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Cordada Femenina: Cerro El Plomo en Bicicleta

Foto: Tomás Abarca

Nadia Vásquez y Helene Manche son apasionadas por la bicicleta y por lograr cumbres. En 2021 se propusieron subir a Cerro El Plomo, que tiene más de 5 mil metros de altitud, con las bicicletas y hacer un descenso inédito para una cordada femenina. La travesía se convirtió en el puntapié para buscar sueños más altos.

Texto: Nadia Vásquez

El Cerro El Plomo, guardián del valle y llamado por nuestros antepasados incas, Apu Wamani, es un cerro emblemático de la Región Metropolitana. No es el más alto, pero su impotente altura de 5.424 msnm puedes verla desde varios puntos de Santiago. Y es el cerro perfecto para iniciarse en el montañismo. Hace ya varios años, llevar la bicicleta a la cumbre para luego descender se ha ido visibilizando y muchos lo han logrado. Sin embargo, pocas mujeres se han atrevido.

Cumpliendo sueños

Helene Manche, conocida como @chasquillaveloz en Instagram, fue la primera mujer en subir a la cumbre con su bicicleta y luego descender en el verano de 2020 y nos cuenta su experiencia:

“Soy francesa, y cuando llegué a Chile, por ahí por 2017, quise conocer la Cordillera de los Andes. Específicamente la alta montaña, puesto que en Europa no existe de esta forma. La primera vez que vi al Apu, Cerro El Plomo, fue cuando fui a Cerro Pintor a 4180 msnm, en sector de La Parva. Fue amor a primera vista. Me pareció tan especial.

Un año después había visto que algunos hombres habían realizado la gran hazaña de subir y descender con su bicicleta, y mi primer pensamiento fue: ¿Podré yo y mi bici realizar esa locura? Y casi sin darme cuenta, en 2019 había realizado varias excursiones con mi bicicleta, en ese tiempo, la Naranjita (una Kona Process 153): Cerro Pintor, Valle del Arpa, Cerro San Ramón, Refugio del Volcán San José, entre algunos otros.

Foto: Tomás Abarca

Finalizando la temporada de 2019 me propuse cumplir un sueño, quería conocer al gigante guardián de Santiago en bicicleta. Llegué con la Naranjita hasta el Campo Base Federación a 4100 msnm y luego fui hasta la cumbre de Cerro el Plomo caminando, con la convicción que la siguiente sería con ella.

Así, dediqué casi todos mis fines de semana del verano de 2020 a aclimatar y entrenar para lograrlo, y cuando llegó el día, me sentía más preparada que nunca. Logramos la cumbre con un amigo en dos días. Sentía que había hecho lo imposible y sin darme cuenta fui la primera mujer en lograrlo. Esto me hizo pensar en que podía motivar a más mujeres a soñar con esta aventura“.

Mujer, bicicleta y alta montaña

No pasó mucho tiempo, cuando la vida me junto con Helene –soy Nadia Vasquez, @nadita.blueberry en Instagram–. Ambas somos apasionadas por lograr cumbres y travesías con nuestras bicicletas. Yo llevaba un par de años cargando mi bici a algunas cumbres, pero no me había planteado en llegar un poco más alto y Helene me propuso subir juntas el gran Apu en la temporada 2021. Cuando Helene me propuso formar cordada para esta gran aventura, yo ya llevaba meses imaginando cómo sería esta locura y como toda historia con final exitoso esta tiene también un par de fracasos, así que partiré por ahí.

Luego de haber realizado varias travesías de media montaña y algunas cumbres con bicicleta desde el año 2018, me picaba el bichito de llegar bien alto con la bici, de subir El Cerro Plomo, pero no tenía mucha experiencia en altura. Había subido algunos cerros sobre 4.000 msnm y había estado sobre 5.000 msnm, y como me había sentido bien, pensé que solo sería un tema de buen estado físico y buen equipo. Así que dije: ¿Y si subo caminando al Cerro El Plomo este fin de semana?

Foto: Braulio Vera

Así que motivada con mi pareja, partimos un viernes post trabajo, desde el andarivel de la parva, luego de 4 horas, llegamos al sector de Piedra Numerada. Un hermoso valle verde a los pies de grandes montañas. Agotados, con una sensación de puna intermitente y adoloridos de pies por las botas (las habíamos adquirido recientemente), nos miramos y reconocimos que en nuestro interior sentíamos que nada funcionaba y debíamos volver. Luego de dormir unas horas en ese bello lugar, retornamos al centro de esquí para volver a casa. 

