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Expedición a Isla Madre de Dios

Hace ya más de 10 años que estudio, leo, observo y converso con mis amigos sobre isla Madre de Dios. Leo sobre las expediciones extranjeras que han explorado la isla: italianos, franceses, polacos, ingleses y quizás cuantos más. Pertenezco al Club Alemán Andino, DAV, señero en montañismo en Chile, el más antiguo del país y con pujante actividad y la Sociedad Chilena de Exploración, Sochex, con la que me atan lazos desde su fundación en 1983 y con la que hemos recorrido Chile desde el punto tripartito en la frontera norte hasta el canal Beagle. En el seno de estas dos agrupaciones buscaré acompañantes en esta aventura.

 

Texto: Eduardo Jofré. www.dav.cl

Fotos: Gerhard Hüedepohl. www.atacamaphoto.com

 

El ruido de los motores del barco bajó en intensidad, solo mantienen la nave al pairo, para permitir bajar los Zodiac al mar y empezar la faena de desembarco. Todos los expedicionarios se apresuran a trasladar los bultos a cubierta, ya han bajado uno de los botes y alguien pregunta: ¿Quién sabe donde se desembarcará? Contesto levantando la mano y se me indica que debo abordar el primer bote. Ffrente a mi diviso la costa de la isla Guarello y las construcciones de la CAP; al otro lado la isla Tarlton, a mis espaldas parte de la isla Caracchiolo, al otro lado supongo la isla Madre de Dios, diversos islotes y arrecifes.

Estamos al medio del canal Eleuterio o el canal Oeste, se me confunden los nombres y la orientación. Pienso si realmente sabré dar con el lugar de desembarco, una cosa es en Santiago, estudiando las cartas y memorizándolas y otra muy diferente es estar en ese bote que se zarandea con el oleaje y, en medio del canal, tener que indicar el rumbo al timonel. Pensamientos fugaces atraviesan mi memoria, ¿Qué y porque estoy aquí? Y empiezo a recordar como se generó todo esto.

Expeditionc Isla Madre de Dios

Lo primero era el transporte a tan lejana e ignota región: junto con Eduardo Fuenzalida, Sochex, comenzamos redactando y enviando una carta a la Armada, solicitando el apoyo institucional. La carta iba firmada por Abdullah Ommidvar, presidente de Sochex, y explicaba las intenciones de nuestra expedición combinada Sochex / DAV. Con fecha 4 de Abril del 2011 recibimos la confirmación de dicho apoyo. Ya teníamos una base de interesados, empezó la tarea de definir fechas tentativas, duración, objetivos, equipamiento y lo más importante, los cupos disponibles y la selección de los participantes. Llegamos a tener 65 postulaciones. Los meses pasaron volando, entrenamiento, listado de equipos, ropa adecuada, en fin era un sinfín de detalles que tenia que considerar. Colaboró activamente en ello Michael Cantzler, expresidente del DAV y activo montañista; más tarde su colaboración haciéndose cargo de las actividades en terreno seria vital para lograr cubrir nuestros objetivos.

Pero la inspiración para hacer algo que muchos tildan de locura fueron Coloane, Shackleton, DeAgostini, Subercaseaux, Niemayer, Huneeus y tantos escritores y exploradores que han llenado nuestras mentes con sus aventuras.

Nuestro objetivo principal, conocer, explorar, fotografiar este lejano rincón de nuestro país y darlo a conocer lo más posible, que mas personas lo visiten, que haya entusiasmo por desarrollar turismo preservando nuestras riquezas, en fin que aprendamos a valorar lo que tenemos, conociéndolo.

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La fauna viajera

El grupo que finalmente formó la expedición está compuesto por 16 personas, la mayor parte no se conoce entre sí, los convoqué considerando numerosos factores, entre ellos, muy principal es la capacidad de desenvolverse en forma autónoma en un ambiente hostil: sabemos que nuestro destino goza del clima más inclemente del país, lluvias constantes, cuando no llueve cae granizo o hay vientos que suelen ser huracanados, su bosque es impenetrable y hay difíciles accesos por lo escarpadas de sus costas y por la violencia del océano en la parte que da al Pacífico abierto. Además el grupo es bastante heterogéneo en especialidades y en edades, el mayor pasa de los 79 años, el menor se empina en los 22 años. Hay fotógrafos, expertos en flora y fauna, cineastas, montañistas, experto en comunicaciones radiales, escaladores, buzos, escritores, exploradores, es decir, una fauna muy variada.

Partí de Santiago con anticipación al grueso de los participantes, había que coordinar el retiro de los bultos enviados y su carguío a bordo de la barcaza Orompello. Nunca habíamos organizado una expedición con tal cantidad de equipamiento, generadores eléctricos para recargar baterías, equipo completísimo de buceo y compresor para recargar los tubos de aire, cuerdas y equipamiento para escalar, equipos de radio UHF y HF, teléfono satelital, equipos de filmación y un sinfín de cosas.

