La Patagonia chilena tiene una nutrida gama de recorridos turísticos entre ellos la Ruta del Huemul de la ciudad de Cochrane. Este año fue su 11º recorrido, que incluye la visita de la Reserva Nacional Tamango y el Valle Chacabuco. Dicho trekking consta con guías certificados en todo el recorrido y además entregan la alimentación diaria requerida. ¡Y es gratuito!
Texto: Paolo Ávila
Fotos: Nativoprod.com
Al enterarme de esta opción, tomé rumbo para descubrir qué me preparaba esta tremenda ruta. Luego de llegar a la bella ciudad de Cochrane, asistí a la reunión de entrega de kit, la cual se realizó en el mercado de la ciudad y en donde se nos informó de la ruta, la cual pasa por medio de terrenos habitados por huemules (especie en peligro de extinción) y junto con ello se nos informó sobre los elementos personales a llevar; también se nos regaló una colación y la polera 2016 de la Ruta del Huemul. Mientras sucedía todo esto, conocía a los participantes inscritos, entre ellos argentinos, alemanes y varios chilenos de todas partes del país. Todos llegaron por la misma razón, buscando algo no comercial, de calidad y que fuera diferente, primando el compañerismo y el disfrute máximo, acorde a los tiempos y ritmos de los participantes y no los impuestos por alguna agencia turística.
Recepción Auquénida
Partimos a las 7 de la mañana en punto del día viernes desde la plaza de Cochrane, movilizados en buses arrendados por la municipalidad y en dirección a la administración del Parque Patagonia. Al llegar fuimos divididos en 7 grupos de 14 personas aproximadamente mas dos guías especializados por cada grupo. Sumábamos mas de cien amantes del trekking y todos con la mayor disposición a pasarlo bien. Partimos todos armados con nuestras ansias por recorrer el lugar, mochilas a la espalda y cámara en mano, buscando captar el color cálido de esa hermosa mañana patagónica, más el paisaje impresionante que nos rodeaba.
Al poco caminar fuimos recibidos por los dueños de casa, los guanacos, quienes veloces corrían por nuestros lados correteándose mutuamente casi sin percatase de nuestra presencia. Mientras realizábamos nuestro caminar fui conociendo personas muy particulares: una pareja de novios, estudiantes de Santiago que llegado el día de término de su año universitario, tomaron maletas y decidieron venir.
Esta aventura la pueden realizar personas a partir de los 18 años, hasta la edad en la cual aun puedan ser independientes. En esta edición, por ejemplo, el de mayor edad estaba por sobre los 67 años, por ende esta ruta si es dura pero todos quienes tengas las capacidades físicas y las ganas la pueden concretar.
Las Lagunas
Luego de pasar por medio de llanuras, cerros escarpados, quebradas, boques milenarios y la Elefantita, una laguna con forma de elefante, con aguas cristalinas y relajante quietud, llegamos al campamento donde pasaríamos nuestra primera noche y que se encontraba a orillas de la laguna Tamango. Un lugar apto para armar nuestras carpas y que contaba con un sector de fogata y disponibilidad de baños.
Tan solo habiendo transcurrido unos minutos los guías ya tenían la fogata prendida y los mates ya se estaban calentando, mientras todos armaban sus carpas y se preparaban para ir a disfrutar de un merecido chapuzón en sus patagónicas aguas cristalinas.
Ya estando todos cómodos, nos dirigimos a la orilla del fuego donde la conversación es gratis y el mate es la palabra que todos entienden. A los pocos minutos sale un olor que todos buscábamos sentir, carne entrando al fuego mientras caía la tarde sobre nosotros
En medio de la cena se produce el momento de mirar las estrellas y darse cuenta donde estamos y magnificar lo que se vive. Yo miro el cielo y quedo con la boca abierta dándome cuenta de aquella pintura soñada, sin contaminación lumínica donde se muestra desnudo ante nuestros ojos y nos dice el buenas noches a todos luego de comer, reír y caminar en lugares únicos con una belleza sin igual.
Chapuzón y Despedida
Un nuevo día y llega el desayuno es de amanecida con mates y carne recién asada, una buena colación para el camino y una despedida a la laguna Tamango. Vamos por nuestra ruta de retorno a la ciudad, por sectores muy poco recorridos, apenas tocados por el hombre y que cuentan con tanta o más belleza que los lugares que recorrimos el día anterior. Luego de un trecho nos topamos con un mirador que tiene vista a la ciudad de Cochrane y al lago del mismo nombre, es ahí donde nos damos cuenta que la ruta esta llegando a su fin. Sorteando las últimas bajadas llegamos a una guardería de CONAF donde nos esperan 4 corderos patagónicos asados al palo, más los familiares de algunos participantes y un conjunto musical que ameniza nuestra llegada. Comemos todos juntos y disfrutamos de la misma buena vibra entregada la noche anterior, todos ríen, disfrutan y cuentan lo vivido. Yo mientras tanto me voy de una carrera junto algunos valientes a bañarnos el las frías y transparentes aguas del río Cochrane, como despedida de este maravilloso lugar.
Me despido de todo y todos, sabiendo que el próximo año regresaré, trayendo más gente a este hermoso lugar y guardando con un tesoro imborrable que son los recuerdos de tan bella gente y de los parajes únicos de la Patagonia Chilena y que solo la Ruta del Huemul puede entregar.