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Expedición Laguna San Rafael

Luego de que con mi amigo Marcelo Prat retornáramos de una expedición que hicimos al Glaciar Jorge Montt, nos preguntamos cual sería nuestro próximo destino. En esa conversación surgió el nombre de San Rafael y decidimos que iríamos a remar a este emblemático parque nacional.En esta oportunidad invitamos a dos amigos para que se sumaran al desafío.

Texto: Andrés Alcayaga.
Fotos: Andrés Alcayaga y Marcelo Prat.

Nuestro objetivo sería remar la ruta ida y vuelta entre Pto. Grosse-Laguna/Laguna-Pto Grosse (aprox. 145 km), además de recorrer los lugares menos visitados del parque, en los alrededores del Glaciar San Rafael.

Nuestro punto de reunión fue Coyhaique donde nos preocupamos de toda la logística, raciones y detalles. Desde ahí transportamos toda nuestra carga a Puerto Tranquilo y luego por la ruta exploradores hasta el río del mismo nombre. En este punto nos encontramos con el el camino cortado por la falta de un puente. Para continuar contamos con la ayuda de Don Schoenfeld colono de la zona que vivía al otro lado del río Exploradores donde continuaba la ruta por algunos kilómetros hasta llegar a Pto. Grosse. Don Schoenfeld nos ayudó a cruzar toda nuestra carga y kayaks al otro lado del río. Desde este punto cargamos todo en su prehistórico furgón Toyota Hiace para hacer los restantes kilómetros hasta Pto. Grosse.

En Pto. Grosse terminaba la ruta exploradores y era el lugar de partida de los tours que visitaban Laguna San Rafael por el día a bordo de lanchas rápidas. En este lugar nos dedicamos a revisar equipo, raciones y ruta. Nuestro plan inicial era llegar a la Laguna en tres días, estar dos días allá y luego tres días para volver a nuestro punto de inicio, pero teníamos claro que tanto el equipo humano como las condiciones del clima serían las que finalmente determinarán nuestro itinerario.

Río Exploradores a Bahía exploradores-Pta. Huillines

Los nuevos integrantes del grupo no tenían mucha experiencia en kayak y esto se notó el primer día por el excesivo tiempo que demoramos en tener todo empacado.

Ya en el agua comenzamos a descender el río Exploradores en dirección a la bahía del mismo nombre. Esta sección de la ruta fue ideal para soltarnos dentro de nuestros kayaks. Río Exploradores está rodeado por una densa vegetación, en la que destacan los coigües y los mañíos. Las vistas eran maravillosas y servían como adelanto de lo que iríamos encontrando en la ruta.

La llegada a bahía Exploradores nos mostró un paisaje verdoso y escarpadas montañas. Decidimos remar directamente hacia Pta. Entrada en donde, para nuestro pesar, la belleza del lugar se vio perturbada por los restos de balsas salmoneras que encontramos varadas en la playa. Estos hallazgos nos hicieron preguntarnos si alguien realiza alguna labor de fiscalización para evitar que se deje este tipo de basura abandonada en estos bellos parajes.

El tiempo extra que nos tomó comenzar a remar esa mañana tuvo un costo en nuestra travesía; ya no sería posible llegar al lugar planificado para levantar nuestro campamento 1. Para evitar que nos pillara la noche decidimos buscar un lugar apto para acampar en el sector de Pta. Huillines. Después de analizar varias opciones y cuando el sol ya comenzaba a esconderse, decidimos instalarnos en la misma punta. Este campamento fue bautizado como Campamento Miseria por su incomodidad.

Cuando terminamos de armar el campamento, un compañero de equipo lanzó una frase para el bronce: “Cabros se me olvidó algo: ¡mi saco!” En ese momento, las ganas de decirle un par de bellas frases fueron unánimes. Pero bueno, “La aventura no parte hasta que algo va mal” dice Yvon Chouinard. En vez de enrostrarle la falta a nuestro amigo, nos movimos rápidamente para armarle un saco improvisado para pasar la noche. Usamos una manta térmica de rescate, chalecos salvavidas y chaquetas de abrigo extra. Ese día llovía y en consecuencia todo estaba húmedo. Al día siguiente despertamos con la buena noticia de que el saco estaba en el kayak. Después de esa experiencia el nivel de prolijidad al cargar y descargar los kayaks tuvo una mejora considerable.

