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Trekking hacia el Fitz Roy y Cerro Torre, “las Torres del Paine” del lado argentino.

El parque nacional Los Glaciares es poco conocido por los chilenos y resulta una excelente alternativa para aquellos que no quieren realizar un trekking tan largo como el de Torres del Paine o para aquellos que quieran variar. A pesar de que ambos parques tienen lo suyo, el parque argentino encanta por su pueblo llamado El Chaltén y por sus numerosas panorámicas hacia el Fitz Roy o el Cerro Torre.

Texto: Teresa Arnaboldi
Fotos: Teresa Arnaboldi, Antonia Chicharro, Carolina de la Maza

El Chaltén

 

Lo llaman la capital argentina del trekking y bien puesto tiene ese apodo. Es un pueblo que se fundó en 1985, en parte debido al litigio limítrofe con Chile por la Laguna del Desierto, y la mayoría de sus habitantes es gente joven. Parece una ciudad cosmopolita ya que al caminar por sus calles se escuchan conversaciones en todos los idiomas.
El Chaltén pareciera enclavarse en medio de un anfiteatro de piedra ya que está rodeado de grandes paredes de granito. Cuenta con excelente gastronomía y variedad de alojamiento para todos los gustos. Tanto para mochileros que quieren un hostal o para quienes van en familia y necesitan algo un poco más lujoso.
Además, cuenta con supermercados con productos especiales para los escaladores o gente que quiera hacer trekking. Se puede encontrar todo tipo de productos en formato individual, como miel, mermeladas, barras de cereal, salame…
Otra característica del pueblo es la cantidad de cervecerías que hay en sus calles. En las tardes se llenan de escaladores y trekkeros ávidos por refrescarse y compartir sus aventuras.

Trekkings

Las montañas más apetecidas por escaladores y para quienes quieren admirar la belleza del lugar son los macizos donde se encuentra el Fitz Roy y el Cerro Torre que ofrecen un espectáculo imponente. Sus crestas se asoman entre glaciares y nubes y, en ciertos momentos del día, toman sorprendentes coloridos según la iluminación del sol.
Si bien hay una gran variedad de trekkings posibles, incluso algunos cortos de pocas horas y de muy baja dificultad que se pueden realizar en un solo día, los aconsejable es aventurarse en el trekking de tres días que llega a las lagunas ubicadas en las bases de estas famosas montañas.
Hay que destacar que es posible tener las cuatro estaciones del año en un solo día y cuando llueve, pareciera que el agua viniera de todos lados.
Lo mejor de este parque es que es gratuito y no hay que pedir permiso para entrar. Los campamentos son muy básicos por lo que hay que llevar de todo. A diferencia de su contraparte chilena, en los trekkings de este sector es todo natural, no hay intervención humana de lodges o kioskos con productos que sí se encuentran en las Torres del Paine. Además, impresiona la gran cantidad de europeos realizando las rutas lo que a veces hace que uno se olvide que está en Sudamérica.

Día 1: Trekking hasta camping Poincenot (4 horas).

El trekking parte en El Chaltén, al final de la avenida San Martín (la calle principal) y comienza con una empinada subida con vistas al valle donde destaca el río De Las Vueltas que serpentea por el valle hasta que sigue paralelo al pueblo. Esta fue nuestra primera parada.
Luego el camino se hace más angosto y se introduce dentro del bosque, donde se aprecia todo tipo de especies nativas, entre las que sobresalen las lengas. En el kilómetro tres existe la opción de continuar hacia la izquierda por un breve desvío hacia la Laguna Capri que destaca por su vista privilegiada hacia el Fitz Roy. Su orilla invita a descansar, es un mirador natural de toda la panorámica. Este es un buen lugar para detenerse a comer algo antes de continuar al camping Poincent.
El trekking hasta la laguna Capri, que dura alrededor de dos horas, es una buena opción para aquellos que no quieran llegar a los pies del Fitz Roy y quieran devolverse al Chaltén.
Durante esta caminata nos dimos cuenta de lo bien señalizado que está todo. Cada un kilómetro hay carteles que demarcan donde uno se encuentra.