Ya la segunda ocasión planificamos ir con las bicis a Campamento Federación (4.200 msnm). Partimos bien temprano un sábado y llegamos al campamento cerca del atardecer, agotados. Armamos las carpas y casi sin fuerzas para comer, caímos en profundo sueño hasta el otro día. Ya más descansados, comenzamos el descenso desde ahí a Piedra Numerada. Si pudiera definirlo con una palabra sería «sublime». Realmente ese descenso es la cuota que necesitaba para decidirme a subir el Cerro Plomo.

Aclimatación y Preparación

El objetivo ya estaba establecido, y una parte fundamental era el camino para conseguirlo, así que empezamos nuestro proceso de preparación en octubre de 2020. Subiendo algunos cerros cerca de Santiago, no con tanta altura, pero sí exigentes físicamente: cargábamos la bicicleta en la espalda varias horas.

Luego, en noviembre, comenzamos a realizar excursiones sobre los 4.000 msnm. El objetivo era acostumbrar a nuestro organismo poco a poco al contexto de alta montaña, donde el cuerpo tiene menos absorción del oxígeno. El cuerpo se va acostumbrando de a poco a transportar el oxígeno de forma más eficiente. Es un proceso fascinante, y para algunas personas puede significar un proceso largo y otros se adaptan súper fácil, la altura es adictiva, hay que sentirla para entenderlo.

Foto: Braulio Vera

Otro factor importante para nosotras fue mantenernos hidratadas previo a cada ascensión. La hidratación y la alimentación adecuada de alguna manera optimizaron el proceso de aclimatación y además, permite que el cuerpo se pueda recuperar y adecuar más rápido a los esfuerzos de altura.

Afortunadamente decidimos para Año Nuevo intentar el Volcán San José (5.856 msnm) caminando. Era una expedición de tres días y nos quedamos atrapados en una tormenta a los 4.800 msnm, donde pasamos dos noches en la carpa, pudimos bajar en una ventana de buen tiempo al cuarto día de expedición bajo una nieve liviana. Esto llevó nuestra aclimatación a otro nivel, nos sentíamos listas para enfrentar a este gran macizo con nuestras bicicletas. Helene por segunda vez, esta vez con otra bicicleta (La Paltita), y yo por primera vez.

La Expedición

La expedición duró 2 días y medio: partimos un viernes a las 14:00 hrs., las mochilas pesaron 15 kg, con agua incluida, considerando equipo liviano y la comida justa, y que todo lo que llevábamos teníamos que cargarlo nosotros. Tomamos el último andarivel a las 16:00 hrs. (funcionaba viernes y jueves por temas pandémicos), con la intención de llegar a Campamento Federaciones, sin embargo, acampamos antes, a los 3.800 msnm, con la estrategia de no agotarnos. 

Al día siguiente desayunamos tranquilos y partimos rumbo al destino siguiente: Refugio Agostini a 4600 msnm, donde no se recomienda como campamento base por todo el esfuerzo que significa subir todo el equipo hasta ahí. Pero como la expedición era con bicicletas lo justificaba. Llegamos a Campamento Federaciones a medio día y tomamos un buen descanso, dejamos algo de equipo (carpas, comida para la vuelta y todo lo que consideramos que estaba de más) y levemente más livianas continuamos rumbo al refugio.

Llegamos antes del atardecer y luego de un descanso decidimos portear las bicicletas un poco más arriba (4.700 msnm) para que al día siguiente no costara tanto. 

Foto: Fernando Bórquez

Dormimos dentro del refugio ya que, afortunadamente, sólo había una persona ahí y pudimos entrar todos (éramos 4 en total). Comenzamos a dormir temprano, como se acostumbra en este tipo de expediciones. La alarma sonaría a las 4 am y así fue. Partimos a las 5 de la mañana y con un ritmo constante. A las 9 am estábamos a 5.000 msnm. Luego cruzamos por donde hace menos de un año atrás aún pasaba el glaciar Iver, lo que hoy día sería un paso de tierra.

Y a eso de las 10 am estábamos tomando el último acarreo antes de la cumbre, y el más duro. Ninguna se apunó, pero sí, sentíamos el cansancio por el esfuerzo, y a pocos metros de terminar, las emociones se hacían más grandes, venía un falso plano y a los pocos minutos se flameaban unas banderitas tibetanas que indican la cima. ¡Lo habíamos  logrado! 

