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Kayak desde Caleta Tortel a Puerto Edén

Pasar de la selva de concreto a una patagonia indómita y hostil es una experiencia inolvidable. Silencio, soledad, clima salvaje, témpanos monstruosos de hielo, alrededor de 9.000 mm. de lluvia anuales, una temperatura media de 9 grados y aguas con temperaturas cercanas a 0 grados serían nuestro hábitat. Una travesía autosuficiente de más de 270 km. en kayak desde Caleta Tortel hasta Puerto Edén para un grupo de 7 idealistas nómades del Brigid Tour (grupo que hemos mostrado anteriormente bicicleteando por Chile y Sudamérica), con poca experienciaxen el kayakismo.

 

Texto: Diego Larraín

Fotos: Equipo Brigid Tour

 

¡Brigid Tour! ¡Tour! Nuestro grito de guerra nos da la partida, el 10 de enero de 2010, luego de que el capitán de puerto de Caleta Tortel nos diera el zarpe. Nos estábamos subiendo por primera vez a nuestras embarcaciones cuando Martín cita: “Bueno cabros, les tengo que contar algo: ¡yo nunca me he subido a un kayak! Lo demás es historia, comezamos con 6K de remo y el clima nos da su primera lección: ¡irán a mi ritmo! El viento de un segundo a otro se levanta y nos tuvimos que quedar en una pequeña isla frente a isla Teresa. Marcamos el Spot, artefacto que indicaba a nuestros seres queridos la posición exacta en la que nos encontramos.

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Aprendiendo rápidamente- 11 de enero

Nos despertamos con un mar completamente espejo: partimos muy entusiasmados los primeros kilómetros, mientras navegábamos entre acantilados. Más adelante se levantó un viento suave que fue aumentando entre la isla Alberto y el canal Plaza. Luego de un gran almuerzo llegamos a nuestro primer gran cruce, uno de esos en que darse vuelta no era la opción. Con el ventisquero Jorge Montt a pocos kilómetros, no debería estar como en el Caribe. Como un verdadero equipo, la tensión y preocupación de 5 kilómetros de remo fuerte y poca experiencia se hacían notar en el Brigid Tour (BT).

Con 28 km. acumulados en el día, montábamos campamento, saludados por una tonina que pasaba saltando a cuerpo completo fuera del agua como diciendo “Bienvenidos a la Patagonia y disfruten de sus bondades”.

 

Antes de que el mar despierte -12, 13 y 14 de enero

Nuestro tercer día de navegación fue muy corto; con tan solo 10K, nuevamente se nos levantó viento en contra y fue imposible seguir avanzado. En estos lugares el clima hace realmente lo que quiere, el viento aparece de un segundo a otro y se calma con la misma velocidad, y a pesar que cada uno opinaba algo distinto, sin duda el clima nos gritaba a viva voz: ¡Aquí mando yo!

Nos levantamos a las 06:00 y vimos que las condiciones climáticas nos permitirían partir. Desarmamos rápidamente el campamentoy comenzamos a navegar en un día con llovizna, pero con un mar muy tranquilo y plano: en casi dos horas cruzamos desde punta Laura hasta punta Angela. Según nuestro itinerario, esa noche debíamos adentrarnos un par de kilómetros por el estero Nef, pero todavía nos faltaba más de 1 hora de navegación bordeando riscos, sin acceso a playas. Nos asomamos por la pared para ver las condiciones, pero unas olas muy altas de mar abierto nos hicieron tomar la decisión grupal de no seguir Fue un gran día de navegación de 33,5 km

 

Con machete abrimos paso entre el boscoso tepú y la turba, lo suficiente para las 3 carpas, muy juntas unas con otras y frente a ellas el toldo con la cocina. Nos costó trabajo armar ese hogar. Le llamamos Villa Miseria, por el agua que a través del suelo mojaba todo lo que teníamos. Esa tarde comimos cerca de las 4 y nos fuimos a dormir. Solo Diego y Muñoz se levantaron de noche en la mitad de un temporal, para revisar los kayaks y evitar que la marea y las olas se los llevaran

