Desde hace muchos años el Club de Montaña Ararat tenía como objetivo realizar la ascensión a esta montaña para confirmar la altitud de este cerro con un GPS, ya que, generalmente se cree que el cerro El Roble de 2.228 msnm, es la montaña más alta de La Cordillera de La Costa. Nuestro objetivo entonces era comprobar que el cerro Chache es la montaña que realmente ostenta ese título.
Para hacer de esta ascensión algo aún más interesante, tratamos de ir un poco más lejos de la cumbre de esta montaña, planificamos ascender el Chache por La Ligua y caminar por toda una altiplanicie que se extiende hasta el cerro Caqui en Catemu, luego la ruta que sigue hacia el cerro Caquicito por un impresionante filo montañoso llamado El Grat. Para describir mejor esta ruta, vamos a decir que el cerro Chache es parte integral de un cordón montañoso bastante grande, que divide la V región en dos, entre los valles costeros y un valle que llega hasta los pies de la cordillera de los Andes. Este cordón nace entre la ciudad de la Ligua y Cabildo, llegando hasta Catemu y La Calera , con un largo entre la primera y última cumbre en casi cuarenta kilómetros de largo, incluyendo dentro del cordón montañoso la famosa ruta de El Grat, conocida por su singular característica de tener un filo entre cumbres, con cortes verticales por ambos costados, obstáculos como precipicios y grandes paredes de escalada que están dentro de la ruta; para realizar esta travesía solo contábamos con cuatro días.
Día Primero: Al Chache
Habíamos planificado salir un día jueves y llegar a La Ligua a las 7:00 horas, pero algunos problemas de movilización nos impidieron cumplir con el itinerario preestablecido, por lo que iniciamos nuestra expedición con tres horas de retraso, tiempo que se convertiría en la mayor preocupación de la primera jornada de ascensión, ya que el vehículo nos dejaría a tan solo 500 metros de altitud, y de ahí hasta la cumbre teníamos más de 1.800 metros de desnivel, por lo que tratamos de caminar lo más rápido posible para completar nuestro objetivo primario, que era llegar hasta la cima del cerro Chache en una sola jornada.
La ruta parte por un camino de auto en el sector de La Patagua y que lleva hasta la mina Delirio. Esta ruta estuvo por años abandonada, pero con el boom del precio del cobre, la habían reabierto y estaba en muy buenas condiciones; hoy la mantienen cerrada con llave para que no suba cualquier persona y se exponga a los inherentes peligros de estar cerca de una mina operativa.
Comenzamos a caminar desde bien abajo, aun así, valió la pena cada paso, ya que el entorno de esta vía está completamente cubierto de una exuberante vegetación típica de la precordillera de la zona central de nuestro país, pero multiplicada por dos, ya que es un cajón con mucha humedad y los árboles literalmente no tienen espacio donde crecer, por lo que están muy cerca unos de otros, asemejándose más bien a una selva, con helechos gigantes y peumos de proporciones tremendas. El camino se cortaba en algunas partes por un riachuelo muy abundante en agua y luego de caminar por unas tres horas llegamos al final del camino de auto, para iniciar el ascenso por un sendero que nos llevaría a través de una quebrada a la cima de la montaña. Cuatro horas después llegábamos a la cumbre: la luz de día se nos estaba acabando y aún así decidimos seguir en la oscuridad total hasta llegar a nuestro objetivo del primer día. Por la poca luz habíamos pensado que la vista no sería muy buena por estar de noche, pero nada más equivocado: además de ser testigos de una puesta de sol en el mar mientras ascendíamos, una vez en la cumbre, pudimos distinguir todas las ciudades circundantes y aún mas allá, logrando ver desde Valparaíso hasta los Molles. Fue precisamente en ese lugar en la misma cumbre del cerro Chache que hicimos nuestro campamento para continuar al día siguiente.
Día Segundo:
Lo primero que hicimos una vez que nos levantamos, o sea a las 05:00 AM, fue ir a tomar las medidas GPS. Créanlo o no, el Cerro Chache tiene 2.332 metros sobre el nivel del mar, 105 metros más de altura que el cerro El Roble. La altitud paso a segundo plano, en la medida que comenzó el amanecer, que nos daba una impresionante vista de la cordillera de los Andes, logrando ver varios cerros más lejanos que el Tupungato en el sur y montañas mucho más al norte que el cerro Mercedario, en realidad vimos la cordillera en su totalidad hasta donde alcanzaba la vista.
Según lo planificado debíamos salir el a las 06:00 horas, pero entre sacar fotografías, tomar las medidas GPS, hacer un video, desarmar campamento y otras cosas más, nos retrasamos una hora. Teníamos también a la vista de todo el camino que debíamos recorrer, ya que a lo lejos, distante 25 kilómetros , se podía ver la cima del cerro Caqui, donde se asienta un refugio de montaña llamado la Casa de Piedra, llamado así porque, tal como dice su nombre, es una casa hecha de piedra. Si bien ese día no había que hacer una gran ascensión, nos esperaba una larga caminata por terreno relativamente fácil, con muchas subidas y bajadas. Luego de arreglar nuestro equipo, partimos con bastante ánimo y muy felices por haber logrado el primer objetivo, pero con la preocupación de completar toda la ruta que se nos venía por delante, y la dificultad de soportar las 13 horas de caminata; no podíamos darnos el lujo de descansar mucho y teníamos que usar la mayor parte del día para poder avanzar por todas las cumbres, que están unidas entre sí por una pequeña altiplanicie que nos permite avanzar con relativa facilidad. Así fue que pasamos por las cumbres del cerro Picorete (2.280), cerro Negro (2.255), Mosco Verde (2.218), Manzano (2.189), Piedra del Gaucho (2130) y cerro Caqui (2196), el cual sería la última montaña que ascenderíamos ese día, ya que ahí estaba nuestro refugio. Nuevamente nos alcanzó la noche antes de llegar a nuestro objetivo, pero igualmente seguimos y logramos llegar en completa oscuridad al refugio Casa de Piedra a las 20:00 horas. Al final del día estábamos físicamente destruidos y con nuestros pies convertidos en un campo de cráteres por las ampollas rotas: no hubo persona que no se quejara por la larga caminata, pero igual sabíamos que al otro día nos esperaba descansar, ya que habíamos planificado pasar todo el día sábado reposando y recuperando fuerzas.
