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Kayak rumbo a Campos de hielo sur

Siete amigos kayakistas dicidieron armar una cofradía y explorar los afluentes que llegan al Glaciar Montt. Un espectáculo impresionante que deja patente el retroceso que ha tenido este glaciar producto del calentamiento global.

Texto y Fotos: Alan Bannister Hepp.

Vivo en Chiloé, este archipiélago lleno de fiordos, islas y mágicos rincones me obliga a querer salir a remar en cada momento que tengo libre. Con un grupo de amigos, en los que se incluyen mis hermanos, fundamos el Club de Kayak Viento Sur, que desde el año 2016 junta a varios aficionados al kayak de travesía en Chiloé. Con el Club hemos organizado muchas salidas en días de semana después del trabajo, y algunos fines de semana y tardes abiertas para difundir el Kayak de travesía.
Pero lo que más nos motiva es recorrer lugares que no hemos visitado antes. Al Sur de Chiloé se abre un mundo eterno de miles de canales, islas y montañas, más agrestes, aislados y vírgenes.
Así es como el año 2014 emprendimos la ruta desde Bahía Exploradores a Laguna San Rafael, en una expedición que duró ocho días en total, incluyendo los traslados desde Chiloé y cinco días de remado para llegar al más famoso de los ventisqueros chilenos. Quedamos tan motivados que rápidamente comenzamos a planificar la próxima expedición, que logramos concretar en diciembre del 2016. El Ventisquero Jorge Montt.

Rumbo al sur.

Nuestro grupo de remo estaría compuesto por el mismo equipo que participó en la anterior expedición a San Rafael: Jan Bannister (Chiloé, Ing. Forestal, Instructor ACA 3 de kayak), Mark Bannister (Chiloé, Constructor, Fogonero de la expedición, Mountainbiker y kayaquista), Rafael Larraín (Santiago, Agrónomo, Videista y Nols), Rodrigo Iñiguez (Santiago, Médico, Doctor de la expedición y entusiasta kayaquista esporádico) y Alan Bannister (Chiloé, Agrónomo, Fotógrafo y kayaquista, montañista de antaño); más dos nuevos integrantes: Rodrigo Vargas (Temuco, Ing. Forestal, sin experiencia previa en kayak, pero mucha en trekking) y Sebastián Nuñez (Santiago, Agrónomo, Montañista en la universidad y mountainbiker). Todos amantes del outdoors y con variada experiencia en actividades al aire libre. Básicamente todos con el gran deseo de sentirnos en estrecho contacto con la naturaleza y sentir la sensación de estar en una expedición, es decir, ir a un lugar que no conocíamos, sin guías, sin tour organizado, usando mapas, tablas de marea, tomando decisiones en el camino y siempre al vaivén del clima patagónico.

Partimos desde Chiloé cruzando en transbordador desde Quellón a Chaitén, para recorrer en un día la Carretera Austral hasta Coyhaique, donde nos juntamos con los miembros del equipo que llegaron en avión desde Santiago y Temuco. Un segundo día, de manejo intenso por la Ruta 7 nos llevó hasta Tortel, donde la familia Arratia, de Kajef Excursiones, nos ayudó con la logística de alojamiento y transporte en la zona. En nuestro tercer día de viaje Luis Arratia, junto a Rolando Toledo de Aguahielo, nos transportaron desde Tortel hasta el final del camino que llega al Río Pascua, pasando por el Lago Quetro. Este camino sería, al parecer, la continuación de la ruta Austral hacia Magallanes, pasando por el Oeste de Campo de Hielo Sur.

Aguas levitantes.