Desde Capri se camina una hora por un terreno plano y se atraviesan puentes hasta llegar al camping Poincenot que se encuentra bajo árboles. Algunos sitios están delimitados con troncos. En este camping hay muchas carpas porque es el más popular de la zona. En este punto los escaladores que van a subir el Fitz Roy instalan su campamento base. El ideal es armar el campamento antes de iniciar el siguiente trekking porque es muy probable que el regreso sea tarde.

Camping Poincenot.

A unos 30 metros del camping pasa un arroyo de aguas cristalinas donde es posible abastecerse de agua para continuar el trekking a la laguna De Los Tres. Se llama así porque está ubicada al pie de tres picos tipo aguja de granito llamados Saint-Exupery, Poincenot y el gran Fitz Roy. Hay que cruzar el río Blanco y continuar por un empinado sendero sin vegetación entre rocas, parecido al que se sube cuando uno llega a la base de la Torres del Paine. Esta es sin duda la parte más difícil de la ruta y no es raro escuchar a los que ya vienen de vuelta dar ánimo en la subida.
Después de una hora de caminata y al final del camino, se encuentra la Laguna de Los Tres de color turquesa y, el premio mayor, la vista privilegiada al Fitz Roy y la mayoría de los macizos de este parque.

Laguna de los tres, vista hacia el Fitz Roy.

De vuelta en el camping, llama la atención el silencio reinante. Los excursionistas se acuestan apenas se esconde el sol y uno se siente culpable si mete ruido. La camaradería entre nuestro grupo y uno de argentinos que nos invitaron a conversar con un buen mate debe haber molestado a más de algún trekkero.

Día 2: Cruce camping Poincenot a Camping D’Agostini. (4 horas).

Este cruce se caracteriza por tener una suave pendiente de descenso hasta el camping D’Agostini y porque el flujo de gente disminuye mucho. Es recomendable partir temprano en la mañana. Nosotros tuvimos que levantar campamento rápidamente en medio de un aguacero. Nos topamos con escaladores que venían del Fitz Roy con la barba con escarchas.
El camino comienza en una zona arbolada y después de una hora se llega a la Laguna Madre. El sendero va por un lado de la laguna y se llega a una playa donde vale la pena parar y si se es lo suficientemente valiente, bañarse en sus aguas. La playa está compuesta de pequeñísimas rocas de colores. También es un buen lugar para hacer una parada y comer algo.
El sendero sigue bordeando por un lado la Laguna Hija, y al terminar se interna en un bosque de lengas y ñirres donde, para sorpresa nuestra, se escuchaba el golpeteo de los pájaros carpinteros negros de Magallanes, de cuerpo negro y cabeza roja, los carpinteros más grandes de Sudamérica que solo se encuentran en la Patagonia chilena y argentina.
El camino sigue y la vegetación comienza a ponerse más baja. La huella desciende bruscamente, hacia el valle del río Fitz Roy y el bosque da paso a pastizales y matorrales hasta empalmar con la ruta que comunica El Chaltén con la Laguna Torre. Este tramo está llenos de excursionistas.

En el km 22 se aprecia un cartel que indica que el camping de los prestadores de servicios (agencias de turismo) se ubica a la derecha. Se debe escoger la izquierda. Se pasa por un pequeño puente de madera y la huella avanza por la ribera misma del río Fitz Roy.
Luego se llega al camping Agostini que está prácticamente encima del río que trae aguas muy turbias. El ruido del río es el gran protagonista de este lugar. En nuestro caso, encontramos un sitio con una mesa de piedra, un comedor. Hicimos un aperitivo, con frutos secos, jamón serrano, queso y vino que llevábamos en botella de plástico. Esa noche nos costó conciliar el sueño por el viento, ya que parecía que en cualquier minuto se volarían las carpas.

Día 3: Camping D’Agostini hacia El Chaltén (4 horas).

La Laguna Torre está solo 360 metros más adelante del camping y ahí se encuentra el mirador Maestri. Si se cuenta con buen clima, algo difícil en esta zona, la vista es sobrecogedora. Se ve el Cerro Torre que a menudo en su cima la nieve le da forma de champiñón, generada por los constantes y fuertes vientos. Se puede realizar un trekking por una morrena que bordea la laguna donde se puede apreciar el glaciar de cerca.

El cerro Torre.