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Llegó el día de zarpe en Punta Arenas; nos embarcamos y partió la navegación. Ya de por si esta navegación fue interesantísima, ya que el Orompello debía cumplir con el reabastecimiento de los faros y el relevo de las dotaciones en la ruta desde Punta Arenas a Tortel ida y vuelta; aprovechando esto nos pasaron a dejar a Isla Madre de Dios, quedando de recogernos a su regreso. Espectacular la navegación con oleaje y viento en contra, la proa levantaba montañas de agua y de espuma que barrían la cubierta de proa a popa, solo se podía salir a los costados del puente de mando, chubascos de lluvia incesantes y un fuerte viento, todo eso hacia bajar la velocidad de avance. El balanceo causó estragos entre los noveles navegantes, ni deseo recordárselos. La última noche fondeo el barco al abrigo de la isla Caracchiolo, para así a primera hora del día siguiente proceder al desembarco del grupo mediante los Zodiac.

Voy en el primer bote y nos siguen tres más; indico dirección al oeste al timonel y trato de adivinar donde se abre el canal hacia el norte.Expeditionc Isla Madre de DiosVamos raudos sorteando el oleaje, al fondo se divisa una montaña blanca que cae abruptamente al mar, ¿será allí donde se abre el canal hacia ambos lados? Tiene que ser éste el lugar ya visto en Google Earth y en fotos aéreas… desembarcamos al costado de un pequeño arroyo, bajamos algunos bultos y aprovechamos el Zodiac para recorrer una franja de la costa, no hay dudas, el primer lugar es el correcto, es más, descubrimos una angosta huella que se dirige hacia el interior. Llegan los otros botes y se produce un agitado desembarco, llueve suavemente y buscamos ansiosos un lugar para armar nuestras carpas y poder poner al resguardo los bultos con equipo. Rápidamente se instalan las carpas despejando el terreno a punta de machete, hacha y pala y un grupo procede a levantar la carpa con estructura metálica que nos servirá de punto de reunión, cocina, comedor y estación de radio, para esto último también se arma una antena apropiada entre los arboles. Algunas fuertes ráfagas de viento hicieron temer que nuestras instalaciones salieran volando. Cansados más que nada por los nervios, todos dormimos profundamente esa primera noche.

Creo que despertamos bastante temprano ese segundo día; a las 08:00 ya estábamos desayunando y proyectando lo que haríamos: antes que todo consolidar el campamento, después empezar a recorrer el entorno, ubicar si es que había un lugar mejor y empezar la exploración de la isla. Los días siguientes desarrollaríamos todo lo que nos habíamos propuesto, explorar, catastro de flora y fauna, buscar cavernas, fotografiar lo máximo, filmar, bucear en el mar y en ríos subterráneos, escalar la montaña, navegar por los canales y costa de la isla, un sinfín de actividades solo limitadas por el escaso tiempo y las condiciones climáticas. En la siguiente edición de Outdoors podrás conocer algunos detalles específicos, continuando con la historia del montañista y ex presidente del DAV Michael Cantzler.

El equipo:

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Gerhard Huedepohl, fotógrafo

Viajar a esa isla fue un poco como llegar a otro planeta: un viaje largo, extremas condiciones climáticas y a la llegada nos encontramos con un increíble paisaje de formaciones geológicas que nunca he visto antes. Avanzamos a través de densos bosques encantados, cubiertos con colchones impresionantes de musgos, un verdadero laberinto.

Fué un gran desafío el intento de capturar todo eso con mi cámara

 

Francisco Espinoza, cineasta

Lluvia, viento y barro, caliza, musgo y agua fresca, contemplación de lo no tocado por el hombre, eso me regaló la isla. Apagando el televisor, el mundo no está tan mal. Este viaje significó no solo participar de la primera expedición compeltamente chilena en Madre de Dios, tuve la oportunidad de comprender mucho respecto a mi vida y a lo que imagino, es la vida.

 

Cristóbal Cattan, el más joven, montañista

Una experiencia grandiosa, la ansiedad me consumía, poco a poco todo empezó a fluir y me familiaricé con mis compañeros y con las posibilidades reales. La exploración de las cavernas fue algo nuevo, impactante. Aprendí mucho de la isla, de mis compañeros y de mí mismo, solo espero volver.

 

Juan Carvajal, logística

Destaco el compañerismo y solidaridad del grupo en todas sus expresiones, muchos de nosotros no nos conocíamos y no hubo roces. Me asombré por lo hermoso y espectacular de nuestras islas y canales, parajes que son muy distintos a lo que se puede ver por televisión o leer en un libro y, por último, mencionar que he vuelto a la capital con el pecho inflado de orgullo al ver en forma presencial las labores que realizan en terreno nuestra Armada, labor que estoy seguro desconoce un gran porcentaje de nuestros compatriotas. ¡Viva Chile!

 

Eduardo Orellana, temuquense, flora y fauna

Antes de partir trataba de imaginar como sería; es imposible imaginar un lugar tan extremo y maravilloso con una mezcla de acompañantes entre aventureros, amantes de la naturaleza, patriotas, ermitaños, medios locos/cuerdos y temerarios. Ha sido la experiencia de mi vida, espero con optimismo repetirla

 

Eduardo Fuenzalida, escritor

Un viaje al borde del fin del mundo, hemos vivido otra realidad que quizás podamos entender como una música sin pautas…  con armonías sutiles, algo indescriptible y no experimentado que activa intensamente nuestra tranquilidad interior. Posibles recuerdos ancestrales que nos hacen viajar en el tiempo siguiendo en nuestro presente.

 

 Agradecimientos

Agradezco al BUQUE OROMPELLO y a su tripulación que me permitió conocer su trabajo en los canales de nuestro país, que por lo de menos no es nada de fácil y que sin duda permitió gran parte de esta expedición.