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La Montaña Diosa Turquesa (8. 201 msnm) en Himalaya

Luego de una preparación sistemática, Germán Rodríguez emprendió lo que sería una aventura que marca una consagración en la vida en la montaña: ascender un ochomil. Junto a una expedición internacional fueron al encuentro del Cho-Oyu y aquí revivimos parte de la historia, con su esfuerzo y gran experiencia.

 

Texto y Fotos: Germán Rodríguez

 

Esta expedición, ya pospuesta en dos ocasiones, cristaliza finalmente en la primavera septentrional del 2014, después de un arduo entrenamiento, que ya no sé cuándo inicio; lo cierto es que mantengo mis salidas en cumbres arriba de 6000 msnm como norma.
Hablar de la Cordillera de los Himalaya es un tema inagotable, tanto de su gente, costumbres y cultura. Así, no está demás decir que llegar a Katmandú, Nepal (puerta de entrada a nueve de las 14 cumbres superiores a los 8 000 msnm que se encuentran ubicadas en la frontera Nepal/Tibet) es imaginarse una fusión entre la mítica Torre de Babel, donde coinciden gente de todos los rincones del mundo y una caldera de vanidades en la que, como dice un viejo refrán: “Hasta el más chimuelo masca rieles”, por lo menos en comentarios. Deambular sus barrios, en particular Thamel, por sus estrechas y transitadas calles, es tener el mundo al alcance de nuestra vista.
Precisamente es Katmandú el lugar donde se debe tramitar los permisos de ascensión para el monte Cho Oyu o mejor dicho, La Montaña Diosa Turquesa, mismos que fueron solicitados con un mes de anticipación; ahora solo es necesario presentar mi pasaporte con el sello de migración y está todo listo para iniciar. La nuestra es una expedición internacional conformada por dos rusos, dos iraníes, dos mexicanos, un polaco, un japonés y un australiano, tres sherpas y dos cocineros. Las cordadas quedan definidas de forma prácticamente natural.
Como algo predeterminado, es necesario tener una aclimatación a la altura desde los 1.400 msnm de Katmandú, hasta 4.900 msnm, en Campo Base Chino; esto se logra en descansos con altura progresiva: Zhangmu (2.350 msnm), Nyalam (3.750 msnm) y finalmente Thingri (4.350 msnm), puerta de entrada a la Cordillera de los Himalaya y demarcación en un tronco común para Everest, en su Cara Norte y el Cho Oyu. Me deja grata impresión que durante todo el recorrido hasta Thingri hay disponibilidad de telefonía fija, celular e internet. El hospedaje, muy occidentalizado y a precio razonable.

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Campo Base Chino (4.900 msnm)

Dejamos Thingri después del desayuno y todavía en camionetas 4×4 tomamos rumbo al Campo Base Chino. De aquí en adelante todos dormiremos en carpa y tendremos como centro de reunión la carpa comedor, que además tiene un rol importante en la convivencia e intercambio de experiencias. Nos esperan 25 días bajo esta premisa, es decir, tendremos que compartir sonidos, aromas, colores, sabores. El día anterior nuestros sherpas y cocineros adelantaron el armado del campamento completo. Hay que permanecer dos días, mismos que se aprovechan para ascender cumbres cercanas y de baja altura y continuar con la aclimatación. El paisaje cambia radicalmente, todo es majestuoso y las cumbres alzan su mirada al cielo. Al tercer día llegan los campas (arrieros tibetanos) con sus yaks, que transportarán nuestro equipo e implementos hasta el Campo Base Avanzado. Es necesario ajustar todo en sacos para su carga y así evitar daños o extravíos.

En un excesivo trabajo de aclimatación se arma un Campo Intermedio a 5.150 msnm, todos estamos impacientes. Solo pasaremos una noche a esta altura. Desde aquí se observa por primera vez el Cho-Oyu, el clima es frío y hay abundante viento, en la cima se observa nubes de nieve provocadas por ráfagas que estimamos superiores a 100 Km/h.

El Campo Base Avanzado o ABC (5.700 msnm), está ubicado justo enfrente del Glaciar Lang Panal y rodeado de montañas de impresionante belleza, donde cada una constituiría una cumbre curricular. Este es el centro neurálgico de la expedición; se dispone de carpa-comedor, carpa-sanitario, carpa-ducha, internet, cargador fotoeléctrico y agua de deshielo. El sitio tiene espacio para albergar hasta cincuenta carpas sin problema. Ubicamos nuestras carpas sobre una colina de suave pendiente y con vista a la imponente Cara Norte del Cho Oyu.

