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Dominando las olas: las razones del potente crecimiento del surf

Foto: Escuela de Surf Maitencillo

No es casualidad ver cada vez más gente encima de tablas de surf. La disciplina ha tomado fuerza en los últimos años, al punto que fue incluida en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. En Chile, las características geográficas y el rol de cada escuela de surf han sido pilares para acercar y potenciar el deporte.

Texto: Felipe Lemunguir S.

Las imponentes y perfectas olas de las costas chilenas son una motivación suficiente para sumergirse en el agua. Y gracias a eso, el surf ha tomado relevancia y crecido paulatinamente en Chile. Sobre todo, porque los más de 6 mil kilómetros de largo ofrecen condiciones de olas y de mar muy variadas en todos los lugares del país. No es un fenómeno ajeno al que está el deporte a nivel global: fue incluido en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

“Eso nos demuestra que, potenciando este deporte, puede llegar lejos. El desarrollo en nuestro país es cada vez más grande, porque cuenta con características adecuadas para practicar este deporte. El interés por el surf ha crecido notoriamente, en la localidad donde tenemos nuestra escuela cada vez llegan más surfistas, tanto principiantes como con nivel”, apunta Miguel Pereira, de la escuela de surf Salinas de Pullally. “Está creciendo como un estilo de vida, tal como se ha desarrollado en otros países. A la gente le interesa este deporte porque es ecológico, uno se hace parte de la naturaleza”, complementa Cristián Montabone, de la Escuela de Surf Roots.

En el desarrollo del surf, han jugado un rol clave las escuelas. “Recuerdo cuando me tocó comenzar en esto y a mi generación en general, hace 28 años, y no había nada. Era muy difícil comenzar en esto, porque no había esto que tenemos hoy: conseguir equipo, aprender a leer el mar, no había muchos referentes. Hoy las escuelas están ubicadas en lugares estratégicos, de fácil acceso para las personas y con muchos equipos disponibles, ideales para comenzar”, subraya Emmanuel Rojas, surfista y director de la escuela de Surf Maitencillo. «Por eso importante mencionar que se requiere apoyo para este deporte considerando también que el equipamiento no es accesible para todas las personas por su alto valor», agrega Pereira.

En la zona central, por ejemplo, la oferta de escuelas para aprender es variada: existen en Concón, Las Salinas, Maitencillo, Valparaíso, Matanzas y, cómo no, en Pichilemu. Localidades donde también se puede encontrar más de una. A saber: una clase individual puede costar desde los $20 mil, mientras que si es grupal, puede costar desde los $15 mil.

Foto: Escuela Soul Surf

¿QUÉ SE NECESITA PARA APRENDER?

Los especialistas coinciden: para aprender se necesita ganas, energía y motivación. No mucho más. “No se requiere de ningún tipo de preparación física previa. Las clases son aptas para personas de todas las edades y condiciones físicas a menos que exista una lesión o enfermedad grave que impida la práctica”, destaca Rodrigo Gallegos de la escuela de surf Soul Surf de Con Con.

Para Miguel Pereira, de la escuela de Salinas de Pullally, “también tiene que gustarle el mar y la naturaleza, porque al practicar surf se genera una conexión especial con todo el medio que nos rodea. Si deciden practicar este deporte frecuentemente como cualquier otro, sí necesita tener un entrenamiento continuo para tener las capacidades físicas necesarias”. “Y ser ‘porfiado’, porque es un deporte en el que hay que tener una cuota bien alta de frustración. Se necesita ese tipo de cualidades para avanzar y tener resultados a largo plazo. No hay que desesperarse”, dice Emmanuel Rojas.

LOS PRIMEROS PASOS

Los expertos enfatizan que con la convicción de aprender a surfear basta, pues los conocimientos necesarios se van aprendiendo desde la primera clase.

Cristián Montabone, de Surf Roots , explica que “entre más información tenga sobre el medio donde se va a meter, el alumno se va a sentir más seguro. Nosotros empezamos contándoles el ambiente, por qué se forman las olas, por qué nos estamos metiendo en este lugar, las condiciones el horario por los distintos tipos de marea. También vemos las necesidades básicas: que se sienta cómodo con el traje de agua, saber si se ha bañado en el mar antes y luego pasamos a las formas de pararse en la tabla, que son tres y según las capacidades del alumno vemos cuál le acomoda”.

