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Cazadores de grietas

-Mientras permanezco en la base Antártica Chilena Presidente Eduardo Frei en la espera para mi traslado a la península antártica, me sobrecogen las imágenes de bahía Fildes, los hielos antárticos, pequeños heleros aledaños y las nubes que circundan este lugar administrado por la Fuerza Aérea de Chile. Esta vez contaré mis experiencias en este territorio helado donde se huele la historia de navegantes y aviadores.

Texto y Fotos: Alfredo Ortega

 

Sentado con cierta incomodidad en un C-130 Hércules, acompañado del ruido de motores ensordecedores, mi memoria vuelve al recuerdo de sueños de infancia de lecturas y cuentos de aventureros polares. En esta oportunidad me dirijo hacia la Antártica, esta vez con varias misiones proyectadas, entre ellas explorar al Plateau La Clavere ubicada en pleno corazón de los Antartandes (en la península Luis Felipe), e incursionar con equipamiento científico para efectuar algunas mediciones en la zona de acumulación del glaciar Infantería, específicamente en el área del cerro La Paloma, esta vez apoyados por la dotación apostada en la base Bernardo O’Higgins. Para rematar, desarrollaremos algunas mediciones de grietas, para proyectar la dinámica del mismo glaciar. Este último trabajo contribuyó a que se nos mencionase y reconociera como equipo de cazadores de grietas.

 

Estética Antártica

El viaje desde Punta Arenas en el Hércules toma tres horas; los pasajeros van todos con misiones distintas, pero la mayoría de estas se encuentran relacionadas con investigaciones y misiones de reparación en instalaciones de la base Frei , como de algunos servicios para bases de otras nacionalidades.

Aquellos que continuábamos a la base O’Higgins, debíamos embarcarnos en el ATF Lautaro de la Armada de Chile, embarcación que prometía -en aproximadamente siete horas- arribar a la península Luis Felipe o Antártica, característico apéndice geológico que presenta su forma muy especial del circular resto del continente antártico. Nos espera una cálida recepción, luego la distribución de los equipos y grupos a sus diferentes destinos; se percibe similar estética en las vestimentas de todos: capuchas, gorros, guantes, antiparras, gafas especiales, y calzado muy particular para estar en comodidad de un ambiente frío, extremo y cambiante. En nuestro caso y aproximándonos hacia la bahía Fildes, apreciábamos que bien distantes se encontraba nuestro próximo transporte, cuya misión es apoyar todo estos movimientos, desde que se comienza a desarrollar la “temporada” que va de octubre hasta el término de abril.

Nuestro embarque al Lautaro no sería nada de fácil: el remolcador se encontraba a una gran distancia y podíamos apreciar como un grupo de marineros en dos Zodiac se aproximaban al improvisado muelle de un pequeño pontón… se veía la dificultad para abordar estas pequeñas embarcaciones debido a la mar gruesa del momento, con algo de viento, que haría peligrosa la navegación con carga y personal que debía dirigirse hasta el mencionado buque. Quince minutos toma nuestra arriesgada aproximación al Lautaro; un par de giros y ya estábamos en el ATF

Medios Antárticos

Ríos de Hielo

Recibidos y acomodados en la Base O’Higgins, los preparativos de las próxima misiones obligan a revisar los equipos y a organizar todos los procedimientos, especialmente los que tienen que ver con la seguridad y los desplazamientos en el área de trabajo… sobre todo en el glaciar Infantería de la planicie superior de la península Antártica a la “cuadra” de la rada Covadonga.

Nuestro principal objetivo de trabajo científico son las grietas. Estas son propias de un glaciar, cuyo comportamiento equivalente al de un río de hielo, hace considerar una dinámica variable, con factores como el desnivel, altura, exposición al sol y predominancia de los vientos. Estos verdaderos ríos se movilizan con una velocidad propia en su tránsito, tanto por agentes externos como internos; producen separaciones de capas de nieve, que van diseñando una enmarañada formación de hendiduras que van del metro de profundidad hasta los 50 y más metros. Nos enfrentamos a congeladas fauces, que pueden fácilmente tragar a una persona en un accidente fatal.

