Luego de 4 años de formación, Israel Sánchez de la Universidad San Sebastián cuenta lo que siente a las puertas de convertirse en profesional. «Es difícil entenderlo como el término de una etapa: lo más acertado sería decir que es el comienzo de una nueva. La razón de esto es que a lo largo de este tiempo hemos vivido una cantidad increíble de aventuras juntos, que nos han unido casi como una familia y, dar vuelta la página sin considerar todo este grupo humano en mi vida, sería incomprensible».
Recuerdo que en un principio fuimos sobre 50 personas y ahora no somos más de 30.
Extrañamente esos 50 nos encontramos “dando bote” en otras carreras o no sabiendo qué hacer de nuestras vida. De hecho desde el principio nos solíamos tratar entre nosotros como los frustrados: Estaban los milicos frustrados, los publicistas frustrados, la médica frustrada, música frustrada, un abogado frustrado, el paco frustrado, ¡en fin! Pero yo creo que desde esa sensación de frustración, por no encontrar aquello que nos gustaba, llegamos con unas ganas impresionantes a este proyecto, que a vistas era muy seductor y nos daba luces de lo que posteriormente sería nuestra formación como profesionales.
Todos aquellos que lo logramos somos los que hoy en día estamos a un paso de convertirnos en la primera generación de Ingenieros en Expediciones y Ecoturismo de la Universidad San Sebastián.
Porque no cualquiera puede decir que es de la primera generación de profesionales en una materia. Este proyecto recién comienza. Muchos de estos aprendizajes están en desarrollo y definiéndose; y la razón de esto es que esta no es una ingeniería objetiva, que pueda utilizar una herramienta matemática para poder solucionar de una manera un problema. Si pudiésemos predecir las mareas no existirían los buzos de rescate. Si pudiésemos predecir las avalanchas no existirían las patrullas de ski. Si el río fuese constante, la balsa no se daría vuelta. Porque aun cuando podamos analizar la mayor cantidad de factores posibles, y gracias a nuestra formación debo decir que sí lo podemos hacer, nunca podremos predecir el factor humano o controlar la naturaleza. ¡Nuestra intuición siempre será más fuerte que un cálculo matemático! Con esa misma pasión es que hoy levantamos la cabeza y miramos al horizonte en busca de desafíos.
Con la misma convicción que le pedimos permiso a la montaña para adentrarnos en sus laderas; con la templanza en que afrontamos los rápidos de los ríos; con el respeto que nos plantamos ante las raíces de nuestras culturas antecesoras.
Educación Montañera
Sería imposible contarles todas las aventuras que vivimos juntos, pero sí decirles que en este mundo, cada día es una aventura nueva. Quizás uno de los recuerdos más nostálgicos es el curso de Ski Alpino, ya que como generación es el último curso de la especialidad que realizamos todos juntos en terreno.
Nuestro instructor a cargo, Ismael Sepúlveda, reunió un equipo genial de trabajo: muchos compañeros no había tenido la oportunidad de esquiar en toda su vida. Para el curso el objetivo era claro: aprender a esquiar; pero para los montañistas era el paso obligado para luego practicar el ski de montaña o randonnée. Comenzamos en el Centro de Ski Lagunillas con condiciones de nieve dura, con mucho hielo, lo que hizo que más de alguno se fuera al suelo. Pero dicen que en la montaña no hay mala nieve, solo malos esquiadores… y así seguimos nuestra instrucción hasta culminar el curso en el centro de Antillanca, en Osorno, donde cada uno de nosotros logró dominar esta disciplina y poder bajar sus pistas con gran seguridad. Así concluyó el curso y con ello el primer semestre, pero nosotros los montañistas veíamos como pasaban lentas las vacaciones (sí, lentas) ya que estábamos esperando con ansias el curso de Ski de Montaña.
Y comenzamos el curso, con el estudio de la nieve y prevención de avalanchas en Lagunillas; esto sería fundamental para cualquier actividad posterior en la montaña y terrenos nevados.
