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Tag Archives: Desierto

Desierto Florido en la región de Atacama

Las intensas precipitaciones de marzo en la Región de Atacama provocaron grandes daños materiales y lamentables pérdidas de vidas humanas producto de los aludes y crecidas de los ríos de la zona. Pero el agua es vida, las lluvias de este año permitieron el surgimiento de nueva vida y el desarrollo de una de las grandes maravillas naturales de Chile, me refiero al fenómeno que conocemos como Desierto Florido.

Texto y Fotos: Álvaro Beckdorf, Matías Dattwyler, Joaquín Niemann y José Rehbein

El último fin de semana de Septiembre nos embarcamos junto a tres amigos en una aventura para conocer este magnífico regalo de la naturaleza. A las cinco de la tarde del viernes tomamos un vuelo desde Santiago a Copiapó; al llegar nos esperaba Matías, quien había tomado un vuelo de la mañana, arrendado la camioneta y comprado los víveres que requeríamos, para emprender de inmediato en dirección a nuestro destino, el Parque Nacional Llanos del Challe.
La primera noche acampamos junto a la conocida Playa La Virgen; temprano nos bañamos en sus gélidas aguas color turquesa, para luego iniciar la travesía por la Ruta 1, vía alternativa a la Ruta 5 que desciende contigua a la costa de nuestro país. Lentamente fueron apareciendo praderas de plantas con flores rojas, amarillas y blancas, sumado a miles de mariposas, diminutos picaflores y pequeños insectos dedicados a polinizar estas bellas flores; inesperada y asombrosa flora y fauna que surge en uno de los desiertos más áridos del mundo.

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Garra de León

Antes de llegar a Carrizal Bajo, nos internamos a explorar una quebrada, quedamos maravillados por la diversidad de flores, conocidas como el Azulillo, Mirabilis, Añañucas rojas y amarillas, Amancay y las espectaculares Orejas de Zorro. La gran cantidad de cactus era lo único que nos recordaba que estábamos en el desierto.
Al llegar a Carrizal Bajo, en el único local de ventas de alimentos que encontramos, degustamos unas exquisitas empanadas de locos. Esta es una pequeña y humilde caleta dedicada a la recolección de algas y si bien sus calles estaban siendo pavimentadas, aún no están conectados al sistema eléctrico, y sus hogares disponían de luz artificial solo un par de horas al día mediante un generador diésel. Mientras cocinaba, la dueña del local nos consultó si estábamos en busca de la Garra de León, y en nuestra ignorancia nos explicó que es una flor endémica de la Región de Atacama en peligro de extinción, que vienen todos los extranjeros a buscar y que aún faltaban dos semanas para que estas flores “abrieran”.
Llegamos a Playa Blanca, en el Parque Nacional Llanos del Challe, nuestro destino. Allí por coincidencia y suerte, nos encontramos con la Jose, hermana de un muy buen amigo, experta y dedicada a investigar algunas de las especies de esta maravilla de la naturaleza. La Jose nos contó que el guardaparque le había dicho dónde estaba la única Garra de León que ya había florecido. No dudamos y fuimos de inmediato a conversar con él para que nos diera las indicaciones para poder ver esta preciada flor.

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Partimos en búsqueda de la Garra y gracias a una turista española, quien nos dio mejores indicaciones logramos encontrar y fotografiar este tesoro. La Garra de León en realidad no es solo una flor, son entre 18 a 20 flores que salen al final de un largo y delgado tallo con muy pocas hojas. Se encuentra en peligro por la alta extracción debido a su valor ornamental, además sus frutos que contienen las semillas son alimentos de los guanacos.
Tal atracción tiene esta flor, que en ese mismo lugar conocimos a una investigadora de CONAF. Ella nos recomendó ir a ver las extensas explanadas de flores localizadas antes de llegar a Vallenar y en el peaje entre esta ciudad y Copiapó por la Ruta 5. Estábamos a tan solo 80 km de la salida de Vallenar por lo cual emprendimos el viaje; quedamos deslumbrados por la bellezas de las praderas cubiertas con millones de Patas de Guanaco, unas pequeñas flores moradas, que teñían el desierto con este hermoso color.

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Praderas de Patas de Guanaco

Tras disfrutar de este increíble paisaje regresamos hacia Copiapó por una huella paralela a la Ruta 5, paramos en medio del desierto para subir un pequeña cerro para tener una mejor panorámica del paisaje, los relieves producto de la continua erosión eran muy llamativos. Continuamos ruta hacia el peaje de Copiapó, en donde nos habían dicho se encontraba la segunda pradera. Cuando llegamos ya estaba oscureciendo por lo cual decidimos acampara en medio del desierto para esperar al día siguiente. Amanecimos en medio de las praderas de Patas de Guanacos, una experiencia impagable ya que disfrutamos como cambiaba el paisaje a medida que el sol se intensificaba y estas pequeñas flores se iban abriendo.
Por la tarde pasamos a conocer el valle de Copiapó, el cual se encuentra completamente plantado con viñas para producir el pisco nacional. También descansamos y disfrutamos de unas buenas empanadas en la playa de Bahía Inglesa mientras esperábamos nuestro vuelo de regreso. Sin lugar a duda vale la pena conocer este magnífico regalo de la naturaleza, único en el mundo, el cual es muy poco valorado a nivel nacional.

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