Día Tercero
Habíamos previsto que el segundo día de expedición sería el más duro por la larga caminata, por lo que planificamos con anterioridad descansar el sábado, bañarnos en los pozones de las vertientes y disfrutar del paisaje. Ese día llegaron dos nuevos miembros de la expedición que habíamos coordinado que subieran a la Casa de Piedra el sábado y vaya que estábamos ansiosos de que llegaran, porque ellos nos llevarían una poco de carne para hacer un asado, ya que siempre hemos dicho que no todo debe ser sufrir subiendo cerros. Bueno imagínense como disfrutamos ese asado en medio de la Cordillera de la Costa. Como broche de oro, esa tarde fuimos testigos de una sorprendente puesta de sol en el mar y en realidad todo lo caminado y sufrido, se vio completamente recompensado con ese idílico paisaje de atardecer.
Día Cuarto
Ahora si se venía lo mejor de la expedición: atravesaríamos por la famosa ruta de El Grat, partiendo desde La Casa de Piedra hasta el cerro Caquicito. Esto nos tomaría unas ocho horas; debíamos completar 4 kilómetros lineales de distancia en una una ruta caracterizada por grandes precipicios, escalando paredes de una dificultad de hasta 5,9 y haciendo seis rappeles, el más largo de unos 50 metros con una reunión en medio del acantilado. Tambiñen teníamos por delante una tirolesa de 25 metros y varios largos de cuerdas en otras escaladas y pasos expuestos.
Iniciamos la última jornada el domingo a las 05:00 AM caminando en dirección a la cumbre del cerro Hornitos distante a una hora de nuestro refugio. De ahí en adelante la ruta se va angostando cada vez más hasta que llegamos a una gran pared la que se asciende por el costado derecho, donde parte una ruta que es bastante expuesta y nos lleva a las cumbres de este gran filo, el que sigue con relativa seguridad debido a algunas chapas que instalamos en las zonas más expuestas, gracias a una taladro martillo a batería de la marca Bosch. Obviamente reemplazamos antiguos clavos que datan del siglo pasado, puestos por los diferentes clubes de montaña de la V región que visitan constantemente esta zona.
Esta ruta se llama el Grat, nombre que fue otorgado por algunos andinistas alemanes que exploraron esa zona, y grat significa en español algo así como serrucho o filo aserrado, y eso es justamente este lugar, ya que su parte más angosta se caracteriza por tener unos pocos centímetros de ancho.
Seguimos caminado hasta llegar a una gran brecha que parte el filo en dos, y es el más grande obstáculo de esta ruta, ya que se debe hacer una rappel de 25 metros, hasta una repisa en medio de la pared y luego seguimos otros veinte metros de rappel en muro extraplomado, para llegar casi al fondo de la brecha. Aquí,dos escaladores hicieron el siguiente rappel y escalaron la pared de enfrente para montar una tirolesa; no siempre es necesario utilizarla, salvo cuando los grupos son muy grandes, ya que se puede ahorrar bastante tiempo. El lugar donde establecimos la tirolesa se conoce como el “Hoyo Grande”.
Luego de esto pasamos por una larga repisa que nos remonta nuevamente al filo, salvo en algunas partes que se bordean algunos gendarmes. La ruta es bastante intuitiva, ya que debe tenerse como referencia mantenerse siempre en el filo, sin alejarse de este más de 20 metros. Llegamos a otra brecha, donde no es necesario hacer rappel pero si bajar con bastante cuidado; luego se debe remontar escalando una pared de unos veinte metros a la que se conoce como “Hoyo Chico”, y una travesía por otra repisa que lleva al último filo angosto, para llegar finalmente a la cumbre del cerro Caquicito, la última cumbre de nuestra expedición.
De aquí en adelante sólo quedaba un descenso por el sector de la mina Caquicito que lleva al sector de Garretón en el pueblo de El Melón, esta última jornada fue la más larga de todas llegando a completar 14 horas de caminata, ya que terminamos a las 19:00 horas.
Conclusión
Esta expedición se realizó con el objetivo de demostrar que la cumbre del cerro Chache realmente es más alta que la cima del cerro Roble, objetivo que se cumplió a cabalidad, además de subir varias cumbres más que estaban en la ruta que comprendía el cruce longitudinal de la Cordillera de El Melón, que es el nombre con el conoce a esta parte de la Cordillera de la Costa. Hay que reconocer que hicimos jornadas muy largas y que realmente es posible recorrer esta cordillera en pocos días, pero recomendamos que esta travesía se haga por lo menos en cinco días y en invierno, entre julio y septiembre, para contar con abundantes reservas de agua, ya sea en forma de nieve o vertientes.
Datos técnicos
El equipamiento necesario para esta ruta es de media montaña y para El Grat es necesario llevar unas doce express por cordada y una de 45- 50 metros y por supuesto cascos. Las zonas más expuestas de la ruta fueron equipadas con chapas de acero inoxidable, gracias un taladro a batería HamerBosch, y para tranquilizar a los que opinan mal de equipar las rutas, les informo que sólo se reemplazaron los clavos viejos que habían en la montaña.