Como todas las montañas, Cho Oyu, es caprichosa a sabiendas de su belleza y atractivas líneas a su cumbre; solo con paciencia y continuos acercamientos podremos tener acceso a ella. Es necesario no sucumbir ante falsos caminos de fácil y engañosa cercanía. Saber esperar es importante, solo cuando la ventana de clima sea lo suficientemente grande será el momento del ataque final; sí no llega, habrá que intentarlo en otra ocasión.

 

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Les bendiciones de la Diosa

Al amanecer del tercer día en este campamento uno de los miembros de la expedición presenta insuficiencia respiratoria, Jorge y yo (los dos mexicanos) nos enteramos porque el cocinero nos avisa. Vamos a revisarlo y la saturación de oxígeno en sangre es muy baja. Acordamos que lo más adecuado es que descienda lo antes posible, a lo menos 1000 metros, para evitar daños que lamentar; así lo hacemos, dejamos un radio en el campamento y uno con nosotros para tener contacto cada hora. Descender con todo lo necesario, incluyendo carpa y alimentos no es fácil además nadie más se ofrece a ayudar. El descenso es lento, pero seguro. Nos toma unas 5 horas llegar a la altura del Campo Intermedio, donde instalamos la carpa y la habilitamos para dejar a nuestro compañero de aventura a buen resguardo. Debidamente ubicado, al día siguiente su sherpa lo alcanzará para continuar su camino hasta el Campo Base Chino. En un inglés escaso y prácticamente nulo español , y ya con recuperación normalizada, nos agradece el haberlo puesto a salvo con un grito de ¡Viva México! Nosotros tomamos camino de regreso a Campo Base Avanzado, que alcanzamos ya rayando la noche.

Antes de intentar el ascenso es requisito solicitar permiso a la montaña para que todo transcurra sin percances. Ningún sherpa ni expedicionario debe olvidarlo, para esto se realiza una ceremonia llamada “puja“, dirigida por un lama. Es momento de compartir y convivir.

Se bendice el equipo personal y cualquier implemento que se vaya a llevar.

El clima continua inestable, caen varias nevadas, el viento en la cumbre es muy fuerte. La vida en el campamento obliga a continuar el período de aclimatación; ahora la meta es ascender al Campamento de Altura 1 (6.400 msnm), acarrear pertrechos y regresar al ABC a dormir. Todos los miembros de la expedición cumplen la tarea sin problemas. Se recomienda dos días de descanso.

Campo Avanzado 1

El plan final

Más aclimatación; la tarea consiste en pernoctar en el Campamento 1 y partir al día siguiente para ascender al Campamento 2 (7.100 msnm) para, de un solo paso, regresar al ABC a dormir. Se empiezan a presentar problemas de salud con otros miembros del grupo y el clima tampoco es benigno: viento cercano a 100 km/h en la primera pared de hielo obligan a bajar sin tocar el Campamento 2. Todos regresamos al ABC y se toman dos días de descanso.

El tiempo transcurre con un viento que no disminuye, la temperatura en ABC llega a los – 15 ºC y en los C-1 y C-2 de -25 ºC. La sensación térmica se experimenta como en -10 ºC adicionales.

En este lapso nos enteramos de la avalancha en el Everest con su trágico saldo de sherpas fallecidos; hay desconcierto y pesar en el campamento. Dos días después también nos enteramos de una segunda avalancha en el Lhotse y otra en el Makalu. Es el tema de conversación en la Carpa Comedor.

En base al pronóstico del clima hacemos y deshacemos planes de intento de cumbre, perdemos la cuenta de los que no podemos cumplir. El tiempo transcurre y la fecha de nuestro permiso de ascenso vence en mayo 20. Finalmente, el pronóstico de clima indica que para el día 17 de mayo el viento a partir del Campamento 3 (7.600 msnm) y hasta la cumbre estará por debajo de los 40 km/h. Se decide iniciar el intento de cumbre en estilo completamente alpino, es decir, de Campamento Base Avanzado a Campamento 1 (pernoctar), siguiente día llegar al Campamento 2 (pernoctar), continuar al siguiente día hasta el Campamento 3 (7.600 msnm) a pernoctar, con la expectativa que se cumpla el pronóstico y desde aquí lanzar el ataque definitivo a cumbre a las 01:00 horas, un intento de cumbre desde Campo Base Avanzado en estilo alpino.