Luego nos trasladamos a La Parva junto a Gastón Oyarzún e Ismael Sepúlveda, con el objetivo de hacer cumbre en 2 días pero las duras condiciones del tiempo y nuestra inexperiencia nos impidió llegar hasta la cima. Acampamos en el portezuelo en quizás una de las noches más frías del invierno. Gastón tomó -12° dentro de la carpa. Debido a aquello a la mañana siguiente nos tomó más de 40 minutos en poder colocarnos las botas, ya que el plástico se congeló y no tomamos los resguardos de guardarlas dentro de la carpa. Debido a aquello salimos 1 hora tarde y se decidió volver sin ver la cumbre.
Un mes después iríamos al sector del volcán Lonquimay y tendríamos nuestra revancha al alcanzar la cumbre de dicho Volcán y hacer una de las bajadas en ski más gratificantes del año. No me queda más que agradecer a cada uno de ustedes por esta gran experiencia. Sin cada uno de ustedes esto hubiese sido muy distinto. Gracias a los Navegantes: Nacho, Beto, Carlitos, Chito, Maca, Simpatik, Francosaurio, Dedu y Chumbeque. Gracias a los Geos: Pame, Cata, Adrián, JP, Josefo. Gracias a mis hermanos de Montaña: Elga, Nicole, Julia, Chumi, Guara, Cris, Oso, Bomber, Pancho.
FIN DE CURSO
Por Gastón Oyarzún
Nuestra carrera de Ingeniería en Expediciones y Ecoturismo está cumpliendo cuatro años de estudios y salidas a terreno. Los profesores que hemos acompañado a estos jóvenes durante todo este tiempo, de una u otra manera hemos ido observando los cambios en su aprendizaje y en la forma de enfrentar los nuevos desafíos que se les vienen por delante.
Durante el mes de marzo, todos aquellos estudiantes que eligieron la especialidad de Montaña debieron enfrentarse a las clases y cursos relacionados con el ámbito de la Alta Montaña, léase conocer y manejar las técnicas de la escalda en hielo y el desplazamiento en glaciares, como también vivenciar la vida y las actividades a gran altura.
Para cumplir con los objetivos propuestos, elegimos en primer lugar algunas cumbres nevadas en el Cajón del Maipo y luego el glaciar del Morado, en la zona central; y para experimentar los temas de la altura y de la hipoxia, la Puna de Atacama se transformó por casi diez días en nuestra aula de clases al aire libre.
En toda la actividad realizada, los conceptos de seguridad y guiado de grupos fueron tema central día a día, asumiendo que varios futuros egresados de la carrera deberían actuar en muy buena forma trabajando en los ámbitos profesionales que elijan , sea actuando como Guías de Montaña, o desarrollando proyectos acordes a su especialidad.
Diversas técnicas de desplazamiento en nieve y hielo, como asimismo elementos de auto-rescate en grietas y en terrenos agrestes fueron analizados cuidadosamente durante el curso.
Participaron en total 7 alumnos y dos Instructores de Alta Montaña actuando como profesores del curso. Los estudiantes fueron Nicole Porter, Cristian Gana, Domingo Valdivieso, Marco Rojas, Nicolás Valderrama, Israel Sánchez y Gabriel Toledo. Los docentes a cargo fuimos Matías Prieto y yo mismo, que además de ser Instructor actúo como coordinador de la especialidad.
Los días fueron intensos, variados e interesantes, y si quisiéramos contabilizar la actividad un poco más de lo puramente académico se hace necesario resumir el número de cumbres alcanzadas durante el desarrollo del curso: el Diente del Diablo, el Retumbadero Norte, el cerro Vicuña, el Cerro Maricunga, y finalmente la cumbre más alta de Chile, el volcán Ojos del Salado, de 6.893 metros de altura. ¡Felicidades a nuestros primeros egresados ! https://mostbet-games.net/ch/