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¿Cómo mantener la motivación entrenando?

La escalada es más que fuerza. El saber observarse a uno mismo, ordenarse, tener hábitos saludables, saber detenerse y aprender de los errores, en compañía de los amigos, es finalmente lo que otorga crecimiento y progresión en este deporte, que depende de manera fundamental del enfoque de la mente.

Tomás Ravanal acaba de ganar el Abierto de Boulder de Buenos Aires, y hace años viene haciendo un trabajo sistemático con entrenamiento físico y mental, de cara las pruebas de nivel mundial. En 2013 Tomás encadenó en Entraygues, Francia, el primer 9a chileno, y junto a Lippi y Chileclimbers está trabajando un proyecto audiovisual que precisamente hace referencia a la búsqueda de este grado de rutas, en Chile.

1. Alimentación para estar Fuerte

El estar bajo mucha exigencia hace, a veces, que las defensas bajen. ¡Todos los años me pego un buen resfrío! Cuando vuelvo de los viajes o de alguna competencia, y con el smog, el entrenamiento y las cargas, siempre termino resfriado, y tengo que parar 2 semanas. Hay que cuidarse y, si te sientes mal, mejor recuperarse y descansar. En mi caso en particular hace dos años tuve una lesión en la espalda y un resfrío muy heavy, que creo fue producto de la nutrición. Lo que siempre me ha resultado mejor es comer liviano, comer fruta, comer verdura, no comer tanta carne y tener una dieta balanceada. Típico que uno come a deshora, come mucho un día y poco el otro, o en la noche comes pesado. Para deportes específicos como la escalada, esto no acompaña.

2. Momentos para detenerse

Cuando uno parte escalando sobra la motivación y falta el conocimiento. Si uno quiere mejorar y quiere aumentar el nivel, se le da mucha importancia al machacarse, darle a los dedos, darle a los codos y al resto del cuerpo. Cuando yo empecé la verdad nunca le di mucha importancia al pensamiento positivo y constructivo. Uno quiere escalar y escalar y no considera cosas como el fortalecimiento y estiramientos, porque parecen una cosa aburrida. Así como te vas adentrando en la escalada todo detalle se vuelve más importante.
¡EL trabajo mental es fundamental para hacer un entrenamiento sin cortes y progresivo! Querer buscar cosas difíciles está bien si uno está motivado, pero hay que tener cierta conciencia y paciencia para avanzar. Hay gente que parte y se lesiona y se lesiona. A veces hay que tomarse una pausa, pensar bien las cosas y ponerle cabeza al entrenamiento.

3. Ante una lesión

Siempre he tenido problemas en la espalda; cuando le doy mucha carga me da una tensión muscular que me deja chueco. Todos los años me ha dejado por lo menos dos semanas sin escalar; el año pasado fue online casino super difícil para mí, porque estar dos semanas
parado hace que tu cabeza vaya al suelo, ¡este año estuve mucho más preparado! Al principio fui donde un médico especialista en columna, que no me ayudó mucho y luego fui donde un amigo que es osteópata,que se dio el trabajo de revisar mi cuerpo una hora entera, de pies a
cabeza, para ver el desequilibrio y ver lo que realmente pasaba. Saber por qué pasan cosas en tu cuerpo te ayuda a saber sobrellevar las lesiones y superarlas.

4. Compañeros de Entrenamiento

No es fácil tener orden, disciplina y gestionar los entrenamientos solo. Cuando uno está empezando lo mejor es juntarse con gente que está motivada y salir mucho a roca, e ir cambiando de lugares: eso es lo mejor que uno puede hacer, más que concentrarse
en la fuerza de dedos, la fuerza de brazos. Hay que escalar mucho y contagiarse del fanatismo de la gente, y sinergizarse para resolver los problemas. Lo mejor es complementarse: si por ejemplo soy bueno para el boulder, para los pasos dinámicos y reventar las presas, me conviene juntarme con alguien que le guste hacer ruta, que le guste
el ritmo, que le guste quizás más la calma en la escalada. De esta manera se pueden ir ayudando y aumentando la motivación mutuamente.

5. Las Clases

Yo creo que en un principio en la escalada es casi necesario tener un profesor o alguien que te guíe. Es muy fácil lesionarse o desmotivarse, y con un asesoramiento es mucho más entretenido y la mejora es más rápida. Yo cuando empecé a escalar nunca hice ningún tipo de ejercicio complementario ni ejercicios específicos y simplemente escalaba; mi cuerpo resistió y eso fue bueno. La gente que está empezando siempre quiere concentrarse en la fuerza, y a veces, cuando da un paso, siente que le falta fuerza. Pero en realidad aún no saben lo que es la técnica, lo que es la movilidad. Ellos tienen que dejar de hacer ejercicios de fuerza, deben escalar mucho y sacar repertorio gestual, generando más movimientos. ¡Y quizás no tanta intensidad, porque eso es lo que los puede lesionar! Los
primeros meses hay que trabajar en volumen, escalar solamente, y quizás complementar (para mí son los mejor) con elásticos, anillas, TRX; siempre hacer mucho abdominal. Los ejercicios de fuerza pueden empeorar tu técnica en un principio. Cuando tienen situaciones más complicadas, con apoyos de pies más chicos, ya no van a pasar. ¡Cuando tienen que poner técnica ya no la ponen!

6. Los cambios en la motivación

Creo que uno siempre tiene que tener un objetivo claro. Eso te va ir guiando, te va ir motivando. Si yo solo quiero entrenar “para ser más fuerte”, ¡eso es muy poco claro! ¿Fuerza de brazos, de dedos, de pies, de cabeza?
No hay algo sobre lo que trabajar y no hay herramientas con las que trabajarlos. Estar disperso no permite enfocar la energía: hay que armarse planes a corto, mediano y largo plazo para concentrarse en el entrenamiento, que se va ir ordenando de esa manera, solo, al saber a dónde voy.
Es super necesaria la reflexión en la escalada: escalar tanto con la cabeza como con el cuerpo, para no perderse. Hay que ver nuestras debilidades, lo que busco, lo que quiero. Yo en un momento estaba muy concentrado en escalar y escalar, entrenar y entrenar. Estaba
fuerte, pero en un momento no tuve objetivos ni motivaciones, ¡y tuve que reinventarme! Me había estancado y comencé a viajar; afortunadamente tuve un gran apoyo por parte de Lippi, Chileclimbers y Gimnasio El Muro, lo que me abrió un mundo de posibilidades; eso cambió mi forma de ver la escalada y mi compromiso con ella. Luego vi que aunque había empezado a los 21 años tenía talento y que me la podía con las competencias; así me creí el cuento y empecé a entrenar fuerte con la ayuda de Helmut Kocking, entrenador de El Muro y Sergio Miranda, psicólogo deportivo, a quienes les agradezco por la dedicación y compromiso.