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Desafiando el Amazonas Peruano

Cuando escuchamos la palabra Amazonas despiertan imágenes como las de la película Anaconda, con esas serpientes e insectos mutantes; o una selva lleva de furiosos aborígenes con taparrabo, arco y flecha, con sus caras pintadas dispuestos a matar a cualquier intruso que se cruce en el camino; o también podemos imaginarnos una linda foresta repleta de cariñosos y simpáticos animales y indígenas que bailan al ritmo de la música. ¿Cuál versión creen que es la más correcta?

Texto y Fotos: Teresa Abumohor

La puerta de entrada a la tupida selva amazónica peruana es la loca e inevitable ciudad de Iquitos, que posee 430.000 habitantes y es alcanzable únicamente por río o por avión. Extremadamente ruidosa, relativamente amistosa, maniática y llena de incesante movimiento, Iquitos es una de las ciudades con más contrastes en la que he estado.
Una ráfaga húmeda y caliente, mezclada con incontables mosquitos hambrientos, recibe a los turistas que llegan a esta ciudad; cualquier opción que uno elija para acercársele (ver recuadro) es una experiencia mágica. En mi caso fue increíble la sensación de viajar sentada en la punta del barco con los pies colgando, como abriendo paso entre los troncos y todo lo desconocido que puede haber en el Amazonas.
Los barcos de carga van parando en cada pueblito, en donde se suben cientos de vendedores con sus exóticas variedades de alimentos: juané (arroz cocinado dentro de una hoja de plátano), tamales (algo así como una humita), arroz con carne en bolsita, yuca frita, plátano frito o cocido, suri (gusanos fritos ensartados en un palito), pescado en todas sus formas.

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Vuelta a la Reserva

He visitado la selva amazónica en tres ocasiones. La primera vez venía de una travesía pasando por Perú, Brasil y bajando por Bolivia; en la segunda oportunidad realicé un voluntariado de dos meses y medio en la reserva Pacaya Samiria, en una comunidad local llamada San Martín del Tipischa; la última fue este año, en que volví por un par de semanas a visitar a mis amigos de la Reserva, para ayudarles con algunos proyectos.
La selva amazónica peruana es inmensa, por lo que en esta oportunidad hablaré específicamente de la Reserva Pacaya- Samiria y las actividades que se pueden realizar.
Para llegar a la Reserva hay que tomar un barco en contra la corriente del río Marañón, en Mazusa, desde el puerto de Iquitos y bajarse en la comunidad de Leoncio Prado. Es preferible haber coordinado antes la recogida. Para entrar Pacaya Samiria se debe realizar un pago a la entrada de esta de 60 soles por 7 días; luego se debe pagar cada día extra, todo para el mantenimiento de este espectacular espacio natural.
Casa Lupuna es una pequeña empresa local y familiar administrada por Elvio Lomas, un lugareño emprendedor con un enorme corazón, gran conciencia ambiental e involucrado con su comunidad, por lo que ha hecho varios proyectos (educación ambiental, manejo de basura, lámparas solares, potabilización de agua, entre otros ) con ONGs para mejorar la calidad de vida de la gente de su pequeño pueblo..
La comunidad de San Martín del Tipishca no posee luz eléctrica, tienen postes de luz, pero solo se utilizan en ocasiones especiales como Navidad y Año Nuevo. Esta comunidad está dispuesta al borde del río… es un escenario perfecto, una postal de ensueño que solo crees que existe en tus pensamientos. Los rojos atardeceres son algo que nunca saldrá del corazón.

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Alternativas de San Martín

La aventura al corazón de la Reserva comienza en Casa Lupuna. Un tour completo es de aproximadamente 7 días viajando en bote por la selva. Se aloja en los PV (Puestos de Vigilancia) que están dispuestos al borde del río a lo largo de la Reserva.
Algunas de las actividades que se pueden realizar en este tour son:

-Nadar con delfines: En los ríos de aguas negras del Amazonas es muy común ver delfines de agua dulce, localmente llamado bufeos. Estos curiosos animales se acercan bastante a los botes y se sienten atraídos por el chapoteo. Hay lugares en donde vas nadando y se acercan mucho, casi que se pueden tocar. Existen muchos mitos y leyendas que envuelven a este mítico animal, principalmente que el bufeo colorado puede tomar la forma de un hombre o mujer, enamorarte y llevarte al agua para siempre.

-Caminata por trochas: O senderos en la selva en donde se puede caminar por horas. Un guía local te lleva a través de estos enseñándote de cada planta y sus usos medicinales. Se camina en silencio para así no asustar a los animales que pueden andar cerca.

-Avistamiento de flora y fauna: Las especies más comunes que se pueden ver en las trochas son distintos tipos de monos, osos perezosos, aves, serpientes, ardillas, ratones, insectos de todo tamaño, jabalíes, tapires y quizás algún felino pequeño. La mejor manera de ver animales es desde la canoa, especialmente cuando es época seca y en el río quedan playas; se puede ver jaguares descansando en el borde del río, entre otras especies que se acercan a tomar agua. Es más común ver aves como tucanes y guacamayos, y animales como cocodrilos, caimanes, nutrias, tortugas, ranas, entre otros.

-Tour nocturno: lo mejor es hacerlo desde el bote: el guía lleva una linterna con la que va alumbrando las orillas del río y ve los ojos de los animales brillar. Lo más común para ver son caimanes, aves y serpientes y con mucha suerte jaguares bebiendo en la orilla.

