Ciclismo en la altura de la región de Coquimbo

El paso fronterizo Agua Negra tiene 4758 msnm y esta vez Leonardo Aceituno, quien ya nos entrega su tercera historia dentro de su serie de aventuras de MTB estuvo acompañado de un compañero brasileño. Leo hace 4 años atrás prometió que nunca más volvería a ella. Hoy, arrepentido, la realiza por tercera vez que la realizo y nos cuenta las diferencias que marcaron esta oportunidad.

Texto y Fotos: Leonardo Aceituno

Después de pasar una tranquila noche de Navidad en familia, a las 08:30, inició la tercera etapa de mi proyecto, esta vez acompañado por nuestro amigo cicloviajero Eduardo Sartor  de Brasil, a quien encontré viajando entre Brasil, Argentina y Chile, esperando recorrer unos 3000 km. Iniciamos nuestro viaje desde la ciudad de Coquimbo rumbo al valle de Elqui; ya siendo  medio día nos encontrábamos en el embalse Puclaro, donde recorrimos una pequeña feria artesanal, degustamos el fruto típico de esta zona, el copado, y aprovechamos de recuperar fuerzas almorzando en el mirador del embalse. Luego continuamos nuestra ruta, adentrándonos en el valle de Elqui: desde el embalse nos faltaban solo 20 km para llegar a nuestro primer punto de alojamiento, el camping Las Pataguas, ubicado a 3 km de Vicuña. Aquí encontramos los servicios básicos, un bonito entorno verde, una excelente piscina y la tranquilidad que el valle entrega por sí mismo (valor de referencia temporada baja $5000 por persona y temporada alta $7000 p/p, ¡negociable para cicloviajeros!)

En Las Pataguas armamos nuestras carpas, cocinamos y nos relajamos con una cerveza; sabíamos que sería el último día con servicios básicos.

Ya muy temprano por la mañana, preparamos nuestros desayunos y cercano a las 08:00 ya nos encontrábamos en la ruta, disfrutando de la fresca brisa que nos daba la bienvenida.

¿Qué hay en los primeros 20 km desde el camping? El camino está rodeado con parronales muy frondosos, con uva de excelencia, que en esta época del año es exportada a las grandes ciudades de Europa. Pasando esta zona llegamos a un cruce que indica una primera dirección hacia el sector más turístico del valle de Elqui; mientras que la segunda dirección indica nuestro camino a seguir…

Pasta y Chuchoca

Chequeamos nuestro equipo de viaje nos hidratamos un poco y continuamos nuestras ascenso, al tomar el camino hacia el límite fronterizo, a unos pocos kilómetros nos encontramos con los 2 últimos poblados: Chapilca y Huanta, que sobreviven del trabajo en parronales industriales y de la agricultura local; para todo viajero es el último lugar donde abastecer de comida. Desde el cruce de caminos citado son 40 km hasta el único negocio de la zona, atendido por el matrimonio de Rosita y Hans. Ellos trabajan arduamente potenciando su negocio, preparan un rico pan amasado en horno de barro.

En adelante, la ruta se vuelve desértica, solo acompañada por el rio Elqui (el agua no es bebible debido a ser turbia en este sector); durante la tarde el termómetro nos marca una temperatura alrededor de los 42 °C, que se siente con la brisa, que reseca la piel rápidamente.

Aproximadamente a las 6 de la tarde, y ya recorridos unos 85 km, encontramos un sector donde antiguamente guardaban animales, un lugar perfecto para armar nuestro campamento junto al rio y alejado del camino por seguridad. Observando las diferentes costumbres de comida, yo preparo un fuerte plato de pastas y verduras, mientras que mi compañero de Brasil se prepara una gran olla de polenta  Ya a las 8, estábamos en un sueño profundo.

Como de costumbre, muy temprano comenzamos a pedalear, ¡nos venía un gran dia! Estábamos a unos 5 km de la aduana y el destino final del día, sería el sector de La Laguna, a 3170 msnm.  Fuimos los primeros en pasar por PDI /Aduana, siendo recibidos con la felicidad y alegría que caracteriza al personal que trabaja en esta zona: ¡seriedad absoluta!

