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Una vuelta por el volcán Puyehue

El 4 de junio del 2011, luego de decretarse el alerta roja a nivel 6 con más de 230 sismos por hora y una fumarola de nueve kilómetros de alto, se produjo una gran erupción en el complejo volcánico Puyehue-Cordón Caulle. Hoy, tras años después de la explosión, damos una vuelta por el Volcán Puyehue sumando una cumbre más al proyecto de documentar los increíbles volcanes que tiene la cordillera de los Andes.

Texto y Fotos: Leo Guevara

El ascenso al volcán es motivador desde su inicio; luego de preparar la mochila y el equipo, subimos al auto en dirección al volcán. Vamos junto al mate, siempre de compañero, y con la música que pasaba de un reggae a un son cubano o a una cumbia colombiana. Partimos desde San Martin de los Andes por la ruta de los Siete Lagos, la cual une a dos Parques Nacionales argentinos, el Parque Nacional Lanín con el Parque Nacional Nahuel Huapi. Sin dudas unos de esos lugares en el que nadie quiere manejar y todos quieren mirar la ventana; por esa ventana me suelo escapar a esas maravillas que veo. Algunas trato de traerme en mi cámara pero todas las guardo en la mente y las consumo como energía en el preciso instante en el que atraviesan mi retina.
El camino zigzaguea entre cerros, bosques, ríos, cascadas y lagos, de los cuales siete se pueden apreciar desde el auto (Lacar, Machónico, Falkner, Villarino, Escondido, Correntoso y Espejo) y otros desviándose solo unos pocos Km. (Meliquina, Traful, Espejo Chico, Hermoso). Pocos kilómetros antes de llegar a Villa la Angostura nos desviamos por la ruta 231 para dirigirnos al paso fronterizo Cardenal Samoré, para realizar los trámites aduaneros. Ya del lado chileno, el paisaje iba cambiando: inmersos en el bosque valdiviano se podía ver en algunos sectores la huella que había dejado la última erupción, la ceniza volcánica cubriendo con un manto gris el entorno, y tejiendo una ilusión monocromática la los ojos; luego el verde reaparecía, demostrando la prevalencia de la vida por sobre todas las cosas.
Camino al Parque abundan las cascadas, entre ellas el maravilloso salto de Los Novios. Con una inyección previa de armonía y tranquilidad disfrutamos del camino y con la última luz del sol llegamos a la Proveeduría El Caulle, para así registrarnos y comenzar el ascenso.

LAGOLACAR

Comenzando el viaje con un increíble atardecer sobre el lago Lácar, camino de los Siete Lagos

Al refugio con la Luna en cuarto creciente
Caminamos la planicie del valle con el rojo del sol yéndose y empezamos a caminar cuesta arriba en un tupido bosque de lengas, por un sendero que nos llevaría al refugio ubicado a unos 1300 msnm, donde pasaríamos la noche.
La luna aportaba su cuota de luz y los ruidos del bosque en el silencio nocturno acompañaron el ascenso. La senda no tiene dificultad técnica pero la última parte se pone un poquito más dura: un tramo importante se transita por piedra y la sección final por bosque –que nos tocó nevado-, con una pendiente más pronunciada. Tardamos aproximadamente unas tres/cuatro horas para transitar 1.000 metros de desnivel.
Dejamos el bosque para atravesar un gran Coironal que nos depositaria en el refugio al pie del Volcán; me retrasé unos minutos en el bosque escuchando los sonidos de la noche, así que llegue al refugio y el fuego estaba prendido y la comida en la olla.
El refugio cuenta con lugar para doce personas, una salamandra a leña y tres ventanas de las cuales en una se puede ver el volcán, en la otra el coironal que te lleva al bosque y en la otra, la salida del sol. Las charlas de montaña, vinito de por medio, se hicieron presentes bajo la luz tenue de las velas… nuevas cumbre se asomaban en la noche. Luego de la cena, salí a tomar unas imágenes nocturnas del rústico refugio en la medianoche, con un cielo completamente despejado y plagado de estrellas.

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Los primeros rayos de sol asoman en el comienzo del ascenso al Puyehue

La cumbre, el majestuoso filo del cráter
Estaba en el saco como gusano en su capullo, abrí los ojos y por la ventana asomaba el sol detrás de la montaña, un sol suave todavía, sin mucha fuerza y con un amarillo apagado.
Estaba recibiendo esos momentos que te regala montaña a cualquier hora del día, ¡una buena manera de arrancar la mañana! Sin muchas vueltas desayunamos y arrancamos a caminar, la idea era llegar a cumbre lo más temprano posible para pisar sobre nieve dura y no sufrir tanto el calor del mediodía. El camino a cumbre transcurre en partes por acarreos de piedra y otras partes por nieve; se sale del refugio en dirección este, tomando un sendero que corta el coironal, girando posteriormente hacia el norte. La pendiente no supera los 35º; a medida que subimos se puede apreciar, cubiertos de un manto blanco, los increíbles volcanes y cerros que abundan en la zona entre ellos el Pantojo, el Puntiagudo, el Casablanca, el Osorno, el Lanin, el Tronador; más cerca de la cumbre la fumarola del Caulle se hace presente también en el paisaje. Luego de cuatro horas llegamos a la cumbre del volcán: parados en el filo contemplamos la increíble vista de este cráter completamente nevado, con más de 2.000 metros de diámetro. Estaba frente a unos de los paisajes de altura más maravilloso que había visto; a pesar de no ser un pico demasiado alto, la vista no tiene desperdicio, es por esta mágica vista, por la adrelanina que se siente al caminar por estos volcanes activos y por las aguas termales que abundan -luego de la última erupción- que el complejo volcánico Puyehue-Cordón Caulle es una de las experiencias volcánicas más completa de la región.

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Caminando por el filo para llegar a la cumbre. Luego de cuatro horas llegamos a la cumbre del volcán: parados en el filo contemplamos la increíble vista de este cráter completamente nevado, con más de 2.000 metros de diámetro



 

Agradecimientos
Formaron parte de esta cumbre Julie Ducrok, Nico del Piano, Ricardo Calderón(Guía AGM), y los fotógrafos Joaquín Zaldívar, Daniel Ferrada y Leo Guevara. Agradecimiento especial a Más Lanín Expediciones

PUYEHUE1OO

El cálido refugio «El Caulle» en el frío de la medianoche.