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El cruce del Nef-15 de enero

Salimos del fiordo donde estábamos rumbo al canal Baker, buscando hacer el segundo intento por cruzar hacia el Nef. Aquí encontramos el cruce más peligroso y complicado de toda nuestra travesía. Estábamos a la salida al canal Baker, llegando a la boca del estero Nef: ya habíamos pasado el “punto de no-retorno” y no teníamos posibilidad de volver y la suave brisa se había transformado en un tremendo temporal de viento. El Florencia (único kayak doble donde iba Carcuro y Martín) había decidido cruzar inmediatamente a la orilla del frente, ubicada a unos 5 km. de distancia, antes de pasar al interior del estero, para así cubrirnos del viento. Con gran preocupación y tensión, el grupo se lanza y las olas crecen en medio del canal y el viento en contra nos hacía creer que no avanzábamos. El encuentro de mareas entre el Nef y el Baker creaba unas peligrosas olas que hasta ese momento no conocíamos.

Un pájaro parecido a un albatros café vuela a dos metros de nosotros sin ninguna preocupación demostrando una curiosidad que no sabíamos si el ave iba a atacarnos… o nos estaba cuidando. Cada uno luchaba con toda su fuerza y concentración por sobrevivir, mientras en la orilla las olas reventaban con furia contra los acantilados.

Remando y remando, a lo largo del estero, el viento hizo una nueva aprición, esta vez a nuestro favor, y nos dejamos llevar por la fuerte corriente y olas. El lugar elegido para dormir esa tarde, luego de 27K, no es mejor que el del día anterior, pero los machetazos de Sarriet logran convertir el bosque en uno de los mejores lugares que tuvimos en toda la travesía. En un lugar protegido de la lluvia y la marea logramos improvisar un grato comedor. A este campamento le llamamos “El Esfuerzo”.

 

EL PASO DEL INDIO- 16 ENERO

Todavía sigue lloviendo, desarmamos nuestro campamento y empezamos una nueva jornada; sería el gran día del porteo del istmo Indios, ubicado al final del Nef y que conecta por tierra dicho canal con el que le sigue hacia el sur, en un lugar en el cual los cerros son muy bajos.

Al llegar al paso luego de una navegación “espejo”, nos impresionó la cantidad de basura que estaba acumulada en la orilla producto de los vientos, corrientes y temporales; sorprendente, sabiendo que Caleta Tortel, el pueblo más cercano -de unas 700 personas- quedaba a más de 100 km. Demoramos 2 horas en trasladar los kayaks y equipo hacia el otro lado del istmo. Por la lluvia había mucho barro y en varias ocasiones quedamos enterrados hasta las rodillas.

Ha dejado de llover un rato por la tarde y decidimos partir. Al poco avanzar encontramos el primer lugar abierto sin bosque que hayamos visto hasta el momento. Es una oportunidad única por lo que decidimos quedarnos allí esa tarde.

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Literatura Aventurera – 17 y 18 de enero

Amanece el octavo día consecutivo de lluvia. El fiordo por el que navegamos hoy está muy calmo y nos permite avanzar 28 km. en total, bordeando siempre la gran isla Caldcleugh. Tuvimos navegación prácticamente sin viento durante casi todo el día, hasta que salimos al canal Bernardo, en el cual, incluso con neblina, llovizna y a lo lejos, pudimos observar el glaciar del mismo nombre ubicado al fondo del fiordo.

Nuestra ruta no se dirige hacia el glaciar, enfilamos al sur poniente. A las 14:30 decidimos cruzar a la otra orilla del canal Farqua, lo logramos.Finalmente, pese al gran viento de cola, llegamos a la orilla y encontramos una playa muy protegida y muy acogedora.

