Continuando la travesía por Australia, después de haber recorrido Melbourne y haber completado la carretera llamada “Great Ocean Road”, nos dirigimos a la famosa y gran ciudad de Sydney siendo la más grande, poblada y la más visitada por turistas. Al contar con un extenso territorio, posee una gran diversidad de paisajes naturales; desde extensos bosques salvajes a paradisíacas playas.
Texto y Fotos: Santiago Bullemore
Nuestro centro de operaciones fue la gran ciudad de Sydney, donde decidimos quedarnos 4 meses para poder trabajar, y así poder seguir con nuestro viaje, aprovechando de conocer todos los alrededores antes de ir a nuestro siguiente destino. Los trabajos que realizamos fueron muy variados: desde obrero en una construcción a mesero en restaurantes, pasando por ensamblar productos en bodegas e incluso como jardineros. Esta forma de viajar-trabajar es muy común entre todos los mochileros que vienen a Australia, ya que al ser un país muy caro es difícil recorrerlo tanto tiempo solo con ahorros, por lo que es muy común encontrarse con jóvenes haciendo lo mismo.
Dentro de Sydney, vivimos en Bondi Beach, una de las playas más populares y turísticas del mundo. El deporte está instaurado en la cabeza de quienes habitan este lugar; la costanera está en constante uso por deportistas, trotando o haciendo yoga. Cada una de las playas del sector cuenta con un espacio con barras para hacer ejercicio, ¡y siempre está lleno! El landlord, o sea el propietario y encargado de la casa que arrendábamos era un fisicoculturista ruso de 45 años.
Desde Bondi Beach hacia el sur se encuentra un recorrido llamado “Coastal Walk”, donde por 45 minutos vas caminando por toda la costa, pasando por 6 playas distintas, cada una con una característica en particular. En estas existe siempre un sector para hacer asados con parrillas eléctricas, el cual está constantemente en uso por australianos y turistas. Varias veces fuimos a las parrillas para disfrutar de una rica tarde, mientras otros seguían intentando aprender a surfear.
Royal National Park
Queríamos que nuestra primer excursión fuera de trekking y camping, para conocer la costa de Sydney, pero en un Parque Nacional, así que nos dirigimos al Royal National Park. Nos tomamos el tren a las 9 am para seguir un camino de 1,5 horas, llegando a la a la estación Cronullas, donde tomamos un ferry para llegar al Parque. Cuando comenzamos el trekking hacía mucho calor: es muy recomendable equiparse con mucha agua y alimentos para no fatigarse en el camino. Hacían alrededor de 38 grados, lo que hacía que el camino fuera un gran desafío. EL trkking era de 2 horas, en su mayoría por un plano, por el cual caminamos viendo muchos acantilados, que a veces superaban los 100 metros de altura.
En el camino nos encontramos con una roca gigantesca, totalmente blanca, llamada Wedding Cake, con una vista preciosa hacia el mar abierto. Continuando este camino llegamos a una playa llamada Marley y, junto a ésta, se encontraba Little Marley. Decidimos quedarnos en un pequeño bosque justo atrás de la segunda playa, lleno de árboles a su alrededor. Habíamos leído que en Australia hay que tener mucho cuidado con todas las criaturas que se encuentran en su hábitat, por lo que hay que ser muy precavido, ordenado, cerrar las carpas constantemente y alumbrar siempre en la noche a donde quiera que nos dirigiésemos.
Nos encontramos con especies que nunca nos imaginamos. Lo primero que vimos fue un wallaby negro, un color muy extraño para estos animales. Uno de nosotros llevaba ya 1 año viviendo en Australia y era primera vez que veía uno de este tipo.
En la noche, por lo general, andábamos descalzos y más de una vez se nos pegaron sanguijuelas, que estaban en el pasto. Eran pequeñas, pero si no te dabas cuenta que la tenías, eran capaces de hacerte una pequeña herida que sangraba por unos minutos. Vimos arañas pequeñas y grandes de colores fuertes: amarillas, rosadas y negras. Estas habitantes del bosque no te hacían nada si eras respetuoso con ellas: los arácnidos atacan solo al sentirse amenazados. La linterna siempre debe estar prendida y hay que dar pasos fuertes: aquí también habitan variadas serpientes, que se asustan a las vibraciones del piso y luces.
Sobre y Bajo el Agua
Volviendo a Sydney comenzamos a planear nuestra segunda excursión y nos dirigimos hacia Jervis Bay, un pueblo al sur situado a 200 km de la ciudad. Nos fuimos por un fin de semana también a acampar; dentro del grupo algunos llevaron tablas de surf, otros kitesurf mientras que a mí el deporte que me interesaba hacer era el buceo, por la buena visibilidad del agua. Llegamos a Booderee National Park, donde nos quedamos en un camping pagado. La primera playa que visitamos fue Hyams Beach, una de las playas más blancas del mundo. Aquí aprovechamos el día, algunos caminando y otros tratando de hacer kitesurf, aunque el viento estaba irregular, con condiciones inadecuadas para el deporte. Volviendo en la tarde al camping nos dimos cuenta que estaba lleno de wallabies, que andaban en busca de comida.
Al día siguiente, era mi turno para empezar el día buceando. Era mi primera vez buceando en Australia, en cada metro de fondo marino veía una cantidad muy variada de especies y colores; sin embargo, lo que me comentaba Andy -que me arrendó el equipo- es que el Great Barrier Reef es el mejor lugar de Australia para realizar este deporte, siendo considerado la séptima maravilla del mundo.
Terminando Jervis Bay decidimos quedarnos un tiempo en la ciudad para conocer más la cultura de este lugar: es un espacio multicultural donde en cada esquina ves gente de distintos países, la cultura culinaria abunda, encontrándonos con mucha comida asiática.
En el centro de la ciudad, se encuentra un puerto llamado Circular Qui, donde llegan todos los cruceros que venían a visitar la ciudad y también se encuentra el icono de Sydney, el famoso Opera House. Cerca de ese puerto se encuentra otro llamado Darling Harbour, el cual se ubica a pocos metros del Fish Market, una pescadería impecable, muy limpia, que nos ofrecía tanto para comer ahí mismo como para llevar. También hay puestos de comida más elaborada como conchas de ostiones con arroz, que va cubierto con una capa de queso rallado y un ostión. Este plato lo doraban
con un soplete y estaba listo para servir.
Montañas Azules
Nuestro último destino de Sydney fue conocer las montañas, donde encontramos un valle llamado Blue Mountains, ubicado a 2 horas en tren hacia el oeste. Lo primero que hicimos al llegar fue ir al punto de información, donde nos dijeron qué hacer y a qué atracciones ir; al costado de este punto había un pequeña tienda donde vendían café y algunos abarrotes. La persona que nos atendía había vivido siempre en el pueblo y nos aconsejó una ruta alternativa, mucho más bonita, la cual nos dirigió a unos miradores muy extensos de selva. Las Blue Mountains tienen ese nombre porque en las tardes, y con un poco de nubes, todos los árboles tienen una tonalidad de color azul, y por esta ilusión óptica, las montañas que rodean el valle parecen azules.
Al medio del mirador nos encontramos con unos tres cumbres que llamadas The Three Sisters. Para hacer este espectáculo aún mejor, se veían distintos tipos de pájaros volando en toda la superficie del valle. Por último, ya ya terminando esta etapa de nuestro viaje, nos fuimos a ver una cascada llamada Leura, en un trekking que nos llevó por el interior de la selva, donde pudimos escuchar variados sonidos de insectos y animales.