Con este libro, el doctor Antonio Felmer se adentra en las profundidades de la actividad subacuática, haciendo recopilación de innumerables experiencias y estudios que buscan transmitir de manera sencilla lo que le está ocurriendo al buzo mientras practica su actividad, para que sepa y identifique qué pasa con la respiración, corazón, los riñones, la piel, audición, oído, visión y otros sentidos, entre otras materias. Por la amplitud y el detalle de las referencias que cita el doctor Felmer, este trabajo es de especial interés para quienes trabajan de manera profesional el buceo, sea como instructores o como buzos comerciales. Siendo Chile un país principalmente marino, sin duda este título -que se edita de manera posterior a su fallecimiento- marca un antes y un después en lo que se refiere a aportes de la educación subacuática en Chile.
Mi Experiencia en Buceo (disponible en Editorial Universitaria) comienza con un completo e ilustrado resumen histórico de lo que es la actividad subacuática, siguiendo con contrastes de lo que es el ambiente terrestre -registrando hasta los más recientes extremos de tolerancia, como el del record de Felix Baumgartner-, ya desde su capítulo segundo nos internamos en los aspectos más fisiológicos del buceo. Se tratan en un principio temas que son conocidos por un estudiante que ha participado de un curso de buceo básico como un Open Water , analizando, por ejemplo como se comportan las cavidades aéreas y los factores respiratorios del buceo, y luego se explica, ya fuera de los conocimientos típicos del iniciado, órgano por órgano, que va sucediendo con nuestro cuerpo al estar en contacto con el agua y, más importantemente, bajo la presión de una columna de agua. ¿Cómo responde el cuerpo a la hipotermia en el agua? ¿Conviene mantenerse en movimiento en caso de un naufragio? Esta y otras preguntas se resuelven con detalle e imágenes en las primeras páginas de Mi Experiencia en Buceo.
Luego de estos capítulos introductorios nos adentramos al conocimiento y las explicaciones sobre tablas y temas de interés derechamente médico. Puede que estos aspectos más duros y científicos (e incluso paracientíficos por la dificultad y novedad de ciertas teorías) a no a todos les parezcan un punto llamativo o muy lleno de anécdotas, pero lo que si se entiende al ver la completa referenciación de esta obra es que el doctor Antonio Felmer Aichele, inspirador de la Sociedad de Medicina Hiberbárica y Subacuática de Chile, ha hecho un aporte fundacional por el buceo en Chile. Tal como lo reconocen quienes lo conocieron, Felmer fue haciendo que la realidad de quienes trabajan en el mar fuera cambiando para mejor, fomentando en el país el desarrollos que se materializaron, por ejemplo, en la Unidad de Baromedicina del Hospital del Trabajador; llama la atención también el aprecio que le comunican los trabajadores de las industrias salmoneras de la zona austral de nuestro territorio, ámbito en el cual se movió trabajando capacitaciones, charlas de prevención y trabajo en protocolos de tratamiento para enfermedades asociadas al buceo.
Ya en los capítulos finales del libro, el doctor Felmer se refiere a temas que dan qué hablar en los últimos años en el campo del buceo; el tema de las Burbujas y Microburbujas y cómo estas inciden en la aparición de, por ejemplo, dolores articulares, pérdidas de sensibilidad, parálisis muscular, entre otras patologías. Y concluye con un epílogo magistral en que cuenta historias sobre su cinturón de plomo regalón, los consejos que le dieron los más sabios lobos de mar y algunos momentos difíciles que al mismo doctor le pasaron, por no respetar principios básicos al equiparse. Dentro de las preguntas que deja abiertas Felmer está una muy intrigante. ¿Quién instruye a los instructores? Hay temas fundamentales en su libro que prácticamente nadie enseña, tanto así que en acuicultura, sobre la mala interpretación de tablas de inmersión, se han hecho diseños completos de instalaciones, con el interés de fomentar la productividad. Vale la pena estudiar qué es lo que ha sucedido, en términos de iniciativas legales, con el perfil de buceo denominado ‘buceo yo-yo’, rutina en que por no ser buceos más allá de los 20 metros se multiplican las descompresiones. El doctor Aichele insta a que se estudie las microburbujas y la presencia de microagregados plaquetarios en los buzos que practican el perfil yo-yo: el aumento progresivo de osteonecrosis disbárica en las mutuales de accidentes laborales es algo que Felmer califica como alarmante, y más alarmante aún cuando acusa que no hay iniciativas de prevención; algo similar sucede con el daño crónico cerebral en quienes van padeciendo en sus labores pequeños infartos por la presencia de microburbujas.