La ruta de vuelta hacia el Chaltén se caracteriza por la magnífica vista al cerro Torre durante casi todo el trayecto. La mayor parte del camino es en bajada, por lo que resulta un alivio para las piernas que han acumulado el cansancio de varios días. El sendero desciende hasta el fondo del valle del río Fitz Roy y sigue por un amplio sector plano. Poco después se alcanza el Mirador Cerro Torre, una explanada provista de barandas con vista panorámica al Cerro Torre, al Glaciar Grande, al cordón Adela, la Loma de las Pizarras a la derecha y al Paso de las Agachonas a la izquierda.

Este lugar es uno de los favoritos para aquellas personas que quieren hacer un trekking corto desde El Chaltén. Se veía gente con mocasines, zapatillas planas e incluso Crocs.
Más adelante se llega a una empinada bajada de rocas con barandas de cuerdas para afirmarse. Se continúa por un plano y se llega por fin al Chaltén.
Coronamos el viaje en una schopería donde nos comimos unos churrascos y brindamos por haber recorrido este precioso trekking.

Cómo llegar:

Para llegar al Chaltén desde Chile se puede hacer vía aérea por Buenos Aires – Calafate. Desde el aereopuerto de Calafate hay mini buses que salen directo al Chaltén y tardan alrededor de 2 horas y media.
Otra opción es llegar desde Puerto Natales y tomar un bus al Calafate. El viaje dura cinco horas. Desde Calafate se puede tomar un bus al Chaltén.

Dónde comer:

La Tapera: Un imperdible en El Chaltén.
La construcción de madera y su simpática decoración dan la sensación de estar en un restaurant en algún pueblo de montaña europeo. La comida es deliciosa, abundante, gourmet y muy bien presentada.

Recomendaciones:

Aunque hicimos el trekking en el verano es recomendable llevar:

  • Cubremochila contra agua, cortaviento impermeable, una capa de agua y pantalones de los que vienen con la capa de agua. La lluvia puede ser implacable.
  • Polera manga corta y shorts, en el día puede hacer mucho calor.
  • Mochila pequeña de 45 litros y bastones de trekking.
  • Comida: Risotto en sobre con salame y queso rallado es un festín que vale la pena llevar para salir de los clásicos tallarines con crema y vino vaciado en una botella de plástico para brindar en las noches al concluir los trekking.
  • Para el desayuno se recomiendan fajitas con queso y jamón calentados en el sartén.
  • Jockey y bloqueador: el sol pega muy fuerte.
  • Sandalias: Al terminar los trekking, lo único que uno quiere es sacarse los zapatos.

El papelón del Cerro Torre

A fines de la década del cincuenta, casi todas las montañas de más de ocho mil metros habían sido ascendidas. Los grandes montañistas comenzaron a buscar nuevos desafíos, y el Cerro Torre apareció como una de las alternativas más interesantes.
En 1959, el italiano Cesare Maestri sostuvo que, junto a Toni Egger, había llegado a la cima del Torre. Egger habría fallecido producto de un alud en la bajada.
Las inconsistencias del relato de Maestri y la falta de evidencias en la ruta, llevó a que muchas escaladores dudaran de este ascenso.
Maestri regresó en 1970 para zanjar las dudas pero esta vez subió El Torre por la cara Sudeste. Con la ayuda de un voluminoso compresor a gas, Maestri hizo hoyos y equipó 350 metros de roca con clavos de expansión y llegó al final del granito, justo debajo del hongo de hielo. Maestri dijo que «el hongo no formaba parte de la montaña» y no siguió hasta la verdadera cumbre. Abandonó allí el compresor, unos cien metros bajo la cima. Esa ruta es hoy conocida como la ruta del compresor. El compresor aún cuelga del macizo.
El primer ascenso no cuestionado del Cerro Torre, incluyendo su hongo somital, fue realizado por Casimiro Ferrari, Daniele Chiappa, Mario Conti y Pino Negri en 1974.
En 2005, Ermanno Salvaterra, Rolando Garibotti y Alessandro Beltrami, subieron por una ruta en la cara que Maestri decía haber conquistado, y llegaron a la conclusión de que Maestri y Egger nunca llegaron a la cima.
En 2012, David Lama se convirtió en la primera persona en realizar escalada libre por la ruta del compresor. Recomendado: Documental Cerro Torre en Netflix.