Últimamente todo tiende a ser un poco metafórico, pero nadie dice que eso esté mal. Esperé varios meses para escribir esta columna a diferencia de las dos anteriores, en las cuales experimenté un deporte y lo único que quise fue ponerme a escribir de inmediato (parapente y escalada en muro).
Si me preguntan si aún recuerdo todas las sensaciones bajando el cerro, la respuesta es sí, y no solo eso, miro hacia atrás y puedo ver el valor de la amistad reflejado en la práctica de este deporte.
MTB Enduro, debo admitir que es más difícil de lo que imaginaba, subir ese cerro me llevó unas buenas horas y me di cuenta de que la buena práctica de spinning no tenía nada que ver con mi rendimiento físico. (Sin desvalorizar la práctica de aquella clase de gimnasio).
Llegar a la cima (pese a las horas de literal sudor y cansancio) fue muy reconfortante, ¡lo había logrado! Pero no del todo terminado, ahora venía la mejor parte: la bajada.
Tenía claro que me iba a caer, también tenía la confianza de que me iba a levantar. Pero les cuento que no me caí, logré pasar los obstáculos y admito que me creía toda una experta pasando por arriba de las piedras. Pero la verdad es que estoy lejos de serlo.
Toda práctica de un deporte lleva tiempo, paciencia y por supuesto constancia, y es por eso que creo que el deporte no es para todos. Acá no hay cabida a frustraciones, solo a aprendizaje, acá los moretones y las heridas son trofeos, que cuando miras atrás y los recuerdas es entonces cuando puedes ver reflejado tu propio crecimiento. Igual que en todo, te caes, te paras y debes seguir. Mencione que andaba metafórica?
Cuando agarras la bici, te pones el equipo, incluyendo un casco el cual admito no me favorece, no solo es ir a “andar en bicicleta”, existe toda una preparación previa, y bueno una serie de artículos que te ayudan a tener mejores técnicas.
Me llamó la atención el amor por la bicicleta, el cuidado que se les da, las mantenciones y porque no decir una inversión no menor en ella. Te subes a la bicicleta y te sientes en libertad y en contacto directo con la naturaleza, se vive y se disfruta, se respira y se siente.
En mi caso creo que mis dos guías y amigos tuvieron mucha paciencia y para mí fue toda una experiencia poder vivir con ellos el deporte que practican casi a diario, si bien no lo seguí practicando puedo decir que los que lo practican son muy valientes y los que quieran intentarlo, se me haría difícil pensar que no sentirían similar a mí, en este deporte encuentras adrenalina, miedo, valor, competencia, pero por sobre todo solidaridad y superación.
Aquellos dos personajes que tuvieron el valor y paciencia de llevarme a practicar Mountainbike son dos enamorados de sus bicicletas y un orgullo de constancia deportiva y personal. Así que solo decir: Sigan ganando competencias!!!
En lo que a mí respecta supongo que sigo en la búsqueda incansable de encontrar algo, asumo que en algún momento deberé encontrarlo, pero como dicen por ahí “todo en su momento”. Por ahora a pensar qué será lo siguiente.
Agradecimientos a Hernán Thiers y Rodrigo Pardo, que tuvieron la paciencia y las ganas de hacerme experimentar un momento como el que viví en reserva El Durazno.