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A la punta

Tal como se planificó, el día 15 de mayo partimos de ABC hacia Campamento 1: la Cordada 1, Jorge Salazar, Germán Rodríguez (mexicanos) y Damai Sherpa. La Cordada 2, Andrea Rogotti (australiano) y Dawa Sherpa; por su parte la cordada de los rusos ha regresado a Katmandú; la cordada de los iraníes no pasará del Campamento 2, al igual que el solitario japonés. El polaco regresó a Katmandú.

El programa se cumple al pie de la letra, debido a la buena aclimatación. Llegamos al Campamento 1 en buen tiempo, lo armamos, disfrutamos buena comida y a descansar. El clima sigue frío y con viento. Pasamos buena noche. Levantarse temprano, desayuno, equiparse con crampones y buzo térmico; cerca de las 08:00 iniciamos el ascenso hacia el Campamento 2. Es una ventaja ser punteros, avanzamos en tramos con cuerda fija y otros sin ella. El ritmo baja al llegar a la primera pared de hielo; hay que pasar rápido para evitar congelamiento de manos. Nos apoyamos con la cuerda fija instalada previamente. El esfuerzo hace que perdamos el aliento pero nadie se detiene y superamos la pared. Las lomas y paredes de hielo que encontramos son interminables. Damai y Dawa se han adelantado para montar las carpas. Los demás llegamos dos horas después que ellos al Campamento 2. A nuestro arribo hay sol radiante y poco viento, todo parece indicar que el clima estará adecuado para el día de cumbre.

La noche es agradable y descansamos bien. Nuevamente a levantarse temprano, desayuno, equiparse y salir directo al Campamento 3. Una nueva pared de hielo, ahora de 50 metros implica doble esfuerzo y más técnica. El avance es más lento que en la primera pared. Seguimos de punteros y, desde luego, Damai y Dawa se adelantan para montar el Campamento 3. Las montañas que antes se veían dirigiéndose al cielo ahora están por debajo de nosotros. A la vista, la Cordillera es infinita en cualquier dirección.

Nuestro ritmo ha disminuido notoriamente. En mi caso, la velocidad normal de 200 m/desnivel por hora ha bajado hasta 60 m/desnivel por hora. Así lo indica el pulsímetro, que no debo pasar del 80 % de mi frecuencia cardíaca máxima. Avanzo 20 pasos, me detengo el equivalente a cinco pasos o algunas veces diez. Es importante no olvidar hidratarse.

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La mejor decisión

Andrea y yo nos empezamos a separar, él llega casi una hora después que yo al Campamento 3 y Jorge, 5 horas más tarde. El viento aumenta y entro a la carpa junto con Damai. Hay que seguir hidratándose, comer ligero y descansar todo lo posible. La intención es partir a las 01:00; esperamos que disminuya el viento y esto no sucede. Nos comunicamos al ABC y nos indican que a las 11:00 horas del día siguiente disminuirá el viento.

Esperamos hasta medio día, el viento aumenta, la comunicación con ABC nos indican nuevamente que el viento disminuirá dentro de 24 horas. Ante la incertidumbre y observando físicamente que el viento en la cima aumenta, Damai, Jorge y yo decidimos descender. Andrea y Dawa optan permanecen un día más, decisión que implicó descender al siguiente día con viento fuerte, ayuda de oxígeno y hormigueo por frío en ambas manos de Andrea. A esta altura el desgaste es excesivo, no es recomendable permanecer más de 24 horas.

Jorge y yo iniciamos el descenso, no paramos en el Campamento 2, continuamos al Campamento 1, momento para comer algo ligero, hidratarse, aligerar ropa, guardar equipo, levantar carpas y seguir hacia el ABC. El camino ahora es tortuoso, pero es mejor llegar a 5.700 msnm: el descanso y recuperación será más rápido. A mitad del camino, uno de los porteadores sube a nuestro encuentro, hecho que agradecemos infinitamente. Vamos muy lento y con la mente fija, no podemos pensar nada más, ya no hablamos.

A nuestro arribo al ABC los cocineros nos reciben con una suculenta cena, últimas impresiones y a dormir. Lo que sigue son dos días en el ABC, estamos justo a tiempo para salir de Tibet y no incurrir en penalizaciones.

Un mundo de pensamientos, depresión, y finalmente recapacitación. Fue la mejor decisión. La Montaña Diosa Turquesa nos dio una segunda oportunidad para otra ocasión.

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