esta empresa. En enero 2014 pruebo ascender el Plomo en bici, pero por la vía Falsa Parva-Cancha de Carrera, llegando a 4.200 msnm, pero tengo que rendirme por un problema de aclimatación. El 2015 me entreno con todas mis fuerzas, 6 días a la semana en el gimnasio y con la bicicleta en los Alpes italianos. En enero 2016 fijo la fecha de la ascensión, con la ayuda del gran andinista Rodrigo Echeverría, y empezamos a programar la expedición Plomo Bike, programándola para el 7, 8, 9 y 10 de enero.
Texto: Claudio Lucchese
Fotos: Rodrigo Echeverría
Mi sueño comienza a volverse realidad, el 2 y 3 de enero con Rodrigo hacemos dos días de aclimatación en Laguna Piuquenes y un trekking de reconocimiento de la ruta a seguir. Después de esto, el 7 de enero y con gran emoción, empiezo mi viaje desde Santiago hasta la Parva. Esta salida es muy dura, debido al peso de la mochila, que va cargada casi con 20 kilos. El desnivel es mucho y todo esto lo debo lograr en bicicleta. Demoro 6 horas desde el comienzo del Camino Farellones; llego a la Parva y en compañía de un perro descanso.
Me acogen amablemente en el refugio del Campo Base Águilas, mientras una lluvia torrencial se deja caer. ¡Estoy listo para un segundo día! El 8 de enero empiezo el tramo de la Parva a Piedra Numerada. El tiempo no es el mejor, por el fuerte viento y las nubes, pero el paisaje maravilloso y me estimula. ¡Los colores del cerro Pintor son increíbles!
Así llego a Piedra Numerada, después de 5 horas. Aquí planto la carpa y encuentro personas muy amables que me ofrecen su ayuda en caso de necesidad. En la noche aparece Rodrigo con Rowena; ahora la expedición está con su equipo completo. Paso todo el día admirando el Plomo desde mi carpa y veo su majestuosidad, soñando conquistar su cumbre. El 9 de enero, salgo al último campamento base, en Federación, desde donde a las 03:00 empezaré mi jornada a la cumbre. Llegando a Federación, armamos la carpa, comemos y nos vamos a dormir temprano. En la noche sopla un viento consistente que me preocupa mucho, mientras sueño intensamente con la montaña. Después de tanto sacrificio lamentaría renunciar por culpa del tiempo.
Paso la noche en vela, sin saber si Rodrigo vendrá a llamarme para darme el día libre; no lo veo y me preocupo, pero de improviso veo una luz… es su linterna y me dice “¡Vamos!”. En este momento mi corazón se estremece, me siento el hombre más feliz del mundo. Así el domingo 10 de enero a las 03:40 horas comienzo mi ascenso.
Voy siguiendo la luz de Rodrigo, ya que mi linterna se ha roto. La bici en mi espalda se vuelve siempre más pesada; es una noche estrellada y las pequeñas linternas de otros escaladores se confunden con ellas, es una sensación estupenda. Llegando al refugio Agostini empieza a salir el sol, el espectáculo de Los Andes es indescriptible. Me concedo una pequeña pausa.
Paso a Paso
Empiezo a andar nuevamente, pero al ver el desnivel, pienso que será muy difícil y me vienen alguna duda de lograr mi sueño. Un viento muy fuerte me desequilibra, así Rodrigo Echeverría me hace de escudo, protegiéndome al colocarse delante mío. No miro nunca la meta en alto, para no desmoralizarme, habiendo visto la dificultad. La imagen que más recuerdo son los zapatos de Rodrigo, trato de concentrarme en ellos, así mi cerebro se mantiene lejos de las emociones negativas.
Sin darme cuenta llegamos a 5.000 metros, faltan menos de 430, los más duros. Salgo con pasos de 20-25 cm; cada 20 metros hago una pausa para respirar. Todo se hace más difícil, el aire te falta y mi corazón bate siempre más fuerte. La sensación térmica es de -17ºC pero soporto bien el frío. Llegando al glaciar me pongo los crampones para mi seguridad. Ahora falta la última parte, solo 200 metros.
Empiezo a vibrar, degustando la sensación de que lo puedo lograr. Rodrigo me anima y empiezo casi a llorar de la emoción. Veo aparecer la bandera chilena que sopla en la cumbre. Estoy llegando y mano a mano que me acerco, se abre una vista paradisíaca, con todas las montañas nevadas, creando un escenario estupendo. Un abrazo con Rodrigo, pongo una tricota de ciclista de la Italia junto a la bandera, fotos y ya es tiempo de volver. La emoción es inmensa por ser el primero a salir con una bicicleta desde Santiago al cerro Plomo, volviendo a Santiago siempre en bicicleta. Su majestad el Aconcagua nos saluda a lo lejos, quizás invitándonos a visitar su helada cumbre.
El deportista
Claudio Lucchese nació en Verona, Italia el 24/7/67. Mide 1.90 cm, pesa 98 kg. Amante de la montaña, deportista con un pasado de ciclista y bodybuilding. Un agradecimiento especial a Rodrigo Echeverría, que con su experiencia ha permitido de realizar mi sueño en completa seguridad y tranquilidad.