Al otro día sale el sol. Muñoz y Matias salen de su carpa y aseguran haberlo visto, pero al levantarnos el resto, solo debimos conformarnos con nubes y frio. A los 15 minutos ya estaba lloviendo de nuevo. A estas alturas estábamos casi convencidos que la mejor hora para levantarnos era bien temprano para aprovechar las tranquilas aguas.

Tras cortos llamados por el satelital para informar posición y novedades a nuestras familias decidimos zarpar nuevamente. A las 2 y media horas de remo llegamos al encuentro del canal Messier, uno de los grandes canales patagónicos por el cual navegan los buques. Llevábamos tan sólo 15K y cinco de nosotros decidimos quedarnos y no salir al canal. Llueve mucho y el viento levanta fuertes olas en un lugar hasta ahora inexplorado por nosotros.

Acampamos donde pudimos, hay tan poco espacio que tuvimos que amarrar las carpas unas contra otras. Se hace difícil entrar o salir de ellas. Más tarde el clima se tranquiliza e incluso nos da un segundo de esparcimiento y pesca. Van 9 días seguidos de no ver el sol, pero tenemos la esperanza que algún día salga, para deshumedecer al menos el saco de dormir de algunos y remar un poco menos abrigados.

En la carpa de Sarriet, Diego y Della Maggiora hubo esa tarde una muy interesante conversación, acerca de la motivación que tienen algunas personas por vivir como nómades en un mundo sedentario, el espíritu que los motiva y algunos relatos de viajeros que hemos leído o incluso conocido en viajes anteriores: Into the wild, El Biciclown y Shangrila la búsqueda del paraíso fueron algunos de nuestros referentes. Empezamos a recordar la comodidad de nuestras casas, la maravilla de poder usar muebles, mesas, sillas, baños en lugar de tener que adaptar la naturaleza a nuestros actos cotidianos. Ahora éste es nuestro hogar: kayak y una carpa, los canales y sus achipiélagos.

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Entre los Témpanos- 19 de enero

Partimos a la boca del canal Messier, el mismo que el clima del día anterior no nos permitió alcanzar. La marea está a favor, pero hay mucho viento y olas que pegan sobre los kayaks. Al llegar al seno Iceberg se levanta mucho viento y lluvia, sin embargo, después de una hora, logramos entrar y ponernos a salvo en el fiordo, donde comienza el Parque Nacional Bernardo O’Higgins, el más extenso de Chile, con más de 3,5 millones de hectáreas. Al fondo de este fiordo nos espera un glaciar llamado Témpanos. Días después supimos que ese intenso oleaje disparejo en la entrada del fiordo es producto de vientos y 4 mareas distintas que se cruzan en ese punto.

Carcuro y Sarriet aseguran desde el comienzo de la expedición que al final de este fiordo existe un refugio de Conaf. Cuando llegamos al punto en el cual debía estar el refugio, según el recuerdo de ambos al revisar Google Earth, ¡no encontramos nada! Empezamos a ver hielos que flotaban en la superficie del agua, arrastrados por la marea desde el glaciar

Llevamos 7 horas remando y empezamos a congelarnos. Vimos a lo lejos un yate (el primer indicio humano desde que salimos de Tortel hace 10 días) llamado Corvina, lo llamamos por radio y preguntamos si sabía algo de un refugio. Nos contesta un francés, que asegura venir del glaciar y no haber visto nada.

Sin la idea del refugio decidimos avanzar un poco más y llegar a armar campamento a los pies del glaciar para ganar tiempo en la expedición. Remamos dos horas más a través de los hielos desprendidos; cuando finalmente llegamos a la gran mole de hielo eterno, Martín y Carcuro, tripulando el Florencia a la vanguardia del grupo, luego de unos extenuantes 42k, gritan y suben las manos señalando: ¡Encontraron el refugio!

