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Entrevista: Bárbara Hernández, la sirena del hielo

¿Qué impulsa a una mujer a meterse en gélidas aguas sin ningún traje que la proteja del frío? Bárbara Hernández no le teme al hielo ni a los desafíos y ha abierto la puerta para esta nueva disciplina que en un lugar como Chile, tiene todo para brillar.

Bárbara Hernández, 32 años, nadadora.

¿Cuándo empezaste a nadar?

Empecé a nadar a los seis años en la piscina de Universidad de Chile y luego a los 9 con Gabriel Torres y Silvia Schimpl, la mamá de Kristel Kobrich. Gabriel es mi entrenador hasta el día de hoy.

¿Cuándo probaste por primera vez las aguas heladas y que te impulsó a hacerlo?

A los 18 años probé por primera vez las aguas abiertas.
Nadé en aguas frías cuando crucé el estrecho de Magallanes y después el Canal de Chacao. En 2014 me invitaron por primera vez a nadar en el Perito Moreno en Argentina. Ahí conocí a un montón de nadadores europeos y rusos, todos acostumbrados a nadar en aguas congeladas que incluso tenían su propia federación. ¡Fui a puro corazón y gané mi categoría! Era increíble ver una pared de hielo de 70 metros mientras nadabas. Ahí conocí un mundo nuevo y empezaron las invitaciones para ir a competir en fechas de afuera.

¿Y dónde fuiste a competir?

Fui a mi primera cita mundial en Siberia 2016. El 2015 lo dediqué a conseguir apoyo. Conocí a Andrónico Luksic en la Patagonia quien me apoyó con un 70% de los recursos que necesitaba. Lo demás lo conseguí con apoyos de otros privados y la municipalidad de Recoleta.

¿Cómo te fue en Rusia?

En Siberia Occidental, a un costado del río Turá, gané los 450 y 200 metros libres de nado a 0,5 grados. Había minutos en que nadaba y el agua se iba congelando.

¿Qué pudiste ver allá?

En Rusia y en Finlandia tienen súper internalizado el contacto con la naturaleza. Ellos saben que nadar en aguas heladas mejora las defensas o los ayuda con los dolores articulares. Además, tienen investigaciones que respaldan estos datos. Allá hay gente desde los siete hasta los 87 años que nada en aguas heladas. Se practica como algo cultural.

¿Se necesita alguna característica especial para practicar esta disciplina?

Sólo se necesita cabeza y estar concentrando. Todo el mundo puede nadar en invierno. A los seleccionados que nadan en piscina les da frío o no saben nadar con ola y viento. Pero no es llegar y tirarse en cualquier lugar, hay que pedir permiso y lo más importante es la seguridad, realizar aclimatación y ser responsables.

¿Cómo ves el manejo de la hipotermia en Chile?

Estamos atrasados en el manejo de la hipotermia que es lo más importante. Uno siempre sale con un poco de hipotermia después de nadar en aguas tan heladas. En países como Rusia tienen saunas, tinas, te enseñan cómo hacer para que la sangre circule, te hacen chequeos previos y siempre hay alguien que te asiste. Es una recuperación activa. En Chile, en cambio, solo te ponen un suero y te mandan a la posta.

¿Cuánto entrenas?

Entreno dos horas diarias en el Estadio Nacional de lunes a sábado a las 6 am y una o dos veces al mes voy a la Laguna del Inca en Portillo que tiene un grado en invierno y ocho grados en verano. También trato de ir a los glaciares en la Patagonia. Practico yoga tres veces por semana que me ha ayudado a elongar, a no lesionarme y en la parte mental, que es fundamental.

¿Qué lugares gélidos has nadado en Chile?

He nadado por seis glaciares en la Patagonia. Me encantaría nadar en todos. Eso es lo que me mueve y si pasa mucho tiempo sin meterme a esas aguas, siento que me falta algo. Me gustaría nadar en todas las regiones y en la Antártica.

¿Cómo congenias el trabajo con una carrera deportiva?

Hago lo que tengo que hacer, mi familia es de esfuerzo. Si para un deportista olímpico ya es difícil hacer carrera en Chile imagínate para alguien como yo que hago un deporte que no es olímpico. La vida de los deportistas en Chile es muy dura. El 2016 para mí fue muy angustiante, tenía que estar mendigando apoyo. Es un suplicio, algunos no están ni ahí, otros te prometen y después no te cumplen. Independiente de hacer este deporte, debo tener autonomía financiera. Soy psicóloga y trabajo en la Corporación de Deportes de la Municipalidad de Recoleta y el alcalde es súper jugado conmigo. Mi horario es flexible y, si tengo que entrenar, ellos me dejan hacerlo.

¿Qué desafíos se te vienen?

Estoy ad portas de irme al mundial en Tallin, Estonia, y me encuentro en la etapa de escoger qué pruebas hacer para tratar de meterme en los primeros lugares. Pero en todo caso, para mí la medalla no es lo más importante. Nadar en la Patagonia o representar a Chile es mucho más significativo.

¿Cómo te gustaría potenciar esta disciplina en Chile?

Me encantaría traer algún evento de natación en aguas gélidas a nuestro país, pero para eso tengo que asegurarme de que la disciplina sea conocida en Chile y que los nadadores nacionales se motiven

¿Qué otros desafíos tienes en mente?

Quiero ir a cruzar el estrecho de Gibraltar. Ninguna mujer chilena lo ha hecho sin traje de neoprén. Llevo tres años tramitando los permisos y lo cruzaría en agosto 2018. El 2019 tengo cupo para ir cruzar el Canal de la Mancha.