Ese mismo día armamos los kayaks, una ardua labor que nos tomó a las menos dos horas, y cerca de las tres de la tarde estábamos listos para iniciar la expedición. Comenzamos a bajar en nuestros kayaks, con la idea de ir siempre juntos y por razones de seguridad muy cerca unos de otros. El río diría otra cosa, ya que muy pronto entendimos que el volumen y la velocidad de la corriente nos haría dispersarnos por un buen rato, apenas controlando cada uno su embarcación intentando esquivar troncos e intentando tomar los brazos del rio que mostraban menor dificultad. En un remanso nos juntamos nuevamente a respirar más tranquilos, y algo nerviosos, porque los 30 kilómetros de río que nos esperaban se mostraban mucho más intensos que lo que habíamos} pronosticado.
Ese día tuvimos momentos de calma total, sol y algunos tramos muy agradables, pero de pronto y sin previo aviso, vimos a lo lejos como un verdadero muro de agua blanca se nos acercaba de forma muy rápida subiendo por el río, cubriendo de lado a lado el cauce del afluente. No había escapatoria al “agua levitante” (así la bautizamos), y la ráfaga de viento y agua llegó rápidamente con fuerza inusual, levantado olas y transformando el río en algo imposible de remar. En solo un par de horas la Patagonia nos mostraba todo su poder.
Llegamos al atardecer a la desembocadura del Rio Pascua en el mar, nuestra meta del día, agotados y felices, luego de tener al menos otros dos encuentros con trombas marinas en el rio que levantaban el agua como mini-huracanes.
Remando en un ambiente gris
Amaneció gris, con neblina, lloviznando y con cero viento. Un gran día para salir al mar y avanzar con rumbo al Glaciar Montt. Salimos muy temprano y avanzamos rápidamente por el fiordo con un mar como espejo. Luego de un par de kilómetros bordeando la costa perdimos toda noción de orientación ya que el mar, el cielo y el horizonte no se distinguían. Todo era gris, sin distinción. Flotábamos como dentro de una esfera sin puntos de orientación, una sensación extraordinaria, que disfrutamos por un buen rato.
Salimos de este extraño estado acuático para contemplar los primeros icebergs que se asomaban del sinuoso y estrecho fiordo que lleva al Glaciar Montt. Con emoción nos acercamos para contemplar sus formas y colores.
Esa tarde encontramos nuestro campamento en una playa algo protegida y rodeados de muchos icebergs que quedaban varados en la misma playa en marea baja. Armamos nuestras carpas y nuestro toldo, para poder cocinar y comer bajo techo en las intermitentes lluvias que nos acompañaban cada día.

Un glaciar en retroceso.

La suerte nos acompañó. Salió algo de sol pero junto con éste, el viento. Salimos dudosos por el fuerte viento y las olas en la playa de nuestro camping, que el día anterior se veía muy tranquila.
Seguimos con suerte ya que el viento calmó el otro lado del fiordo, y pudimos avanzar por seis km por un fiordo repleto de icebergs de distinto tamaño y formas. A veces eran tantos, que el paso se cerraba, lo que nos obligaba a buscar pasadas para poder avanzar hasta la costa este del canal, donde queríamos hacer un trekking hasta un posible mirador del glaciar. Llegamos a un punto donde los icebergs amenazaban con cerrarnos el paso definitivamente si cambiaba la marea o el viento, por lo que dejamos los kayaks a resguardo en la orilla y comenzamos a caminar subiendo el cerro erosionado y libre de vegetación por acción del glaciar.
Subimos por casi tres horas, pasando del área libre de vegetación al bosque de lengas y ñirres, para al final llegar al límite vegetacional donde comienza el área que en invierno se cubre de nieve. Desde ahí, a 600 metros de altitud, en un filo rocoso, divisamos el ventisquero Montt en toda su extensión. Un espectáculo impresionante que deja patente el retroceso que ha tenido este glaciar producto del calentamiento global.

Grandes incendios, Canal Baker.

En nuestro cuarto día de kayak comenzamos a abandonar los hielos milenarios con rumbo Norte, buscando la mejor ruta posible hacia el Baker y Tortel. El clima, siempre cambiante nos regaló sol, lluvia y viento. Remamos por varias horas, dejando atrás las montañas del campo de hielo Sur, que se dejaron ver como un gran telón de fondo.
La costa nos mostraba y contaba la historia antigua de ocupación de estos fiordos, donde durante décadas se explotó irracionalmente el Ciprés de las Guaitecas. Islas y cerros completos quemados, dejando como testigos presentes los troncos grises de los Cipreceses. Todo esto es ahora parte del Parque Nacional Bernardo O’Higgins, un área protegida desconocida y bastante inaccesible.
Acampamos en una protegida playa en la Isla Francisco, justo antes del temido cruce del canal Baker, el área más expuesta de la ruta.
Despertamos como siempre a las 5 am, con la idea de estar muy temprano en el agua para evitar el viento. Amaneció tranquilo, pero al llegar al inicio del cruce del canal Baker teníamos un suave viento Sur, que nos aportaba olas que fueron en aumento en la medida que entrabamos en el canal. El cruce del canal Baker es de casi ocho kilómetros, bastante abierto y era uno de los puntos que podían atrasar nuestros planes, siempre a la espera de mejores condiciones. Pero a pesar de las olas y el viento que subió un poco más, cruzamos muy concentrados. En medio del canal, y ya a la cuadra de la Isla Vargas hicimos una balsa entre los cinco kayaks y pusimos cuatro velas, de tal forma de dejarnos llevar por el viento con rumbo Norte. Entramos en el Canal Plaza a vela, conversando junto a un mate y un té, muy contentos de haber cruzado, pero bastante congelados.
Ya en el canal plaza, el mar estaba tranquilo y las condiciones perfectas para remar hacia Tortel. El frio de ese día, más una costa mucho más agreste y sin playas nos fue alentando a remar y remar sin parar hasta que por la tarde estábamos muy cerca de Tortel. Un impulso extra de energía y cruzamos las Islas Briceño, Berrios y Teresa asomándonos al fin a la Bahía de Tortel.
Después de cinco días llegamos a esta caleta, con sus pasarelas kilométricas, su olor a Ciprés y su increíble ubicación en las puertas de un mundo ideal para el kayak de travesía.

