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¿Cómo conocer y cuidar la flora y fauna en Parques y Reservas Nacionales?  

Tomás Saratscheff, Biólogo y estudiante de Agronomía, y Tomás Gárate, estudiante de arquitectura, ambos de la Pontificia Universidad Católica de Chile son apasionados por la naturaleza, la conservación del patrimonio natural y el desarrollo sostenible del país. Han recorrido 60 áreas protegidas de Chile y junto a un equipo interdisciplinario de 15 personas, están creando “Fundación Legado Chile”, organización dedicada a la conservación de la biodiversidad nacional y enfocada en el apoyo de Parques y Reservas Nacionales del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado.

 

  1. Visitante, ¡No turista!

Es fundamental comprender el enfoque con el que CONAF recibe a su público: no somos turistas que pagamos cierta suma de dinero para recibir a cambio un servicio, muy por el contrario, estamos visitando un Área Silvestre Protegida del Estado, en donde se protegen ecosistemas esenciales para la conservación de la biodiversidad del país, cuyo cuidado es el principal objetivo del personal a cargo. Cuando se nos permite ingresar, es para aprender y disfrutar de la naturaleza prístina de estos lugares, no para hacer de estos nuestros lugares de festejo o celebración. Es por eso que en Parques y Reservas Nacionales debemos tener el máximo cuidado, respeto y responsabilidad con nuestras acciones, ya que estos territorios, delicados e indómitos, exigen comportamientos adecuados por parte de nosotros al estar de visita.

Al mismo tiempo, para poder cuidar y apreciar estos ecosistemas, se vuelve muy importante el observar y comprender. ¿Qué significa esto? Significa estar abiertos a la hermosa complejidad de la naturaleza en sus estados más rebeldes, significa darse el tiempo de estudiar las especies más comunes antes  de nuestra visita, significa conversar y compartir con los guardaparques, fieles guardianes y conocedores de estos tesoros, significa estar dispuestos a detenerse ante los cantos de las aves, jugar a identificarlas, tratar de imitarlas, disfrutar la curiosa e inocente respuesta del chucao… En definitiva, significa asumir con interés y alegría el hecho de que, en un área protegida, la protagonista es la naturaleza.

 

  1. CON COCINILLA TODO ES MEJOR

Como bien es sabido, según la ley 20.653, se encuentra estrictamente prohibido hacer fogatas en los Parques y Reservas Nacionales, a excepción de los sitios específicamente habilitados para ello. Esto se debe, no solo al gran riesgo de incendios forestales que esta actividad conlleva, sino también a otro tipo de impactos negativos menos conocidos por los visitantes. Por ejemplo, al utilizar ramas, hojas y líquenes para hacer fuego, estamos alterando el denominado “Horizonte cero”, que es la capa orgánica superficial, de no más de 15 cm, del suelo. Esta capa de restos vegetales protege de la erosión y sirve de hábitat para numerosas especies, entre ellas artrópodos y otros tipos de macroinvertebrados que habitan el bosque, los cuales, al mismo tiempo, son una fuente indispensable de alimento para especies de mayor tamaño. Por otro lado, al descomponerse e integrarse al suelo, esta materia orgánica mejora las condiciones físicas de este, cruciales para su funcionamiento. Al disminuir la cantidad de materia orgánica, el suelo comienza a presentar problemas de compactación, falta de estructura y aireación, lo que disminuye su capacidad de sostener la vida que en ellos habita.

Por esta razón la recolección y uso de ramas para hacer fuego debe ser evitada a toda costa, y debe ser reemplazada por el uso de cocinillas a gas o métodos similares, los cuales disminuyen el riesgo de producir incendios, y no dependen de elementos fundamentales de la naturaleza para su combustión.

 

  1. PERROS Y GATOS…MALA COMPAÑÍA:

El ingreso de mascotas a Parques y Reservas se encuentra prohibido. Esto se debe a las dificultades que generan las mascotas en hábitats protegidos: Además de significar molestia, peligro y trabajo para visitantes y guardaparques,  nuestras mascotas generan estrés a la fauna silvestre. Cuando perros o gatos merodean el área, su presencia  es detectada rápidamente por nuestra fauna nativa no solo por ladridos, sino también por las fecas, orina, y marcas de olor que dejan nuestras mascotas a su paso.  Estas huellas, invisibles para nosotros, suelen resultar en la alteración del hábitat y conducta de la fauna silvestre, afectando la labor de conservación que persiguen las áreas protegidas. Por otro lado, la transmisión de enfermedades desde los animales domésticos a animales salvajes es una consecuencia que compromete la salud poblacional de distintas especies vulnerables o en peligro de extinción, hecho inaceptable para sitios en los que se busca, por el contrario, proteger y cuidar especies de gran valor para la sociedad y el medio ambiente.

 

  1. CAMINAR Y ACAMPAR EN LUGARES INHABILITADOS…¡MALA IDEA!

Todos las áreas Silvestres Protegidas de Chile deben contar con un Plan de Manejo. Este documento define las reglas, normas de uso, zonificación general del área y las estrategias de conservación prioritarias para toda unidad del sistema, por lo que en la mayoría de estas existen senderos delimitados, campings y servicios básicos establecidos. Pero uno de los principales errores cometidos por los visitantes es caminar, acampar o perturbar lugares no habilitados. La zonificación establece sectores de uso intensivo, intermedio y zonas prístinas sin actividades humanas asociadas. Si no respetamos la red de senderos o los lugares de campings ya determinados de un área protegida, estaremos causando impactos innecesarios en el equilibrio natural, como la alteración de sectores de reproducción de especies, áreas de nidificación o refugio, sitios de alimentación, degradación de suelos y cuerpos de agua sensibles, entre muchos otros. Todos estos impactos ocasionados en esas “acortadas de camino” o “acampadas solitarias”, que suelen verse en temporadas estivales con mayor frecuencia, deben ser evitadas a toda costa. Además, cualquier salida fuera de los circuitos establecidos que no sea debidamente comunicada al cuerpo de guardaparques, compromete al personal de la unidad en caso de accidentes o extravíos.

 

  1. ¡ VIVE LA ESTACIONALIDAD !

La temporada de verano suele ser la más aprovechada para salir a conocer Parques y Reservas  Nacionales: temperaturas más cálidas, menores probabilidades de precipitaciones y un verde intenso en bosques y paisajes. No obstante, si realmente te maravillas y disfrutas con la naturaleza, con sus colores, aromas, formas y expresiones, las otras estaciones del año son una fuente de belleza muy distinta, inesperada y desconocida. Las intensas tonalidades rojizas de bosques de hoja caduca en otoño, los mantos absolutos y silenciosos del blanco invierno, el intenso y colorido nacimiento de flores primaverales, con todo el canto de aves asociados. Si te gustó o crees que conoces un área protegida en verano, hay tres caras radicalmente distintas ( y bastante menos conocidas ) de ese mismo lugar esperándote. Nunca terminamos de conocer el inmenso patrimonio natural del país.