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Ruta de Los Pioneros

Extendiéndose por el mítico sector del monte San Lorenzo, a 47 km de la comuna de Cochrane, por el Paso de los Pioneros es la más austral e intrincada de la región de Aysén, y concluye en la comuna de Villa O’Higgins. Descubre aquí como es recorrerla en dos semanas, ¡a lomos de un caballo!

 Texto y Fotos: Jimmy Valdés

Cada ruta en la Patagonia, cuenta con una historia que habla, desde sus orígenes, del esfuerzo y del sacrificio de nuestros antiguos pobladores, quienes debieron internarse dentro de lo más recóndito de este territorio austral, tan rudo como majestuoso, en busca de intrépidas aventuras, para buscar nuevos lugares que poblar o en busca del abundante recursos, madereros y también de ganado- bagual, disperso en las zonas más lejanas de la región de Aysén.

Fueron muchos los momentos en mi padre, en retrospectiva, me relataba una de sus antiguas aventuras por ese sector, luego de retirarse del valle Chacabuco, en donde trabajó de domador, vaquero, cazador de pumas y zorros. Realizó ese largo e increíble viaje, recorriendo la ruta por las montañas, junto a un grupo de baqueanos, hasta llegar a villa O’Higgins, para regresar con ganado vacuno- bagual, que apacentaba en la costa del lago O’Higgins. Desde entonces, esa increíble ruta permaneció entre mis ideas, para recorrerla en algún momento de la vida.

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Apertrechados

Después de varios años recorriendo la Patagonia de Aysén, en el negocio del turismo, pude cumplir este anhelado viaje. Hacerlo, fue revalorar la experiencia de mi padre, y conocer la zona fue como ir escuchándolo nuevamente en sus descripciones.

Junto a un grupo de amigos compuesto por Hans Smith, Pascual Díaz y Cristián Vidal, que con sus empresas Spondylus Chile, Kalem Patagonia y Senderos Patagonia, respectivamente, llevaban a un grupo clientes, tuvimos la oportunidad de participar de esta gran aventura. Todos ellos son guías de larga trayectoria, y así, acompañados de nuestro baquiano, Gustavo Olivares, conocedor de la ruta, estuvimos preparados para salir.

Nuestro viaje comenzó en las inmediaciones del San Lorenzo, en el predio de un poblador, don Pedro Muñoz, desde el cual nos internamos con nuestras cabalgaduras y pilcheros gauchos, en un escenario impresionante de montañas salvajes y glaciares colgantes.

El monte San Lorenzo es uno de los puntos turísticos más importantes de la comuna de Cochrane, al que año a año arriban montañistas, amantes de las caminatas al aire libre y del ice trekking. De todo el mundo llegan a recorrer las zonas del cordón Feruglio y Cochrane, de las Torres Gemelas y del glaciar Calluqueo.

Nos apertrechamos con víveres, carne para los asados, yerba para el mate y enseres, al más auténtico estilo de los viajeros de antes, sin olvidar los aperos para el frio clima de la Patagonia. Llevamos una prenda muy importante y útil; las típicas pierneras, que son como pantalones hechos de cuero de chivo, utilizadas por los baquianos en sus travesías y que nos protegerían del frio, la nieve y la lluvia. Finalmente teníamos todas nuestras ganas y energías de conocer esta solitaria ruta.

pioneros

Mate de Madrugada

Emprendimos este largo viaje de 12 días dirigiéndonos al sur, por el camino que pasa cerca del glaciar Calluqueo y que termina en las inmediaciones de una antigua y típica construcción de los pioneros: es el llamado Puesto de Canogas; en él se utilizan troncos de madera ahuecada, en forma cóncava. El refugio se encuentra ubicado en un sector del río Pedregoso llamado Puesto de Rial, perteneciente a un personaje que conoceríamos más adelante en nuestro viaje. Esta construcción suele servir frecuentemente de punto de paso a los viajeros; ahí es donde pasamos nuestra primera noche de viaje.