Dulce Sorpresa

Continuamos nuestro avance, aquí el camino cambió de asfalto a ripio prensado y el entorno ya es netamente de cordillera, avanzamos durante todo el día por paisajes de variados coloridos en las altas cumbres cordilleranas, escasa vegetación y una energía que solo la puedes entender al cruzar estos lugares sobre tu bicicleta. A media tarde visitamos la primera majada  de la ruta, donde dejaríamos nuestros primeros regalos de dulces a los 3 niños que viven en este lugar desde diciembre hasta marzo. ¡Es el segundo año que llevo dulces a estos niños! La experiencia de compartir con ellos es muy linda, me siento muy contento al poder incluir a nuestro amigo de Brasil en esta experiencia. La abuela de estos niños me comenta que ellos siempre recuerdan a los amigos de las bicicletas y tenían la esperanza que este año volvieran a pasar.

Pero el tiempo en cordillera es vital, es por eso que nos y continuamos nuestro viaje, debemos llegar a la laguna, buscar agua limpia y ver el mejor lugar para pasar la noche. Cercano a las 18:30 ya estábamos instalados y disfrutando de una cena reponedora a la orilla de la laguna.

Disfrutamos un amanecer muy tranquilo junto a la laguna, además la oportunidad de poder observar el cielo plagado de estrellas y sin alteraciones de luz, durante la noche.

Continuamos nuestro rumbo de ascenso: ya estábamos en la mitad de la ruta y la altitud era considerable, 3170 msnm, por lo cual nuestro pedaleo debía ser moderado, aprovechando las hora de menor calor y viento.

Este día de pedaleo, solo serían unos 40 km, pero debemos llegar a los 4000 msnm, última noche, antes de hacer cumbre. Conversaba con nuestro de amigo de Brasil que en lo personal y en los diversos viajes que he realizado en cordillera, la altura la respeto enormemente, es un elemento que no avisa cuando afectara y ya cuando realmente sientes los síntomas la única solución es bajar y abortar tu viaje; es por ello que aquel día llegamos a media tarde a los 4000 msnm, tal vez con bastantes horas de luz para seguir pedaleando. Consideraba prudente permanecer y retomar fuerzas para al día siguiente salir muy temprano hacia la cumbre.

Estos son detalles que pueden determinar si sigues o no en tu ruta ¡Amigo cicloviajero, siempre evalúa tus escenarios y condiciones!

Pasión

Mañana de día sábado, 06:00: fue un frio despertar a 4000 msnm pero con la emoción y ganas de continuar el viaje, y lograr volver hacer cumbre a los 4800 msnm. Un rápido desayuno, desarmamos campamento y ya estábamos listos sobre nuestras bicicletas. Iniciamos el pedaleo; una muy fría brisa nos acompañaba y al poco andar aparecen los primeros rayos de sol del día. Lentamente fuimos avanzando en los zig-zag y largas pendientes que la ruta nos tenía preparados; en ciertas ocasiones nos deteníamos en la ruta para observar el inmenso paisaje que quedaba a nuestra espalda. Tú, que ahora lees estas líneas, y has vivido un momento tan lleno de emoción y que no logras explicar a nadie, porque no encuentras palabras, ¡nos entendemos!

A medio día y junto a unos penitentes que son comunes a pocos km de la cumbre, preparamos una avena con miel para lograr las ultimas fuerzas. Teníamos nuestra cumbre a la vista, el frio viento de alta cordillera, nos indicaba que estábamos por llegar. Unos minutos y ya enfrentábamos la última pendiente; mi compañero de Brasil toma la delantera, yo disminuyo un poco mi ritmo y comienzo a evaluar esta tercera etapa de mi proyecto, a mi mente llegan recuerdos, pensamientos, hablo solo y comento al viento mis emociones que  voy sintiendo, tal vez es locura, pero una locura bella de ir concretando cosas que partieron como un sueño. Respiro, me siento lleno de energías, el cansancio pasa  a segundo plano y ya me encuentro en la cima del paso Internacional Agua Negra, 4758 msnm, con mi tercera etapa lograda. Nos damos un fuerte y gran abrazo con mi compañero y amigo de ruta, Eduardo Sartor, que refleja nuestra emoción y tranquilidad por llegar a la cima sin novedad.

Me despido de Eduardo, el continúa su viaje para Argentina y Brasil; yo, mi retorno a la ciudad de Coquimbo. 13:00 aseguro mi equipo y comienzo el gran descenso. Este dia recorro 180 km de bajada, a las 21:30 llego a la localidad de Rivadavia, donde me espera una camioneta para mi regreso a casa. La felicidad de misión cumplida, ¡llena mi alma!