Interactive Coloring

drag iconDrag any color from the left toolbar to an area or text in the page. A blue outline will indicate a droppable element.

drag iconOn mobile, wait a tiny bit until you drag the color drop.

Buscando un portal al hielo

Junto a un grueso grupo de montañistas, navegantes y científicos especializados en temas glaciológicos y de dendrocronología al mando del Dr. Juan Carlos Aravena, nos dirigimos hacia la Cordillera Darwin, un territorio casi virgen en el se ha desarrollado eventos de exploración y logro de objetivos importantes.

Cordillera Darwin – Tierra del Fuego
Texto y fotos: Prof. Alfredo Soto Ortega, Gaia – Antártica/Universidad de Magallanes

Por mucho tiempo se dijo que en Chile existían 2000 glaciares, pero en los últimos años y con el esfuerzo de muchas personas e instituciones entendidos en el tema, se logró determinar que hay más de 20.000, cubriendo una superficie total de 22.000 kilómetros cuadrados. Esta gran cantidad de hielo, fuera de los ya conocidos antárticos, están concentrados en la zona Austral, abarcando Campos de Hielos como el Patagónico Norte y el Patagónico Sur, más los glaciares que conforman pequeños campos nevados y el de la Cordillera Darwin en Tierra del Fuego.

El Glaciar Schiaparelli es el más grande que se descuelga del macizo del Monte Sarmiento. Tiene diez kilómetros de largo y resulta de gran interés para la ciencia que busca información acerca del clima del pasado pues su frente puede entregar esta información desde sus morrenas (sedimentos depositados directamente por un glaciar).

La zona donde nos dirigíamos cumplía con los requisitos para ser un laboratorio natural y desde el punto de vista de la ciencia glaciológica, es una zona totalmente nueva para el estudio. Nuestros aportes de exploración acompañando a connotados científicos le dieron un tinte especial a la travesía por considerarnos los primeros exploradores con estas metas.

Para llegar al sector del glaciar tuvimos que navegar 80 kilómetros desde la caleta de pescadores de Bahía Mansa luego de cruzar el majestuoso y rebelde Estrecho de Magallanes. Navegamos en un yate motor llamado “Arco Iris” con el capitán Gonzalo Campos al mando.

Nuestro objetivo era aproximarnos a Tierra del Fuego en el Norponiente del Monte Sarmiento donde ya se encontraba un equipo de escaladores con el propósito de ascender dicho monte en un ambiente netamente invernal. Camilo Rada y su equipo con experiencia comprobada en este tipo de desafíos invernales, estaba ya en sus paredes trabajando.

Navegamos durante el helado amanecer de agosto del 2013 y nos fuimos internando en maravillosos parajes y colores de las primeras luces del día. Nos acompañaba la luna y un cielo totalmente despejado que nos permitió ver una montaña lejana que al pasar las horas del vaivén de las olas del canal se nos acercaba en toda su magnitud. Llegamos a las Playas de la costa denominada Playa de Bardonecchia en donde instalaríamos nuestro campamento Base.

La misión

Nuestra primera misión en el lugar fue instalar el campamento y buscar los mejores lugares para establecer las carpas dormitorios. Cada equipo lo hizo de manera minuciosa porque la selva impenetrable no daba mucho espacio para instalarnos. Algunos riachuelos que pasaban y cortaban las plataformas planas no eran de fiarse para poder acampar seguros, cómodos y temperados que es lo que más se requiere en este tipo de actividades sobre todo en condiciones invernales.

Me acompañaron dos estudiantes del Magíster de Ciencias Antárticas de la Universidad de Magallanes, el español Eñaut Izaguirre y la Bióloga Pamela Soto, ambos bajo mi tutela …yo como profesor y explorador asistiendo en lo que se requería en estos fines a los investigadores. Ya ubicados, aprovechamos de estirar las piernas y hacer una excursión cercana al campamento para buscar altura y encontrar la mejor aproximación hacia el Glaciar Schiaparelli. Esta excursión nos puso ansiosos por conocer el sector, que se encontraba muy quieto, sin viento, con un sol alto invernal, pero con mucho frío. Ganamos los primeros metros a través de un sendero establecido y desde el peñón de un cerro menor siempre en las faldas del Monte Sarmiento, sacamos conclusiones visuales y con el apoyo de una fotografía satelital, discutimos cuáles serían las mejores zonas para aproximarnos al Glaciar.