De Pta. Mercado entrada al Fiordo Elefante (Campamento 2)

Partimos con cielos nublados, algo de lluvia y sin viento. Al poco remar nos encontramos con una salmonera en operación en el fiordo Cupquelán. Sacamos algunas fotos de la balsa y seguimos remando con el deseo de no encontrar más de estas. Dejamos atrás la salmonera para ir a la intersección del F. Cupquelán con el gran Fiordo Elefante. Antes de entrar, una de las lanchas rápidas que iba a la Laguna por el día se nos acercó para conversar con nosotros y de paso nos regalaron unos muffins. Mientras conversábamos con los amigos tripulantes, los turistas dentro de la lancha se asomaron y nos comenzaron a sacar fotos. Por algunos minutos nos sentimos como futbolistas llegando al aeropuerto, este fue nuestro minuto de fama.

El Fiordo Elefante nos entregó una imponente visión panorámica de su inmensidad al salir del fiordo Cupquelán. Las condiciones para remar eran buenas, y nos mantuvimos alejados de la costa para acortar distancia en dirección a Pta. Celtu, pero como suele pasar en los fiordos Patagónicos, sin aviso alguno, el viento cambió todo el escenario y, tras intentar avanzar lo más posible, tuvimos que tomar la decisión de salir del agua. Las olas aumentaban su tamaño minuto a minuto. Estábamos bastante alejados de la costa por lo que fue muy difícil la salida. La naturaleza, como siempre, nos brinda extraordinarias experiencias de aprendizaje; lo importante es saber analizarlas y aprender de estas.

Cuando llegamos cerca de la costa comenzamos a buscar un lugar para levantar nuestro campamento 2 en el sector de Pta. Mercado. Decidimos instalarnos en otra punta sin nombre con una playa. La bautizamos como Pta. Kabellera. El compartir una cena bajo el toldo en medio de la inmensidad de los canales Patagónicos brindó un marco perfecto para realizar intensas conversaciones; era nuestra costumbre analizar lo vivido durante el día y chequear cómo estaba cada uno durante la cena.

Tanto el primero como el segundo día remamos mucho menos de lo presupuestado, y nuestro plan de llegar a destino en tres días se vio cada vez más lejano.

Un Cruce delicado

Desde el sector de Bahía mercado partimos remando hacia Pta. Quesahuén con el objetivo de cruzar el Fiordo Elefante en dirección al paso Quesahuén (Sur a Norte). Entre Pta. Celtu e Isla Leonor un cruce de corrientes dificultó nuestro paso. Uno de nosotros, al dejar de remar para sacar una foto, fue casi abducido por la corriente en dirección a un faro que estaba en un islote.

Una vez completado el cruce llegamos a Paso Quesahuén y pasamos a ver a Romilio que vive solo en este recóndito lugar. Para nuestra sorpresa encontramos un yate anclado en la bahía frente a su casa. Al bajarnos en la playa vimos que algunos de sus tripulantes habían dejado basura para que Romilio viera qué hacer con ella; claramente, las personas del yate no profesaban los principios de “no dejar rastro”. Luego de que la gente del yate dejó el lugar nos quedamos conversando bebiendo mate con Romilio y seguimos nuestro recorrido hacía Pta. Leopardo acompañados de un grupo de toninas que parecían disfrutar de nuestra compañía.

Era un hecho que tendríamos que realizar un tercer campamento antes de llegar a la Laguna San Rafael. Las aguas del Fiordo Elefante estaban bastante picadas por el viento, por lo que nos mantuvimos cerca a la costa hasta llegar a la cara Este de Pta. Leopardo donde comenzamos a buscar un lugar adecuado para instalar nuestro C3. Encontramos una playita de roca cerca del fondeadero Pinto donde decidimos pasar la noche. Esa noche cenamos y el cansancio nos mandó rápidamente a nuestros sacos. El día había sido largo y movido dadas las cambiantes condiciones que nos tocaron: lluvia, sol, con viento, sin viento.