Los tres grandes de la fauna chilena

Nuestro retorno incluyó varios panoramas extras, ya que nos sobraron dos días que teníamos extras en caso de algún atraso en la ruta de kayak. En el área de Tortel visitamos la Isla de los Muertos, en compañía el patriarca de los Arratia, que nos contó la interesante historia de este misterioso cementerio en la desembocadura del Baker. Luego partimos al Parque Patagonia, a visitar a nuestros amigos Alejandra y Dago que administran el lugar. tratamos de ver alguno de los grandes animales chilenos: el huemul y el puma.
Salimos de noche en busca del puma. Llovía a ratos y había mucho viento en la pampa patagónica. Con linternas buscamos desde el camino que lleva a Argentina (paso Roballos) los ojos brillantes verdes del puma. No vimos mucho por varias horas. Cuando veníamos ya derrotados de vuelta, a eso de las 2 am, vimos a unos 100 metros del camino el característico reflejo del puma.
Ahí estuvimos, un buen rato, bastante cerca, entre la lluvia, el viento mirándolo mientras él nos observaba tranquilamente, probablemente a la espera de capturar un chulengo que en esta época es su principal alimento.


Seguimos viaje rumbo a Coyhaique, sin haber tenido éxito con el Huemul. Dormimos en Puerto Tranquilo donde terminamos esta expedición igual que hace dos años la de San Rafael, cuando retornamos a este lugar desde Bahía Exploradores: una buena comida en la cervecería local de Puerto Tranquilo. Gran momento, para conversar, analizar y comenzar a planear la próxima aventura.
Seguimos viaje a Coyhaique, y a media mañana, en el valle del Rio Murta se nos cruzó una pareja de Huemules, que se dejaron fotografiar y luego se internaron en el bosque de Coigües. Ya habíamos avistado a dos de los grandes e icónicos animales chilenos. En cerro Castillo, pudimos ver al tercero, un cóndor magnífico que volaba en los acantilados de esta reserva nacional.
Un gran cierre de expedición.

1200 km de Carretera Austral.

En Coyhaique se separó la comunidad del kayak, partiendo tres miembros en avión a Santiago y seguimos nosotros en nuestro auto cargado con los cinco Kayaks rumbo a Chiloé. Cruzamos en un día toda la carretera Austral hasta llegar a Caleta Gonzalo, donde tomamos la ruta “Bimodal”: dos transbordadores que dos veces al día conectan de forma eficiente y cómoda con Hornopiren, pasando por Pillan y Leptepu.
Nos preguntamos varias veces si no era mejor tener más transbordadores que hacer carísimos y complicados caminos que muchas veces tienen un impacto ambiental mucho mayor. Es una larga discusión, pero sin duda falta mucho para mejorar la conectividad de la zona Austral de nuestro país.
Aysén sorprende. Es enorme, deshabitado y sin duda un paraíso para el kayak de travesía. Viviendo en Chiloé, es un privilegio tener este enorme territorio tan cerca. Pronto volveremos, quizás, para conectar lo que ya hicimos… Cruzar el Istmo de Ofqui uniendo San Rafael con Tortel.


Datos Técnicos.

Día remo 1 Rio Pascua – Desembocadura 30km
Día remo 2 Desembocadura-Playa Montt 25km
Día remo 3 Fiordo Glaciar Montt (18km) y Treking (7km)
Día remo 4 Montt-Isla Francisco 28km
Día remo 5 Isla Francisco-Tortel 38 km

Equipo Necesario.

Kayak travesía de plástico – equipo seguridad (cuerdas, flotador remo autorescate, salvavidas, silbato, bomba achique) –Remos de repuesto – Bengalas – Teléfono satelital – Mapa del área (Pixmap) – botiquín – equipo clásico de camping – Toldo plástico para la lluvia – Zarpe entregado por la autoridad marítima.

Contacto.

Facebook : Club de Kayak Viento Sur
Email : abannisterhepp@gmail.com