«La cámara fotográfica es un instrumento que enseña a la gente a ver sin una cámara fotográfica» decía Dorothea Lange. Fue la premisa a partir de la cual decidí incorporar la fotografía en mi vida.
Ingeniero Comercial de profesión, soy un emprendedor en el área de higiene ambiental. Vivo en Los Andes junto a mi familia y mis días transcurren entre mi trabajo y la fotografía. Me iniciè en esta actividad el año 2012, con la intención de encontrar un pasatiempo que complementara mi vida laboral y sin saberlo, fui encontrando una forma de configurar una mirada distinta de la vida, en función del valor de los momentos.
Dentro de la fotografía soy más bien paisajista y me atrae el arte de la composición, el que intento usar para darle intensidad a lo que realmente busco: transmitir una emoción. En este sentido, me alejo un poco del discurso visual en términos de contar una historia, ya que más bien pretendo transmitir aspectos puntuales como el regocijo de un atardecer, la majestuosidad de la montaña o la espectacularidad de la vía láctea. En definitiva, la emoción presente en los momentos que ofrece nuestro entorno y particularmente, la naturaleza.
Instagram: @mauricionarea
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Cruzando la cordillera de Los Andes por la quinta región, se encuentra la «Cuesta Caracoles», una de las más peligrosas del mundo y que se hace aún más llamativa cuando los vehículos iluminan su trayectoria y los últimos rayos de sol le dan brillo a los picos que la rodean.
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Torres del Paine: El sol se esconde y la niebla oculta parcialmente la convivencia entre los nuevos árboles y aquellos que fueron quemados producto del incendio del 2011.
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Salto Grande: En el parque nacional Torres del Paine, el sol se abre paso entre la niebla para hacer refulgir el color turquesa de la cascada y la vegetación que la rodea.
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Lago General Carrera: Acaba la tormenta y desde Puerto Río Tranquilo, a lo lejos se vislumbran rayos de sol venideros en el «Chelenko», que tehuelche significa «lago de las tempestades».
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La geometría del verano: Mediodía en el acceso a la playa «Socos» de Tongoy y el flujo de veraneantes que comienza a moverse.
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glaciar Exploradores, en la región de Aysén.
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Chiloé: Los palafitos de Castro reciben la marea alta haciéndole un guiño con sus destellos y colores reflejados en el agua.
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Calma: Navegando por el fiordo «Última Esperanza» en Puerto Natales, las ondulaciones dejadas en el agua por la barcaza son el complemento perfecto al pacífico volar de los pájaros. Una calma que emociona.
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Sobre la ciudad: La tormenta cae sobre Los Andes y El «Cerro de la Virgen» ofrece una vista privilegiada de la escena.
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Bosque muerto: En el Río Ibáñez, carretera austral, se encuentra el «Bosque Muerto». Los restos de los árboles muertos producto de la erupción del volcán Hudson y posterior inundación, generan un notable contraste con el agua viva del río.
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Guanaqueros: Las cálidas aguas de las playas de la zona norte de Chile son propicias para el encuentro de gente que practica deportes acuáticos.