El abrazo cumbrero fue con la fuerza que nos quedaba y lleno de emociones de haberlo logrado, no habíamos subido solo ese fin de semana, definitivamente lo comenzamos a subir con la mente y algunas luchas mentales de varios fines de semana anteriores y ese día domingo estábamos arriba contemplando la hermosa Cordillera de los Andes.

Sin embargo, todo lo que sube, debe bajar –como dice el dicho– y lo increíble de hacer cumbre con bicicleta es descender sobre ella. ¡¡¡Yuhu!!!

El descenso a 5.424 mnsm

“Tomamos un descanso de 30 minutos y comenzamos a equiparnos para el anhelado descenso: Rodilleras, coderas, casco integral, antiparras, guantes y acomodar la mochila para que no topara con el casco. Nos miramos sintiendo que estábamos listos y ¡partimos! ¡El cuerpo iba descansado y de pronto te subes a la bici, aprietas los dientes, la guata, los brazos, mueves caderas y piernas al ritmo de línea y ¡uf! Es un shot de energía que necesita tu cuerpo, los primeros 5 minutos casi nos quedamos sin aire, debido a la altura, así con descansos intermitentes comenzamos el descenso, cada uno escogiendo sus líneas, algunas más audaces. 

Una hora nos tomó  llegar a Refugio Agostini, llegamos a buscar el equipo, y ya recuperando los casi 15 kg que pasaban nuestras mochilas, el cerro se comenzó a cerrar y a caer agua-nieve. Así que comenzamos el descenso desde ahí a campamento Federación rápidamente. Un increíble sendero, de grandes pendientes que nos permitieron un descenso del 95% sobre la bici. Y ya cuando llegamos al refugio que se encuentra en ese lugar preparamos una sopa, descansamos los brazos, recogimos el equipo que habíamos abandonado y continuamos el descenso desde ese mágico lugar a las verdes vegas de Piedra Numerada (¡¡mi parte favorita !!).

Acá la cosa se ponía aún más divertida, y a pesar del cansancio, el terreno te permite jugar un poco más con bici y escoger varias líneas en algunos tramos. Si hubiese podido cargar un drone para grabarlo (o pagar un fotógrafo), habría sido épico. Pero solo queda como una llama flameando en mi corazón que, al recordarlo, me llama a volver.

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Foto: Coco Macuer

Ya en Piedra Numerada, agotados, descansando nuevamente, juntábamos energía y nos mentalizamos para el retorno. Desde ahí al Bikepark había que subir tres cerros, lo que nos tomó aproximadamente entre subidas y bajadas, tres horas. Y para cuando llegamos a la laguna, mirábamos atrás y casi no podíamos creer que habíamos subido y descendido ese día el punto más alto desde donde puedes observar Santiago, y que pudimos observar las Grandes montañas que nos separan de Argentina (Acontagua, Tupungato, Tupuntatito, entre otros). Nos sentíamos profundamente afortunados y agradecidos. 

Finalmente, quedaba la «última patita» del día: el descenso del Bikepark, algo que miramos con respeto, porque las pistas tienen un nivel alto y nosotros ya íbamos con poca energía. Nos equipamos nuevamente, nos miramos y luego de un suspiro, sabíamos que estábamos listos. Acá la cosa no deja de ser entretenida, entre rockgardens, peraltes y saltos finalizamos la expedición tomando la pista Clásico del Bikepark con los últimos rayos de sol, y el corazón lleno de amor por la montaña. 

¡Como se dice muchas veces en el montañismo, la verdadera cumbre es cuando vuelves a casa y para nosotras el abrazo cumbrero más adrenalínico es al final del descenso! Contentísimas, cargamos las bicicletas en los vehículos, nos despedimos con un fuerte abrazo y con mis ojos brillosos, ¡habíamos cumplido un sueño, dos mujeres, cuatro ruedas sobre los 5.000 msnm!

Arriba los que sueñan

Lograr la cumbre del Cerro el Plomo con bicicleta nos motivó a seguir subiendo montañas cada vez más altas y a soñar en grande. En febrero de 2021 creamos @BigMountainGirls con el objetivo de unir fuerzas y planificar la expedición al Kilimanjaro, el cerro más alto del continente africano. Vamos bien encaminadas hacia otro sueño y queremos compartir lo que estamos viviendo con más personas y especialmente con más mujeres para que todos podamos plantearnos objetivos grandes y cumplir sueños.