De vuelta en el campamento nos pusimos alrededor de una fogata que había que avivar constantemente a causa de la humedad ambiental. Comimos una cena contundente y tomamos los infaltables mates. El jefe de expedición, el Dr. Juan Carlos Aravena, puso la hora de salida para la exploración de búsqueda para el mejor ingreso al Glaciar. Habría dos equipos de personas trabajando en temas glaciológicos y otro relacionado con la dendrocronología, que es el estudio de los árboles por medio de la observación de sus anillos, los cuales guardan información de su comportamiento en el pasado en relación al clima que los cubrió.

Descubriendo la ruta solos.

Al día siguiente, con Eñaut nos equipamos muy temprano y tomamos desayuno. Vimos que el resto de los integrantes de la expedición al Hielo estaban un poco retrasados y decidimos tomar los equipos que había que trasladar y procedimos a salir de avanzada. El día estaba espectacular y desde el mirador del día anterior dominábamos gran parte del Glaciar y el desborde en su frente de la Laguna Azul.
Mantuvimos contacto radial con el equipo más retrasado para ir dando nuestra posición. Nos propusimos descender desde el mirador y enfilar directo a nuevas posiciones desde las morrenas laterales para aproximarnos y encontrar la vía directa para subir al glaciar. De esta forma aseguraríamos el trabajo de los próximos días que consistía en instalar, en algún lugar óptimo, una estación meteorológica que pudiera entregar información de los detalles ocurrentes de la dinámica del glaciar en su pérdida o aumento de su masa.

Nos metimos en un bosque nevado en el cual nos encontramos de vez en cuando con algunos fosos que nos dificultaron el desplazamiento. Tuvimos problemas para comunicarnos con el Campo Base con las radios; solo nos respondieron personas en las señales de banda marina quienes nos solicitaron dejar la frecuencia libre. Pedimos disculpas y continuamos con nuestra exploración hasta que, por dificultosas terrazas, logramos llegar de un paso desde la morrena al Glaciar. Evaluamos qué debíamos optimizar ya que estábamos en la morrena lateral Sur del Glaciar y debíamos buscar una conexión vía morrena hacia el Lago Azul.

Un mal camino.

Entre hermosos y sinuosos roqueríos ondulantes por las morrenas naturales fuimos avanzando con la dificultad de estar incomunicados con el campo Base. Este trayecto se estaba haciendo arduo y muy largo para llegar a la laguna azul. Debíamos seguir la línea de costa del Lago, la desembocadura del río y llegaríamos al campamento Base. Ante la complejidad del lugar buscamos los mejores espacios para descender… por un lado, más cerca del Glaciar, las caídas eran muy abruptas, por el lado del bosque igual de abruptas, pero con el factor de que nos podíamos frenar entre los árboles para no seguir en caída por la ladera en caso de tropezar.
En algún momento de nuestra frenética búsqueda junto a Eñaut tomamos la decisión de bajar casi por las copas de los árboles y usamos prácticamente toda nuestra fuerza de brazos y piernas para descender con seguridad. El motivo de nuestra urgencia era que se nos venía acercando la noche y allí entraríamos en un problema mayor. Finalmente, ayudados por la inercia de la pendiente, logramos alcanzar las orillas del Lago Azul y continuamos por su costa congelada. El Sol se nos escapaba del entorno y el ambiente se colocaba mucho más helado. Con linternas frontales seguimos la silueta del lago y posteriormente retomamos el río hasta llegar a orillas de la costa de la Playa mencionada anteriormente.
Nuestros compañeros estaban preocupados por la falta de comunicación y en un improvisado “banquillo de juicios” fuimos interrogados y nos manifestaron su molestia por nuestra extensa y solitaria excursión. Después de dar las explicaciones por las decisiones que tomamos, entendieron que habíamos logrado el objetivo fundamental para las próximas actividades a desarrollar en el área misma del Glaciar. Se descartó entonces la opción de aproximarse al glaciar por el Lago Azul. Se reemplazaría por una vía directa que contribuiría a que las labores del equipo fueran más efectivas para ocupar los tiempos adecuados y seguros para la instalación de una estación meteorológica.