Al día siguiente, luego de una mateada de madrugada para entrar en calor, nos dispusimos preparar los caballos y pilcheros para la marcha. La aventura ya había comenzado con la búsqueda de los caballos del corral; Miralejos, Cacique, El Paleta y Zorzal, son algunos de los que nos acompañaron.
En el primer día recorrimos el río Pedregoso, en el sector sur oeste del Monte San Lorenzo, y remontamos hacia el nacimiento del río Salto, en el antiguo Paso de la Picota. Una pala y una picota demarcan el sector donde comienza su largo viaje el Río Salto, denominando así por la impresionante cascada que se forma, a metros de su desembocadura, en el rio Baker. Al comenzar su descenso, sus aguas, las nieves y la lluvia, desgastan la morrena lateral, y la huella que desciende por la morrena. Ese par de herramientas, están siempre a disposición para reparar la huella.

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La Picota

Atravesamos por frondosos bosques de lenga; la caída de sus grandes troncos en la ruta dificulta el desplazamiento por el sendero y solo el ojo entrenado de un buen guía, como Gustavo, nos llevaría a seguir adelante por esta difícil ruta. Así llegamos a nuestra segunda noche de campamento.

A orillas del Rio Salto, casi desde donde se desprende de la montaña que lo ve nacer, desensillamos y nos dispusimos a montar el campamento. Una increíble noche estrellada y una fogata nos acompañan antes de irnos descansar; nosotros y nuestros caballos, luego de un intenso día.

A la mañana siguiente nos preparamos para continuar. Este sector del recorrido será uno de los más desafiantes; de los relatos que recuerdo de mi padre, cruzar el Paso de la Picota representa la mayor dificultad, por el crecimiento del caudal del río. Muchos fueron los vacunos y yegüerizos baguales que por lo difícil del vado se les vio irse, debido a la fuerza del caudal, hasta el sector del nacimiento del río Bravo. El portezuelo está realmente expuesto a vientos y nevadas.

La morrena lateral del río nos haría trabajar en la restauración del sendero, que baja hacia el curso de agua, que fluye tranquilo, con poco caudal.

16.-Paso de la picota

 

El Bravo

Luego de reparar la huella, uno a uno descendimos para cruzar el río, para luego dejar atrás este difícil sector. Más allá, un portezuelo nos llevaría hacia lo más alto de la ruta: cóndores sobrevolando el sector y grandes glaciares se observan a simple vista. Dejamos atrás las últimas vistas del cordón Cochrane y el san Lorenzo nos adentramos hacia el nacimiento del río Bravo, que nos acompañará por varias horas, tras varios vados.

Con los últimos rayos del sol que dejan caer su luz por sobre las coloridas lengas, que se presentan en una increíble decoloración en la temporada otoñal, llegamos finalmente a sector de la pampa, donde descansaríamos.

Luego de cabalgar por varias horas por la huella que recorre el río Bravo, en una pampa junto a un derrumbado puesto de montaña y un corral de troncos (utilziado pro los gauchos para encerrar baguales), instalamos el campamento para pasar nuestra tercera noche.

19.-Cruce en el sector la picota(Hans)

Entre cerro y desfiladero

El cuarto día, nos despertó con una lluviosa mañana; las montañas en esta fecha vienen blanqueando sus cumbres por las primeras nevadas. Encontrándonos a 70 km de Cochrane, capital de la provincia capitán Prat, a 80 km de la comuna de Villa O`Higgins , y a metros de la frontera argentina, sin duda , este es el sector más alejado de la civilización; aun así, hay pobladores que viven por estos apartados lugares.

Los siguientes dos días de recorrido, lo hicimos bordeando el río Bravo, y superamos una ruta muy accidentada, que pondría a prueba todas nuestras habilidades, al cabalgar transitando entre bosques con grandes troncos en la ruta, avanzar por laderas de rocas empinadas, por donde pequeños riachuelos desgastaban la huella labrada por los cascos y pezuñas de los caballos. Los antiguos embaralados de troncos, (puentes de madera, hechos sobre mallines o vegas) y el encajonamiento del río, hacen que la huella se remonte por los desfiladeros, que en varios trechos se enangosta peligrosamente.