Identificando

El cruce de los Antartandes

Se nos presenta la ventana ideal para efectuar la misión sobre el glaciar La Clavere, y subimos a la planicie superior del Infantería para esperar el Twinn Otter, un avión diseñado y armado con patines especiales para cambiar el concepto de aterrizaje por “anevizaje”; efectúa tres intentos asegurando la visibilidad, el contraste y la familiarización adecuada. Con el Twin Otter posado, rápidamente se sube la carga, en la cual va incluida equipamiento para quedarse -si es necesario- en el plateau. Los pilotos del avión, Guido de Pol y Pablo Unzueta, se preocupan de comunicarnos que la meteorología del sector es inestable y asegurándose que íbamos lo suficientemente preparados para pernoctar en el sector. Iniciamos el vuelo y, en pocos minutos, el avión tenía el techo suficiente para cruzar las grandes montañas que, como un biombo, separan la península este, a la que nos aproximábamos, de la oeste, que dejábamos atrás.

Efectuado el cruce de los Antartandes, se visualiza al fondo, al este el mar de Weddell, sus innumerables icebergs; a pesar de la distancia se podían apreciar tabulares de gran tamaño: son inmensos bloques que parecen grandes embarcaciones o pistas de aterrizaje… lo que no deja de ser interesante en caso de emergencia. Nuestra aeronave se acomoda para efectuar una rayada, , es decir, una simulación de anevizaje. Pero finalmente, efectuando los sobrevuelos e intentos de rigor, el piloto nos comunica que no anevizará: no siente la seguridad suficiente y las condiciones atmosféricas están cambiando.

Cazadores2

Radar Humano

Dejamos el tiempo para efectuar una exploración aérea de bahía Duse; sobrevolamos el refugio Bonne Rivera, en el cual en ese preciso momento se encontraba personal del Ejército, efectuando labores de mantención y apoyando a un par de compañeros, entre quienes se encontraba el doctor Pedro Cid y un alumno, explorando el potencial del área para labores científicas futuras de la Universidad de Magallanes.

Acotando los objetivos, nos dedicamos y abordamos nuestras inquietudes de búsqueda de grietas en el glaciar; para ello utilizaríamos y pondríamos a prueba un radar que permita detectarlas. Los que conformamos fuimos el doctor Carlos Cárdenas, Director de Programas Antárticos de la Universidad de Magallanes y el ingeniero Erling Jhonson. El procedimiento -a pesar que existen medidas que permitirían hacerlo de manera remota-, no se alcanzó a implementar, por lo tanto desarrollamos una estrategia que exponía a uno de nosotros a estar junto al radar en el momento de detección; la forma de maniobrar el radar implicaba que adelante del sistema de detección debía ir una persona, en otras palabras, era posible que la persona que llevaba el radar (receptor) pudiese caer en una de las grietas, confirmando la presencia de esta antes que el mencionado radar. En ese preciso momento no existía otra alternativa, por lo tanto se profundizó el procedimiento de rescate en caso que el primero cayera en una grieta. Nos dirigimos hacia el sector en que mayor presencia de grietas habíamos visualizado desde el Twinn Otter, zona cuyas ramificaciones y hendiduras se apreciaban desde el aire, y estaban muy cercanas a la pista de anevizaje.

Caravana

Peligroso Croquis

Con mucha cautela comenzamos a movernos, haciendo lectura de la pantalla que venía en segundo lugar dentro de la cordada de seguridad. En mi caso decidí ir como primero, utilizando una sonda de búsqueda de grietas, y un coligue bajo mi brazo que, en cierta medida, frenaría mi posible hundimiento en una amenazante grieta.

Así estuvimos deambulando por espacio de tres horas, buscando como si fuera un campo minado aquellas grietas traicioneras, que podían hacer trastabillar. Estamos ciertos y con varias señales indicadas por el radar, pasamos por encima de varias grietas. Solamente en dos oportunidades mi pisada fue objeto de un hundimiento imprevisto, hasta la cintura, pero sin mayor dificultad. En principio el nerviosismo ocupaba el tiempo necesario para hacer todosIMG_0713

De esta manera las instituciones pueden cumplir las metas y objetivos de actividades científicas y de exploración y así contribuir con el almacenaje de experiencias y conocimientos que contribuyen con la soberanía y presencia de nuestro país en el continente blanco. Mi aporte es como profesional de terreno en áreas remotas, ayudando en prevención y seguridad de sus componentes; como educador puedo contar y proyectar las experiencias que con el tiempo se van tornando aún mucho más valiosas para las futuras generaciones.