 

Huemules- 20 , 21 y 22 de enero

El refugio es una unidad científica de Conaf para estudios y protección del huemul, que habita en esta zona. Fue construido en 2002 frente al glaciar, en la zona de morrenas que el ventisquero ha ido liberando en su retroceso. Nos cuenta Aliro, uno de los encargados del lugar, que el glaciar retrocede 60 metros cada año en promedio, y nos muestra fotos de hace más de 50 años, donde el hielo cubría incluso el lugar del refugio.

Aliro y su compañero Héctor, ambos de Conaf, pasan 30 días solos y luego los vienen a buscar para llevarlos a sus hogares en Edén, otros 30 días. Son expertos en flora y fauna del lugar. El refugio tiene electricidad, con generador, gas, agua, víveres inagotables, cuatro chimeneas, televisión e incluso internet. Se comunica con el exterior principalmente por radio y tiene camas para al menos 10 personas, dado que algunos científicos se quedan allí esporádicamente.

El viernes fuimos al glaciar en kayak, sin duda un hito en el BT, un hito por lo impresionante de estar a metros de ese titán de hielo, coloso que si bien se ve imponente y fuerte, tambaleaba a 60 metros por año producto del calentamiento global. Un gigante que, con toda la gama de colores azules que uno se puede imaginar, nos dio paso a celebrar con gritos.

Yepayek, la lancha de Conaf -cuyo nombre significa ciprés en kaweskar- también partiría de vuelta a Edén. Luego de 3 días viviendo frente a un glaciar, Seguiremos rumbo al sur, por el canal Messier, rumbo a Puerto Edén.

Se sentía bien dejar la comodidad y volver a la ruta inexplorada. A las 2 y media horas llegábamos a la isla Eliseo, que estaba bastante cerca. El encuentro de mareas de la boca del canal estaba muy fuerte ese día. Algunos empezamos a discutir y ver la posibilidad de esperar la lancha Yepayek, para que nos remolcara hasta la salida. Matías, Muñoz y Diego no querían subirse a la lancha, ya que pretendían hacer todo el trayecto a remo. El mar se puso aún mas agitado y finalmente aparece la lancha de Conaf a lo lejos. Le comunicamos por radio que nos recogiera.

A la salida del canal se encontraba la isla Williams, en cuya costa sur se ubicaba una diminuta playa que nos permitió el desembarco. La Isla tenía un faro, y a esa hora de la tarde estaba con marea media alta, lo cual significaba que, en unas horas, la playa quedaría cubierta bajo agua. Tras inspeccionar el lugar decidimos internarnos en el bosque y “adaptarlo” con machete, para instalar las carpas. En la tarde paso la tormenta y pescamos tres peces.

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Bendiciones del Edén. 23, 24 y 25 de enero

Llevamos 14 días seguidos de lluvia. Bordeamos la costa este del Messier y esa tarde llegamos a la entrada de Angostura Inglesa. A mi parecer, este es el lugar más espectacular de todos los que hemos visto en el viaje: una zona de baja profundidad, con ancho promedio de 200 metros entre bordes y una fuerte corriente en uno u otro sentido dependiendo del horario de marea. Un par de kilómetros antes vimos a lo lejos un barco varado en medio del canal. Una gran estructura de tres mástiles que luego supimos se llamaba Capitán Leonidas y que encalló ahí intencionalmente en 1968 para cobrar un seguro.

A media mañana divisamos el buque Evangelistas, un carguero de la empresa Navimag, que abastece hasta los canales hasta Puerto Natales. Pudimos comunicarnos el buque desde los kayaks por medio del radio.

La técnica era ir hacia Puerto Edén con la llenante, eso aseguraba una velocidad mínima de unos 8 km/h remando, lo cual es una brutalidad considerando que uno anda a un promedio de 5 o 6 km/h. Seguimos la idea de Diego de llegar a un punto llamado bahía Gordon (un lugar protegido del viento) para acampar y pescar. Pese a que la lluvia es muy intensa, el lugar es muy bueno y tiene la aprobación de todos; hicimos 31K en la jornada.

