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Glaciar Universidad: una visita a la imponente montaña de la región de O’Higgins

Vista al glaciar Manque, al costado norte del glaciar universidad
Foto: Felipe Lemunguir Sepúlveda / Revista Outdoors

A unos 60 kilómetros de San Fernando y luego de unas tres horas de viaje para llegar a los pies del macizo de hielo, comienza una travesía extenuante. El ascenso se extiende por otras tres horas de caminata, pero resulta gratificante. Allá, una postal imponente, llena de variedad y contrastes. El también llamado glaciar Resurrección es la segunda formación de agua congelada después de los Campos de Hielo Sur.

Al llegar al mirador, parece una postal sacada de algún rincón de la Patagonia. Pero no lo es. Es el glaciar Universidad o Resurrección, un gigante de hielo situado en la profundidad de la cordillera de los Andes a unos 60 kilómetros de San Fernando, región de O’Higgins. “La más grande de Chile después de los Campos de Hielo”, introducen los guías de Glaciares de Colchagua, quienes desde 2019 realizan expediciones para conocer, al menos, una pincelada del lugar.

Compuesto, además, por los glaciares Cortaderal, Palomo y Cipreses, el macizo de hielo abarca una superficie de unos 20 kms2 y ofrece un escenario bastante peculiar: las laderas sur de granito contrastan abruptamente con el blanco de la nieve.

Todo comenzó temprano: pasadas las 7am el bus con un grupo de 16 personas emprendió rumbo desde San Fernando para introducirse en el espesor de la cordillera. Encima de un camino rocoso y con muchos giros, la ruta se hace lenta. Luego de dos horas de viaje, y tras cruzar una de las dos hidroeléctricas de la ruta, llegamos a la primera parada, en Los Maitenes. Ahí, el equipo de guías preparó los equipos, la comida y las indicaciones para poder llegar al mirador.

primera etapa para llegar al glaciar universidad
La primera etapa para llegar a la base del glaciar. Foto: Felipe Lemunguir Sepúlveda/Revista Outdoors

De paso, se puede aprender una porción de historia. En ese sector fueron rescatados los 16 uruguayos sobrevivientes del accidente aéreo que dejó a 29 fallecidos en 1972.

Pasadas las 10:30, con las mochilas cargadas y la energía a tope, partimos arriba de otro vehículo que en casi 45 minutos nos dejó en la entrada de la hidroeléctrica San Andrés, el último punto intervenido del recorrido.

Así comenzó la travesía.

LA PRIMERA ETAPA

Por instantes, da la sensación de no estar en la Sexta Región, sino en algún paraje austral. La inmensidad del cordón montañoso estremece a ratos y la cantidad de fotos que se hacen parecen insuficientes.

La primera etapa del camino, que contempla cerca de una hora, es sobre una superficie sin mucho desnivel y que se hace peliaguda más que nada por el calor, ya que no hay poca o casi nada de vegetación. Eso sí, la entrada a unas cavernas de hielo y al glaciar mismo (la primera parada de la jornada) es un premio. El grupo aprovecha de hidratarse y comer un poco, además de poder ingresar al subsuelo del macizo de hielo. En esa bóveda milenaria se aprecia una erosión perfecta; ahí están encapsulados miles de años de historia. Aunque, como gran parte de los glaciares, el retroceso es evidente. Cerca de 5 metros al año, aseguran los guías.

dentro de las cavernas de hielo, al principio del glaciar Universidad
Dentro de las cavernas de hielo, al principio del glaciar Universidad. Foto: Felipe Lemunguir Sepúlveda/Revista Outdoors

Tras visitar las cuevas y llenarse de energía –además de disfrutar un poco de sombra–, comienza la segunda etapa. Más empinada, más difícil y más exigente.

EL ASCENSO AL GLACIAR

El grupo se divide en dos. Unos que van a un ritmo más rápido y el resto que va con más calma. Y aunque en ese trayecto se pone a prueba el estado físico y la fortaleza mental, el tranco más pausado tiene que ver mucho con la apreciación del lugar. La caminata comienza sobre el bloque de hielo, pero debido a los innumerables derrumbes de las cumbres aledañas pisamos sobre un terreno lleno de piedras y rocas. Así es al menos durante media hora hasta llegar al hielo mismo.

Una breve pausa para hidratarse, instalarse los crampones en los zapatos y comenzar con el ice hike que contempla un ascenso de unos 450 metros, según indicaban los guías.

Aprovechando la inmensidad del camino, traté de quedar entre los dos grupos de ascenso y así disfrutar del silencio entre las montañas. El ruido de los crampones crujiendo sobre el hielo y el agua fluyendo por un costado eran los únicos sonidos que armonizaban la marcha bajo un sol implacable. Así, durante al menos una hora y media, y tras recorrer unos 6 kilómetros, logré llegar y disfrutar de las glaciares que están en la región de O’Higgins.

Las ganas de seguir más allá son enormes, pero luego de una hora de descanso y de disfrutar de una vista irrepetible, hay que descender.

Tramo final para llegar al glaciar Universidad
Tramo final para llegar al glaciar Universidad. Foto: Felipe Lemunguir Sepúlveda/Revista Outdoors

Quizás es la parte más difícil. Sobre todo, porque las piernas hacen un esfuerzo distinto para pisar sobre el hielo al bajar. Pero la misma naturaleza ofrece, además de otra vista espectacular hacia abajo, otros elementos: el viento comienza a silbar, la temperatura comienza a disminuir y en las alturas se escuchan un par de derrumbes. Que, aunque no se logra distinguir dónde ocurre y termina siendo inofensivo, atemorizan con un ruido profundo. Es la señal inequívoca de que el lugar tiene vida.

Tras sortear el hielo, las rocas y el cansancio de una caminata de más de 12 km, la satisfacción es plena. Una última mirada al paisaje antes de llegar al estacionamiento de la hidroeléctrica basta para atesorar una experiencia que está al alcance de cualquiera.

Bajada del glaciar
Bajada del glaciar. Foto: Felipe Lemunguir Sepúlveda/Revista Outdoors

DATOS PRÁCTICOS

Glaciares de Colchagua son los encargados de vender los distintos tours para conocer el Glaciar Universidad, puesto que el lugar es un recinto privado. A su vez, ellos son los encargados del transporte en vehículos 4×4 desde San Fernando hasta Los Maitenes, y luego hasta la entrada, en la hidroeléctrica San Andrés. También entregan los implementos necesarios para la experiencia: polainas, bastones, cascos, crampones y comida.

Sin embargo, es necesario llevar ropa adecuada: primera capa para el torso y las piernas, ropa cómoda, chaqueta, gorro, guantes, gafas de sol o antiparras con filtro UV, bloqueador solar.

Hay dos tours disponibles: hasta las cuevas de hielo y hasta el mirador.