Otro aspecto esencial es conocer la tabla en profundidad. “Se les indica el nombre de las partes de la tabla: cuál es el leash, los cantos, la punta, la cola, el alma, las quillas, los distintos materiales de tablas, las formas, etc. Además de enseñar cuál es la utilidad de cada parte. Luego se le instruyen las señales de seguridad implementadas por la ISA (International Surfing Association). Además de indicar qué tipos de corrientes podemos encontrar y cómo funcionan”.

Conociendo mejor el lugar y la tabla, el paso siguiente es elongar y realizar un calentamiento físico definido por cada instructor.

Foto: Escuela Soul Surf

Luego viene la parte teórica del surf. La técnica de puesta en pie en la tabla, la técnica de remo que debe aplicarse, la posición de las piernas, la cabeza y el cuerpo en general. Aunque cuando son alumnos más avanzados, aprenden otras cosas. Por ejemplo, la forma cómo mover la tabla o en qué parte de la ola posicionarse. “Varios alumnos están buscando perfeccionar sus técnicas de surf y por lo mismo existen clases de nivel intermedio y avanzado”, acota Rodrigo Gallegos.

Con la teoría en la mesa, lo siguiente es entrar al agua. Ahí la dinámica dependerá de los alumnos, pues las distintas capacidades determinarán el paso a seguir. “El profesor te acompaña, te guía por dónde entrar, los lugares menos riesgosos. Si es un alumno de unos 10 o 15 años para arriba, es decir autónomo, se elige el tipo de marea y se recuerda el trabajo que se hizo en la arena, la posición en que nos vamos a poner. Ahí el alumno captura su ola con ayuda del profesor, hace su intento de pararse o de tomar la ola y al final se le hace una retroalimentación de lo que hizo”, detalla Cristián Montabone.

MUCHOS NIÑOS Y ADULTOS JÓVENES

A la hora de definir el público más interesado por el surf,

las escuelas indican que desde es muy común tener alumnos desde los 5 años. De hecho, algunas se atreven a destacar dos segmentos etarios: entre los 5 y los 15 y otro entre los 25 hasta los 35 años, o incluso un poco más. Esto, porque desde los 15 años muchos alumnos, con una base bien formada, optan por lanzarse de forma autodidacta.

“A los 5 años están muy relacionados con los papás, les cuesta andar solo y la clase puede ser introducción al material, luego hacer un castillo de arena. O sea, hacer que se sienta cómodo tirándose unos piqueros al mar, etc.”, ejemplifica Montabone. “Hace poco recibimos a uno de 3 años, algo nada raro porque son parte de una segunda generación de surfistas”, agrega Emmanuel Rojas.

Foto: Escuela de Surf Maitencillo

Además, existe otro segmento que se acerca a las escuelas de surf para aprender de la disciplina. Uno que corresponde a un formato netamente turístico, es decir que va por la ocasión, y otro que el que quiere aprender y progresar. “El primero acapara un gran porcentaje del total de visitantes, pero el otro grupo ha ido creciendo, es muy decidido, y que tiene a muchas mujeres como protagonistas”, agrega Rojas.

Eso sí, muchos de los que van por una clase también se inclinan por aprender más. “En la primera clase prueban si les gusta o no. Nosotros les damos la opción de tomar un curso que puede ser de tres, seis, o hasta diez clases”, dice Miguel, de Salinas de Pullally. “Casi nadie termina tomando una sola clase. La mayoría opta por una segunda clase”, agrega Rodrigo Gallegos.

Cristián, en tanto, profundiza: “Tenemos una tasa de retorno de alumbnos como del 70%. Nuestros alumnos vuelven, tratamos de generar un modelo de progresión. Los alumnos llegan y preguntan por una clase pensando que no les va a ir tan bien a la primera, pero con un buen coaching tratamos de que alumno pueda entender, hacia dónde va y generar su propia progresión. Ahí, cuando necesita seguir avanzando, le proponemos volver a la clase, más que vender un curso”.