Al otro día despertamos más tarde de lo habitual. A las 11:30, esperando el zarpe y el cambio de marea bajo el toldo, ocurrió algo único en el viaje: ¡Dejó de llover y salió el sol! Tras 15 días de navegación con lluvia aparecia por fin, a pocos kilometros de Puerto Edén.

Fue una mañana muy grata de esparcimiento, pesca, secar ropa, escuchar música y sacar buenas fotos. Desarmamos el campamento, secamos la ropa y partimos. Con el sol podíamos escuchar música con los paneles solares desde el “acorazado” Florencia. Cada cierto rato uníamos en el mar los kayaks para formar una gran balsa y comer algo; incluso sin remar, avanzábamos rápidamente.

Cerca de las 7 de la tarde, con un gran día de navegación de 21K, llegamos a Puerto Edén.

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La sonrisa del nómade -25 al 28 de enero

Con alrededor de 100 habitantes Edén estaba ubicado a más de 500 km. de Puerto Natales y a más de 800 km. de Puerto Montt. No hay alojamiento porque Puerto Edén es un pueblo pequeño, y con la construcción del muelle la hostería existente estaba copada con el personal obrero. Don Manuel, el presidente del sindicato de pescadores, nos facilitó la sede del sindicato, el cual se utiliza para dejar las cholgas que recolectan y ordenarlas para la venta. ¡Se imaginaran el olor de ese lugar! Después de ordenar y limpiar un poco lo logramos habilitar para dormir.

Al día siguiente salimos a caminar y a buscar la manera de volver a Caleta Tortel o en el último caso a Puerto Montt. Estuvimos también con Victor en la oficina de Conaf, el mismo que tripulaba la Yepayek en el seno Iceberg. Tuvimos también la oportunidad de conocer al padre de Aliro y tomamos té en la casa de Guillermo, otro tripulante de la anets citada embarcación, a quien habíamos conocido en el refugio Témpanos.

Para abordar el buque Evangelistas, se debe subir desde lanchas a las 8 de la mañana. Todo esto por la falta de muelle para que el buque atraque. Nos despedimos muy agradecidos de todos, comiendo una chorrillana en la hostería. Al día siguiente nos embarcamos temprano en el Evangelistas y seguimos lo que nos habían pedido nuestros amigos: ¡Vayan a bañarse!

Dos noches y dos días de navegación nos demoramos en recorrer cerca de 800 km. desde Edén hasta Puerto Montt. Volvemos felices, volvemos con la sonrisa del nómade.

 

FRASE: Empezamos a recordar la comodidad de nuestras casas, la maravilla de poder usar muebles, mesas, sillas, baños en lugar de tener que adaptar la naturaleza a nuestros actos cotidianos. Ahora éste es nuestro hogar: kayak y una carpa, los canales y sus achipielagos,

 

 Datos Utiles:

-El agua potable no es problema, la puedes recolectar fácilmente en cualquier parte.

-Hay playas para acampar normalmente a distancias menores de una hora. Si está oscureciendo o el tiempo está cambiando muy rápido lo mejor es parar en la siguiente playa.

-En 20 minutos las condiciones pueden cambiar radicalmente.

-No es necesario usar un traje de neopren. Una buena chaqueta contra agua acompañados de un polar delgado y primera capa es la vestimenta óptima del kayakista. Por respeto a los demás: ¡lavar la primera capa de vez en cuando no está nada de mal!

-Encontramos los mapas de los GPS corridos para esta zona. Es recomendable llevar buenas cartas náuticas y tablas de mareas protegidos contra el agua.

 

Agradecimientos

-Marpatagónico Kayaks (www.marpatagonico.cl) por facilitar embarcaciones

– Andes Explora (www.andesexplora.com) por ayudarnos con la logística, organización del viaje y apoyarnos con su experiencia

-Quesos Los Tilos (www.lostilos.cl) por alimentarnos con calidad.