El próximo día, el cuarto de la expedición, deberíamos llegar a destino. Nuestra ruta iría bordeando Pta. Leopardo hasta llegar a bahía San Rafael y desde ahí cruzaríamos al sector este de la bahía para entrar al río témpanos y posteriormente llegar a la laguna.

Pta Leopardo a Laguna

El día amaneció con lluvia y poca visibilidad, sin embargo, el mar estaba planchado. Desde el C3 alcanzamos a divisar el Ventisquero Gualas. Necesitábamos que las condiciones para remar se mantuvieran buenas para llegar a destino.

La jornada en el agua se inició algo movida mientras bordeábamos Pta. Leopardo junto a un grupo de toninas. Una vez en la cara oeste de Pta. Leopardo ingresamos a la Bahía San Rafael. La bahía nos sorprendió a todos por su gran tamaño y por la densa vegetación que la rodea. En este punto cruzamos Bahía exploradores de Este a Oeste. Una vez realizado el cruce nos tomó poco tiempo llegar a la entrada del estero que separaba la Bahía San Rafael de la laguna. El estero se llamaba río Témpanos. Desde de ahí solo quedaba remar fuerte y derecho para llegar a la entrada de LGSR. Remar esta sección fue rápido gracias a que íbamos con la marea. Finalmente en el horizonte logramos avistar los primeros témpanos flotando.

La visibilidad no mejoró en todo el día y la lluvia caía intermitente. Al salir del río Témpanos, puerta de entrada a la laguna, logramos ver a la distancia el resplandor del Glaciar San Rafael. La luz en la laguna cambiaba por momentos y nos permitió ver el glaciar a la distancia con más claridad. Después de las fotos y videos de rigor decidimos buscar un lugar para salir de los kayaks y estirar las piernas antes de remar la última sección.

Teníamos la sensación de haber llegado a destino, pero al poco andar nos dimos cuenta de que nos faltaba bastante por remar aún para llegar a la zona de la guardería de Conaf en el sector laguna Caiquenes. En la laguna la temperatura estaba notablemente más baja y la lluvia nos saludaba abundante. Lo único que conversábamos era sobre las ganas que teníamos de llegar a destino mientras remábamos por la laguna rodeados de témpanos.

Finalmente, alrededor de las 18:00 horas, llegamos a destino: la antigua chimenea del hotel abandonado era una confirmación: solo unas millas más y encontramos la entrada a laguna Caiquenes. Llegamos directamente a los sitios de Conaf ¡Nuestro primer objetivo estaba cumplido! Instalamos nuestro C4, esta vez con algunas comodidades como baño, agua y una garita para cocinar. Éramos los únicos acampando en el lugar.

En la laguna

Ese día decidimos salir en los kayaks en dirección al glaciar San Rafael. El objetivo era contemplar la pared desde el agua y recorrer el sector al que solo era posible llegar por ese medio. La vista desde los kayaks permitía apreciar la majestuosa pared glaciar en su totalidad. Hay que considerar que en los kayaks uno está prácticamente al nivel del agua lo cual hacía aún más impresionante la vista y nos mostraba cuán insignificantes éramos en comparación a la pared glaciar, la cual que debía tener unos 40-50 metros de altura promedio. Fue simplemente espectacular presenciar los desprendimientos desde tan poca distancia. Esto nos hizo recordar el acelerado retroceso de derretimiento esta lengua glaciar de Campo de hielo norte. Luego del espectáculo de los desprendimientos cruzamos hacia la morrena lateral sur del glaciar. En este sector salimos del agua en unos roqueríos para adentrarnos caminando sobre la roca desnuda. Las vistas desde la morrena fueron fascinantes. Desde ahí podíamos tocar el glaciar y tener una perspectiva distinta del mismo y de la laguna. El paisaje desde la morrena lateral nos dejó “locos”. Sin duda, fue uno de los días más increíbles en términos escénicos. Antes de volver a nuestro campamento aprovechamos de llevarnos un poquito de hielo milenario para poder realizar los merecidos brindis.