-Comunidad local: los pobladores de San Martín del Tipishca son gente maravillosa. Son tímidos y hay que acercarse con al mejor disposición y ellos se abrirán fácilmente. Te invitan a sus hogares y a compartir una merienda sin pedir nada a cambio. Algunos tienen artesanías que venden en sus casas.

-Voluntariado: se pueden realizar trabajos voluntarios de 45 días o más dentro de la Reserva. Se ayuda a la comunidad local en sus labores, se puede enseñar inglés en la escuela, hacer talleres a los niños o proyectos de educación ambiental, etc. Es hermosa la experiencia de poder formar parte y poder ayudar a una gran familia, como esta comunidad perdida en el corazón del Amazonas.

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Recomendaciones

¿Qué hacer antes de viajar?
Recomiendo unos meses antes visitar a un doctor, ya que para viajar al Amazonas es necesario vacunarse con anticipación contra las hepatitis, tifus, fiebre amarilla y tomar pastillas para la malaria. El único remedio contra el dengue es la prevención.

¿Qué llevar?
Para viajar al Amazonas es recomendable la típica pinta de explorador, es la única forma de estar cómodos y no ser devorado por los temibles mosquitos.

Las cosas que no pueden faltar son:
• Botiquín: Con gasa, alcohol, crema bactericida y pomada cicatrizante ya que debido a la humedad las heridas, creadas por rascarse mucho, cuesta que sanen.
• Mochila de trekking
• Mochila de mano
• Cámara de fotos a pila o con muchas baterías (en algunos pueblos no hay electricidad para cargar)
• Repelente: fijarse que tenga más de 18% DEET (Es más tóxico para los mosquitos, pero también para la piel, por lo que recomiendo usar manga larga.
• Gorro: que tape toda la cara y la cabeza.
• Protector solar.
• Pantalones largos técnicos de secado rápido.
• Shorts o pantalones cortos
• Poncho para la lluvia.
• Varios calcetines largos de repuesto (ojala técnicos de secado rápido)
• Ropa interior cómoda y de secado rápido
• Bototos de trekking
• Zapatillas de repuesto
• Hamaca, botas de agua y mosquitero se puede conseguir también en Iquitos

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Contactos

Contacto: Para más información y organización de tour en la Reserva Pacaya-Samiria pueden comunicarse por vía electrónica con Elvio Lomas a su email (recomiendo hacerlo con anticipación, ya que no tiene Internet disponible en su pueblo, sino que lo revisa cuando va a Iquitos). También pueden coordinar actividades de voluntariado.

• Teléfonos (todo para Perú): Celular: 971-683626; Fijo: 065-260854; Reserva Pacaya Samiria: 065-813733
• Facebook: www.facebook.com/lomascanaquiri o lo pueden buscar como Elvio Lomas Canaquiri o a su mail: casalupuna@yahoo.es. Si no contesta escríbanme a mi correo personal: terear@gmail.com

• En casalupuna.wordpress.com/turismo encontrarán información de la Reserva, actividades, precio referenciales, cómo llegar, fotos y más
Agradecimientos: A Elvio Lomas y a su familia, que me hicieron como una más todo el tiempo que estuve ahí, a la familia de mi “tocaya” en la selva, donde sus hijas fueron mis hermanas. En general a todos los pobladores de San Martin del Tipishca que me hacen sentir en un hogar cada vez que los visito.

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Moviéndose por el río

Siempre cuando se planee un viaje a cualquier lugar del Amazonas hay que tener claro que lloverá, inclusos en los meses “secos” que son de julio a septiembre; de octubre a junio son meses en donde cae muchísima agua y el río crece considerablemente. Desde Lima hay varios vuelos diarios que hacen conexiones con otras ciudades selváticas. Un pasaje de ida cuesta aproximadamente USD 100 con Star Perú. En época seca se puede llegar, por tierra, desde Lima a Pucallpa y aquí embarcarse hacia Iquitos.
Entre los distintos pueblos del Amazonas peruano, la única manera de viajar largas distancias es por vía fluvial; para esto existen cuatro opciones:

1) La forma más económica es tomar los barcos de carga que constan de tres pisos, en donde el primero es para la carga, el segundo y tercero para pasajeros, donde la gente pcuelga sus hamacas (el equipaje hay que dejarlo al lado de tu hamaca sin ningún tipo de seguridad). En estos barcos está la opción de pagar un poco más para ir en “primera clase” que suele ser el tercer piso, donde supuestamente los baños son más limpios y es un poco más seguro. También está la opción de pagar aún más y tener una pequeña cabina con camarote y luz (sus condiciones pueden variar de barco en barco). Los único barcos de carga que recomendaría son los “Eduardo”. ¡Vale la pena esperarlo un día!

2) Los “Rápido”, son botes para aproximadamente sesenta personas, que cuestan casi 4 veces más caro que los de carga, pero también son 4 veces más veloces.

3) Una lujosa y costosa forma de pasar pasar por el Amazonas es en un crucero. Estos son barcos exclusivos para aproximadamente 100 personas. Va todo incluido dentro del pasaje: comidas gourmet, tours y paseos, entretención abordo, visitas a comunidades.

4) La última opción y las más peligrosa, y que experimenté en reiteradas oportunidades, es viajar en “peke peke”, pequeñas canoas con motor, utilizadas para viajar cortas distancias. El riesgo de estos botes es que estas embarcaciones no se ven desde los barcos grandes, por lo que puede haber accidentes. Muchas veces los lugareños pueden llevarte con ellos en sus “peke peke” si se les pide.

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