Al sueco Henrik Westling siempre le gustó esquiar. Después de graduarse de la universidad, pasó dos años dedicándose exclusivamente a deslizarse por la montaña. Hasta que un accidente grave puso fin a su sueño de profesionalizarse. Luego compró una tienda de esquí.
El día a día dentro de cuatro paredes resultó rápidamente insoportable. «Empecé a tener ataques de pánico, echaba de menos la libertad del esquí . Me di cuenta de que tenía que volver a esquiar», dice. Con su esposa, decidió disminuir la carga de trabajo y se lanzó a un proyecto personal: esquiar 178 de los picos que rodean el área donde vive, en Jämtland, Suecia.
Henrik tardó seis años en completar su reto.