Nuestro quinto día fue un gran día y lo celebramos con una contundente cena, excelente conversación y algunos tragos con hielo milenario.

Seguimos en Sector Conaf Laguna

En nuestro sexto día de expedición no remaríamos. Día libre para que cada cual recorriera o se quedara descansando. Yo me fui directo al sendero que va en dirección al ventisquero. Este sendero atravesaba un bosque siempre verde y terminaba en un mirador sobre el glaciar con una vista privilegiada para ver y escuchar los desprendimientos desde el lado norte. Hermoso sendero que cruzaba un denso bosque de mañío, ciprés, tepa y coigüe principalmente, donde se podía caminar escuchando al chucao.

En la tarde una güiña visitó nuestro campamento.

Retorno desde Laguna

El séptimo día de expedición debíamos regresar. El día amaneció con cielos totalmente despejados y excelentes condiciones para remar. La claridad del día nos regaló inigualables panorámicas mientras navegábamos entre los enormes témpanos en dirección a río Témpanos. Encontramos al mítico Leopardo descansando sobre el hielo a gran distancia y, para no perturbarlo, lo fotografiamos a lo lejos.

Remamos en contra de la marea lo cual hizo lento y cansador nuestro avance hacia bahía San Rafael. El premio que teníamos esta vez eran las espectaculares vistas del sector, las cuales eran una novedad para nosotros ya que días atrás la nubosidad baja no nos permitió apreciar toda la belleza escénica de este sector de la Bahía San Rafael, el golfo Elefantes y las montañas que se asomaban desde los campos de Hielo Norte, como el Monte San Valentín.

Día 8

Desde nuestro primer Campamento de retorno CR1 apreciamos una de las vistas que más habíamos esperado: el Monte San Valentín que, con la mayor altitud de la Patagonia, se mostraba imponente frente a nosotros.

Encontramos un hermoso lugar de campamento, el cual que nos regaló vistas del Monte San Valentín y un atardecer lleno de matices anaranjados junto a una luna llena que se dejaba ver en el horizonte con las últimas luces del atardecer.

La mañana de nuestro penúltimo día de expedición nos regaló otro día de cielos azules y excelentes condiciones para remar. Desde la costa norte del Estero Elefante, esta vez vimos nítidamente a la distancia el Glaciar Gualas, el cual días atrás apenas distinguimos por la baja nubosidad. Nuestra ruta nos llevó nuevamente a la casa de Romilio antes de cruzar al sector de Pta. Quesahuén. Decidimos parar a compartir unos mates con él y conocerlo un poco más junto a su cocina a leña.

Después de cruzar el E. Elefante de norte a sur y ya cerca de la entrada del Fiordo Cupquelán, decidimos levantar nuestro último Campamento. La noche estaba muy iluminada por la inmensa luna color amarilla que adornaba el cielo Patagónico.

Día 9

Último día y el clima seguía de nuestro lado, cielos azules y excelentes condiciones para remar. Luego de algunas horas remando hicimos un alto en Bahía Exploradores antes de comenzar a remontar el río en dirección a Pto. Grosse. Luego de una buena parada técnica, comenzamos a remar río arriba con toda calma, disfrutando intensamente de los últimos momentos de nuestra expedición. El paisaje que nos rodeaba nos hipnotizó con su belleza. La hora, clima y condiciones estaban de nuestro lado y es así como llegamos al punto de inicio y fin de nuestra expedición más temprano de lo previsto.

Los tres grandes objetivos de esta expedición se cumplieron a cabalidad: volver todos sanos y salvos, recorrer la ruta ida y vuelta desde Pto. Grosse a la Laguna San Rafael, (167 km de remo) y vivir una experiencia llena de aprendizajes. Estamos felices, agradecidos y orgullosos de vivir en un país tan increíble como el nuestro ¡Viva Chile!