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Travesía Til Til – Lampa

Este relato se debiera titular: «Til Til – Lampa = (3B)+R*», donde la R es Revolucionaria. Más adelante sabrán por qué esa fórmula expresa todo lo que es la travesía.

 

Texto por Tito Nazar @tito.nazar

Fotos: Latitud Sur Expeditions

A algunos les gusta meterse en la boca del lobo.

Te dicen que es dura, que costará, que no será fácil. Y claro, cuando uno es como es, más ganas te dan de probar si la cosa es tanto como la pintan. Y eso que a Manuel Rodríguez lo mataron en Til Til.

La travesía Til Til – Lampa es de esas carreras que todo el año suena como una fecha épica del circuito Latitud Sur Expediciones (LES), resuena en toda conversación ya sea que se viene pronto o que “en la travesía Til  Til el año pasado me sucedió”.

36K no suena como una distancia del terror, la gran mayoría entrenando podría hacer tal cosa. Pero hacer decentemente 36K con 5600+- es cuento algo más descuadrado. Y es que R es de revolucionario, y un desnivel así en distancia tal, pocas carreras son dibujadas así Chile, donde “aún tenemos patria señores”.

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BBB de Bueno, Bonito y Barato:

Buena por el ambiente presente; desde la gente de la organización, los corredores que se empiezan a repetir en las fechas de LES, y porque todo funciona como debe. Corredores amables, con sonrisas distendidas y algo interesante fue ver arsenales de comida y cervezas en los maleteros de los autos que no hace más que vaticinar un post carrera divertidísimo y distendido.

Bonita con unos pasajes fantásticos: La fecha elegida es cuando el invierno tiene todas las faldas bañadas de la cordillera de la costa. Lomas verdes vivaces y algunos árboles empezaban a florecer. Las rocas protruyentes eran un acierto para la vista del circuito. Llegando algo más debajo de los 2000 msnm aproximándose a la famosa laguna del circuito, nunca pensé que en algunos lugares con cara sur vería nieve. La vieja cordillera de costa que vio nacer a la más grandota llamada Andes, tiene lomas suaves degastadas por los años, pero eso no quita que sus parajes sean parajes conmovedores desde las alturas. En un cambio drástico, una bajada empinada desde el mismo comienzo y en breve una entrada a un bosque de árboles viejos, altos que impactan de cómo la cantidad de luz, humedad y tantos otros factores condicionan la presencian o no, de flora y fauna. Esa primera bajada que no aflojaba ni un metro, poco técnica pero muy rápida, era la más linda del todas. Pero, como es la “travesía” era por lejos la sección más come piernas que he visto en mucho. Una pendiente constante que para un bajador poco innato como quien escribe sería un verdugo que disfrutaría verme bajar paupérrimamente en las siguientes pendientes negativas.

Un falso plano de huellas vehiculares en decente estado nos conectarían al resto de los senderos. Se aproxima la segunda subida de unos 750+. Los muslos están carcomidos por lo que el ritmo general se enlentece. En ésta segunda trepara, a eso de los 400+ empalmamos con los 21 K. Una trepada de 300+ empinada del terror, más de lo que un K vertical suele tener.

Por fin arriba $%/@”¡.

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Pero la travesía no sabe darte sino castigos revolucionarios, entonces ahora apalea con una bajada deliciosa pero muy técnica con piedras incrustadas en el suelo, un porrazo en la zona y apoyar la cabeza en el aterrizaje podría de veras ser un tema muy delicado. Bajar, bajar y bajar, hasta el puesto de abastecimiento. Senderos con falsos planos para la última subida. Un ascenso con ángulos no tan fuertes, mas todos marchábamos como penumbras hacia el purgatorio. Arriba, por fin las montañas nevadas. La vista hacia aristas monstruosas de 5 y 6 mil metros se divisa cubiertas por la niebla que estuvo presente en la carrera desde la partida. La vista de los Andes hacia los Andes es una cosa, pero es novedoso y muy diferente ver a los Andes desde la Cordillera de la Costa.

Se me vino a la mente cuando vi los nevados esa frase que escuché cuando chico en el colegio…no la podría repetir tal cual, pero gracias al internet se las puedo compartir: “si ven un rayo atravesar la nieve de la alba cordillera, niños no se asusten, es solo el guerrillero que viene una vez más a hacer algo por la patria…”

Pero en las revoluciones, nada es gratis, y los efectos colaterales son variados. Piernas destrozadas, pero la moral alta no deja otra que darle duro, “¡y es que venimos de Til til por la chupalla!”

Lo que sube, ha de bajar. La bajada más empinada del circuito culmina en la meta. Seca, algo polvorienta y resbaladiza, con una panorámica de los autos y banderas. La voz de Cristián Valencia casi la puedo escuchar. Se produce de esas sensaciones de “ya, ya. Un poco más de esfuerzo y esto se termina”.

La R de Revolucionaria

Una travesía con una distancia que no es ultra pero tampoco es una maratón te permite darle con toda gota de glucógeno que tienes en el sistema y llegar al final con las cañuelas tiritando. Por eso que cerca del K 20 elegí dejar re todo en el sendero. Llegué a la meta con muy poca energía. Han pasado 4 días de lo relatado y aún camino como robot. Es que la travesía Til Til – Lampa es con R, y no queda otra que ser revolucionario para estar a la altura de una carrera tan peculiar con un abanico de contrastes de todo tipo, desde el aspecto deportivo, escénico, social y porque no decirlo, histórico romántico.

La Travesía (3xB)+R* es una fecha que se debe tener presente en cada año porque de seguro es una fecha que pone a prueba muchos meses de entrenamientos y experiencias acumulados previamente.

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Agradecer a que amantes que sólo respiramos montaña podamos ser felices: A mi madre, que intentó enmarcarme lo mejor que pudo, a Volkánica Outdoors por equiparme con zapatillas de trail running de la línea Salewa, y a Way Bar que es una barra que me mata el hambre de verdad cargando poco peso.