De las conversaciones de mi padre solía recordar las ocasiones en que, en su relato, podían encontrase de frente a otro viajero, en sentido contrario, con caballo y pilchero; por un lado la angosta huella y el cerro y por otro el desfiladero. Gracias al trabajo de algunos pobladores, la huella se ha ensanchado, permitiendo disminuir los riesgos a quienes la transitan.

25.-Pilcheriando hacia las tablas

Donde Heraldo

Al llegar al sector de las tablas, una tapera o población de antiguos pobladores será nuestro lugar de campamento, para nuestro descanso y el los caballos. Una vez armado el campamento es tiempo de plantar un asado al fuego, tomar unos mates y entablar la conversa en torno a la fogata y el cielo estrellado.

Después de varios días de viaje, un descanso reparador para nuestros caballos y nosotros era algo importante. La jornada después del campamento en las tablas nos llevó a una explanada en la confluencia del Bravo y el Alegre, donde se encuentra la casa de don Heraldo Rial, un antiguo poblador del sector del Calluqueo, pero que hoy vive por estos lados de la provincia. Heraldo no se encontraba, pero siempre deja sus dependencias, que son su casa, un fogón y los potreros, a disposición de los aventureros que suelen hacer esta largo viaje. Por ser un explorador con experiencia y recorredor de este lado de la Patagonia, este extraordinario personaje ha sido partícipe de varias expediciones documentales y artículos de revistas.

Mientras los clientes junto a Hans disfrutaban de algunas caminatas y horas de pesca por los alrededores –con una sorpresiva nevada otoñal-, nosotros nos dedicamos a preparar la comida. En la cocina de don Heraldo hicimos unas ricas tortas fritas o sopaipillas, tan típicas en la Patagonia, que serán parte del desayuno y cena en estos días de viaje.

4.-Mateando en puesto rial en calluqueo

Antiguas Tradiciones

Continuando al octavo día, ya estábamos de vuelta en la huella. El clima ya había cambiado: “Después de la tormenta viene la calma”, dicen. Con unos días de buen clima, pudimos recorrer y bordear los lagos Christie. El primero, es un lago estupendo para la pesca: 6 piezas de trucha salmónida o arcoíris fueron el festín para nuestra mesa; pero no podíamos olvidar el infaltable asado.

Luego de esto en la bella ensenada del lago Christie, pasamos por la propiedad de don Rubén Pradena, quien nos recibió muy atentamente y nos ofreció su cocina, patio y comida. Amablemente compartimos asado y su buen vino en bota.

Lo que más rescato de este viaje, es el trato de la gente de mi tierra. Es que aquí aún se vive y se atiende al viajero a mano abierta; es quizás por lo apartado de estos sectores y porque no siempre pasan visitantes. El recibir a un extraño no es un problema ni complicación, se le recibe y se comparte amablemente.

Luego de superar ya los últimos tramos de la huella por las inmediaciones del lago Christie, en la tarde del décimo día, llegamos al camino que une este sector, con la Carretera Austral. Quizás sea menos atractivo recorrer por un camino de ripio, pero sin duda, es un gran adelanto para quienes viven y deben transitar por aquí, y antes se encontraban aún más aislados.

En los siguientes días recorrimos todo el camino que va desde el sector Mayer hasta llegar a villa O’Higgins, en donde culminó esta gran travesía. Quizás las grandes tropas de baguales ya no son parte de este rudo paisaje, las huellas se han cambiado por carreteras y los caballos por los vehículos motorizados, pero aun vive ese espíritu y el dicho: “Desmonte amigo y desensille”. La Ruta de los Pioneros es para quienes buscan recorrer e internarse en un terreno salvaje y de bosques frondosos, ríos caudalosos, cultura local, buscando revivir y encarnar el espíritu de los antiguos habitantes de Aysén, en Patagonia